jueves, 27 de octubre de 2011

Derrocamineto de Kadafi permite rebelión sexual en Libia

Agencias Noticiosas

Cuando se trataba de amor en la Libia de Muammar al Gadafi, hombres como elcamionero Ahmed Nori Faqiar no tenian mucha suerte. Su aspecto hubiese sido mucho mejor si sus padres le hubiesen podido costear un dentista. La pobreza lo obligó a vivir infeliz en su casa de la infancia hasta la madurez. El matrimonio, un hogar e hijos propios eran todos sueños distantes que la otrora férrea Libia le habían robado.

“Antes, yo no era ni siquiera capaz de atreverme a mirar a las chicas con la intención de casarme, porque yo sabía que no podía permitirme ese lujo” dice Faqiar ahora.

En estos días, sin embargo, Faqiar lleva el camuflaje desaliñado de los rebeldes de Libia y un pañuelo en la cabeza, al mejor estilo de un pirata. Él lleva un arma, es un veterano de las batallas por Libia “La libertad del régimen de Gadafi” y ahora son las mujeres las que están hablando con él.

Unas noches atrás en el marco de una fiesta de camellos y cuscús que la gente en un suburbio de Trípoli realizó para homenajear a varios miles de jóvenes rebeldes, donde sacrificaron a más de 10 camellos. Faqiar nos contó que “Las chicas de todo el área se te acercan y dicen: ‘¡Gracias! nos haces sentir orgullosas, nos haces felices”.

Desde un pequeño estrado, los oradores alaban a jóvenes combatientes hasta altas horas de la noche. Cientos de mujeres emocionadas mujeres jóvenes y niñas se mezclaban cerca de los rifle que portan los jóvenes, una novedad en este país tan conservador que resulta abrumadora para los asistentes de ambos sexos. “Es como una boda!” Faqiar exclamó, sacudiendo la cabeza con sorpresa.

Las relaciones entre hombres y mujeres de Libia – profundamente distorsionada por la negativa del excéntrico líder libio a proporcionar oportunidades normales para que los jóvenes de Libia se relacionasen – han cambiado “100 por ciento” en los días transcurridos desde que Gadafi cayó, el joven rebelde, dijo. Sus compañeros a su alrededor expresaron su acuerdo.

“Gracias a Dios”, agregó Faqiar.

Un cercano grupo de jóvenes mujeres junto a un grupo de primas y vecinas, agrupadas, con faldas largas y camisas para cubrirse la cabeza – dijo el mismo, y bromearon simpáticamente acerca de escoger un marido de entre los rebeldes al final de la guerra

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