lunes, 10 de octubre de 2011

Familias Griegas pagan el precio de la crisis económica

Tomado de BBC Mundo

Por Nigel Cassidy

Elías Eliadis está tocando su guitarra en el pequeño apartamento que comparte con su esposa Anastasia y su hijo Apostolos.

Dice que es la única cosa que consigue distraerlo de su rutina diaria.

Llega al final de la canción, deja su guitarra, y besa a su esposa, que le sonríe.

Eliadis dice que fue obligado a jubilarse a los 48 años cuando perdió su empleo estatal en la industria de la aviación, trabajando para la desaparecida Olympic Airways.

Él dice que su pensión estaba bien originalmente, pero ahora se ha reducido en dos tercios. Y espera que sus ingresos sigan cayendo.

Su esposa está con discapacidad crónica. El estado proporciona poca ayuda y la mayoría de lo que Eliadis recibe cada mes se va en tratamientos para ella.

Y además tiene que mantener a su hijo adulto Apostolos, que todavía vive en casa. Elías no espera poder volver a trabajar.

"Nunca lo suficiente"

Eleni Stamou está pensando en irse de Grecia

"Los precios están subiendo todos los días", se queja.

"Uno no puede permitirse el lujo de comprar lo que quiera - hay que mirar con cuidado y obtener apenas lo necesario.

"Nunca hay dinero de más. La suma de 1.200 euros (US$1.615) es una broma - simplemente no es suficiente para que todos nosotros podamos vivir..."

A diferencia de otros, Eliadis dice que no escogería negarse a pagar el nuevo impuesto sobre bienes inmuebles- pero la pregunta es académica, porque de todos modos no le alcanza.

"No es justo. Este impuesto es injusto", dice.

"Hay tanta gente en los negocios que no pagan impuestos y no va a pagar este tampoco. Deberían cobrarles los impuestos a ellos.

"Simplemente no tengo el dinero para esto. ¿Cómo puedo pagar?"

La familia está preocupada porque el impuesto a la propiedad será cobrado a través de sus facturas de electricidad. Pero está lejos de estar claro si el gobierno cortará los servicios a los ciudadanos pobres que no puedan pagar.

El traslado al extranjero

En otra parte de Atenas, en un barrio más exclusivo, la recién licenciada médica Eleni Stamou alimenta de yogur griego a su bebé.

Está entrenando para ser radióloga. Pero ella dice que la vida es
dura en su hospital del estado -, dice que equipo vital se daña y no hay dinero para repararlo.

Stamou es el tipo de profesional joven que ahora está considerando abandonar el país si las cosas empeoran.

"Mi salario ha caído en 300 euros al mes, y no nos dan nada más en Navidad, Semana Santa o las vacaciones", dice.

"Tengo que confiar en mi familia para el cuidado de los niños. También me dan comida. Gastamos mucho menos que antes en ropa y entretenimiento.

"Nos gusta estar aquí, pero estamos pensando en irnos a trabajar al extranjero", confiesa.

Un hombre que ha hecho justamente eso es Jason Manolopoulos, que pasa gran parte de su tiempo trabajando como gestor de fondos en Ginebra.

Él es el autor de un libro llamado "La deuda odiosa de Grecia". Manolopoulos dice que nuevas políticas de impuestos del partido gobernante están equivocadas y no suplen la necesidad de mejorar la recaudación de impuestos básicos.

"Ellos piden a la gente que ya está pagando los impuestos, que paguen más", dice. "Están tratando de ordeñar la misma vaca más veces al día".

Muchos temen que ocurra un pánico bancario, forzando al país a salir del euro y a regresar a su vieja moneda, el dracma.

La divisa casi inevitablemente sufriría una caída extrema en su valor frente a otras monedas.

El profesor Yanis Varoufakis, jefe del Departamento de Política Económica en la Universidad de Atenas, dice que la experiencia de Turquía de hace 15 años nos da una lección dura de lo que podría ocurrir si el país fuera a abandonar el euro.

"Los que tienen acceso a monedas fuertes no sufrirían mucho", dice.

"Pero aquellos que solo tengan acceso al dracma se encontrarán en una situación similar a una del Tercer Mundo, con un poder adquisitivo muy bajo."

Así que parece que el costo real del rescate griego está cayendo, no en los bancos, sino en los millones de personas que lo sufren en su vida diaria.

Algunos están protestando en las calles, otros se niegan a pagar los impuestos a la propiedad.

Pero la mayoría simplemente se aferran a la esperanza de que pueden aguantar a que llegue la primavera económica.

Hay más mendigos en las calles, otras 30.000 personas serán despedidas de lo que se creía eran puestos de trabajo de por vida.

Oleada tras oleada de subidas de impuestos y recortes de gastos han hecho la vida una lucha para millones de griegos.

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