domingo, 9 de octubre de 2011

¿Por qué te quejas?

Por Waldemar Serrano-Burgos

Hoy mientras estaba enviando unas cuantas fotos del baúl de los recuerdos a mis hermanos, primos y amistades, me llegó un email.

Allí encontré una comunicación de una amiga en Miami que no sabía de ella hace unos cuantos meses y se tomó la molestia de escribirme para saber ¿cómo estaba? y en ¿dónde estaba?

Inmediatamente le hice un breve resumen de lo que había transcurrido en mi vida en los pasados meses y en donde estaba. En cuestión de unos segundos de haber utilizado el mouse en el medio de mi computadora para enviar la respuesta, recibí una comunicación de ella diciendo…

“Hey Waldemar, estoy muy muy contenta por ti, voy a leer tu blog. Yo, aquí la estoy pasando muy mal, hace unos meses se murió mi hijo ya te puedes imaginar como estoy”

Me quedé en una pieza, perplejo, asombrado, descalabrado, impotente, sin palabras, desfigurado...lo único que me vino a la mente fue que la tenía que llamar ASAP.

Levanté el teléfono y en cuestión de segundos ella contestó, con un tono sencillo y tranquilo, la chispa de la vida, el cable 2-20 que la caracterizaba no estaba ahí, era como si la pasión hubiese cogido unas vacaciones indefinidas.

Las primeras palabras que salieron de mi boca fue “I’m sorry” y después un silencio sepulcral se apoderó de la ondas magnéticas que nos unían por medio de los celulares.

La conversación giró por largos minutos en torno a la descripción detallada del incidente automovilístico que le quitó la vida a su único hijo en tan solo segundos, de camino de su trabajo a la residencia que compartía con ella.

El era su luz, su esperanza, su anhelo, su sueño, en fin, su todo y en cuestión de segundos la vida de ambos había cambiado para siempre y no con un desenlace muy atractivo para el alma.

La explicación minuciosa de lo que ocurrió ese día, me imagino que debe de ser un escape, una forma de desahogo, para este ser humano que en un abrir y cerrar de ojos el amor al mundo se puso “on hold” y se mudó de hogar.

Después de unos minutos hice alardes de mis dones humorísticos y con unos cuantos chistes, chismes de pasillo y la descripción de mis aventuras escuché nuevamente su hermosa sonrisa.

Al terminar la llamada le agradecí que me hubiera contestado y le reiteré mi compromiso inquebrantable de nuestra amistad y que estaba para ella 24/7.

Minutos más tarde mientras estaba tratando de recuperarme de la experiencia tan amarga que había pasado, recibí una llamada de una amiga que vive en Nueva York. Ella trabaja para una de esas empresas Top 500 mejores del mundo.

Ella es el prototipo de una mujer corporativa hecha realidad, dura en sus expresiones, comprometida solo con su carrera, soltera, sin hijos y trabaja más de 60 horas semanales.

Su llamada me tomó por sorpresa, ya que me estaba recuperando de la trágica noticia que me habían dado hace apenas unos minutos. Ella como de costumbre empezó a hablar y a contarme de los problemas con sus jefes e inmediatamente la interrumpí y le conté lo que me había pasado minutos antes.

Al terminar la conversación la cual solo duro exactamente unos tres minutos, me quedé pensando en cómo por alguna extraña razón nos olvidamos de lo valioso que es la vida.

Como desgraciadamente vivimos en un mundo que necesita remuneraciones inmediatas y que el estrés es visto como algo normal. Como nos distraemos con cosas materiales que a la hora de la verdad no importan para nada.

Qué tal si empezamos a recordar y a despertar del sueño eterno en donde nos encontramos, en donde nos rehusamos a ver la simpleza de la vida, a disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos. Qué tal si despertarnos y empezamos a ser agradecidos por todo –poco o mucho- lo que tenemos.

La pérdida de un hijo debe de ser una de las cosas más horribles y difíciles que una madre pueda experimentar.

Es por eso que hoy les exhorto a que no dejen que el sueño eterno de la humanidad atrofie sus sentimientos y despierten del letargo de la costumbre y empiecen a vivir el sabor de la vida.

Waldemar Serrano-Burgos, CEC, ACC es Life Coach Internacional Certificado, que trabaja en los mercados de Estados Unidos, Puerto Rico y República Dominicana. Sígalo en www.Twitter.com/wserranob o visite su página www.waldemarserrano.com

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