domingo, 23 de octubre de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CUANDO INFORMAR AL NIÑO ADOPTADO

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

El marco de una familia adoptiva es mucho mejor para los niños que no cuentan con una familia biológica, que el marco de una institución. No obstante, existen algunas dificultades que superar, tanto por parte de los padres, como de los hijos adoptivos. La principal de ellas quizá sea la forma de conocer y asumir su identidad por parte del hijo. En este sentido las primeras dificultades de los padres son cuándo y cómo decírselo.

Los niños adoptados deben de enterarse de su adopción de boca de sus padres adoptivos. Esto ayuda a que el mensaje de la adopción sea positivo y permite que el niño confíe en sus padres. Si el niño se entera de la adopción, intencional o accidentalmente, de boca de terceras personas, puede sentir ira y desconfianza hacia sus padres y puede ver la adopción como mala o vergonzosa, ya que se mantuvo en secreto.

Hay dos puntos de vista sobre cuándo se le debe de informar a un niño que es adoptado. Muchos expertos creen que se le debe de informar al niño en la más temprana edad posible. Según ellos, este enfoque le da al niño la oportunidad de poder aceptar la idea e integrar el concepto de haber sido "adoptado". Otros expertos creen que el hacerle esta revelación al niño a una edad muy temprana puede confundirlo, ya que éste no puede entender la información. Ellos recomiendan que se espere hasta que el niño sea mayor.

En lo particular, creo que ambos puntos de vista tienen argumentos válidos a favor y en contra, y probablemente en el punto medio esté la mejor solución. Si se le dice demasiado pronto, el niño difícilmente va a comprender la situación en forma clara. Si se tarda en decírselo, el shock y la reacción pueden ser bastante fuertes, pues supone romper de repente todo esquema basado en algo tan importante como su identidad, y que ha ido adquiriendo solidez con el paso de los años. Además, probablemente se entere antes por terceras personas, con el consiguiente sentimiento de desconfianza hacia sus padres. No obstante, me inclino más por la información temprana siempre que el niño pueda entenderla y asimilarla.

Una buena edad puede ser entre seis y siete años, una vez que comprenda de forma básica el proceso de cómo los niños vienen al mundo. Se puede aprovechar esa explicación para comentarle que no todos los padres tienen a sus hijos de esa manera, sino que algunos los tienen por adopción, explicándole con palabras sencillas en qué consiste, y que a ellos se les quiere igual que a los demás. En principio, eso puede ser suficiente; poco a poco, según vaya madurando le surgirán nuevas inquietudes que los padres adoptivos deberán estar abiertos a satisfacer. No obstante, es aconsejable consultar con un especialista, pues se trata de un tema delicado que debe hacerse bien.

Por otra parte siempre cabe la posibilidad de encontrarse con la burla de algún compañero, que difícilmente le evitará sentirse mal, o al menos diferente, dañando su autoestima, y probablemente no va a estar preparado para defenderse. Por ello es mejor recomendarle que no lo comente, pero explicándole claramente por que, no porque sea secreto y malo, al contrario, pero que hay algunos que no saben entender la situación, que no es culpa suya, pero mejor evitar conflictos. Al mismo tiempo, enseñarle argumentos para defender su situación en caso necesario más adelante.

Acerca de la Doctora Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamin Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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