sábado, 15 de octubre de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: MODELO EDUCATIVO DE LOS HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Sería un error hablar en general de un modelo educativo ideal; en primer lugar porque el modelo educativo depende, entre otras cosas, de dos variables inevitables: la cultural, y la propia personalidad de cada hijo.

La primera de ellas podría permitir un modelo para cada cultura o subcultura, pero la segunda variable hace que sea imposible generalizarlo. Incluso dentro de la propia familia sería un error aplicar exactamente el mismo modelo a todos los hijos, que es lo que muchos padres hacen, entendiendo que, de este modo, están siendo justos y equitativos.

Algunos criterios que son válidos y funcionan con un hijo, pueden no serlo con otro. Cada hijo necesita su propio modelo personalizado, y ello requiere un profundo conocimiento de cada uno de ellos.

No obstante, sí existen unos criterios generales fundamentales con los cuales hay una probabilidad alta de una formación integral bastante completa.

El que esa probabilidad disminuya o se convierta casi en una garantía dependerá luego del acierto en el modelo educativo específico aplicado a cada hijo, al cual se aludía anteriormente. Un modelo educativo adecuado requiere de algunas condiciones generales:

Estabilidad, claridad y unidad de la estructura familiar. Favorece la estabilidad psicoemocional del individuo, y la fijación de los valores. Favorece la formación humana en general.

Conciencia clara y permanente de cuál es el objetivo: Una formación integral. Si no hay esta conciencia difícilmente se pondrán los medios necesarios para conseguir el objetivo.

Principios claros y firmes que guíen a la familia: la lealtad, el respeto, el diálogo, el consenso, el esfuerzo, la superación, el afecto, la sanidad, la intimidad, etc.

Algunos criterios generales para un modelo educativo adecuado son:

Límites. Los hijos necesitan límites, referencias; saber qué no se puede, y qué se puede, y hasta dónde. Los límites deben establecerse en la frontera entre el derecho individual y lo que es perjudicial para los demás, o para sí mismo. Deben ser límites generales. Puede haber algunos específicos, pero no muchos. En todo caso deben ser claros y firmes.

Protección, pero sin sobreprotección. Si no aprenden a solventar sus propias necesidades y dificultades, difícilmente lo harán en el futuro; no podrán ser verdaderamente independientes.

Evitar cualquier tipo de maltrato, físico o verbal. Sin embargo, en algunas ocasiones, depende de cada hijo, puede ser pertinente alguna acción física o verbal “no cordial”, siempre que sea esporádica, oportuna, tenga una clara justificación, y no sea dura ni humillante.

Respeto y fomento de su individualidad. Dar ejemplo, o ser modelo no significa que los hijos deban ser como los padres. Apoyar sus iniciativas de todo tipo para detectar sus talentos y fomentarlos y para detectar sus debilidades y ayudar a superar o sobrellevar las inevitables, y evitar las evitables.

Autoestima, pero no falsa autoestima. En el marco de las condiciones y criterios anteriores el niño debe tener alta autoestima en forma natural, real y cierta. Fortalecer la autoestima es construir ese marco lo más completo posible. El falsear la realidad para apoyar la autoestima significa construir una autoestima falsa que antes o después se derrumbará.

Firmeza, tolerancia y flexibilidad. Firmeza es la seguridad y coherencia con que se establecen y aplican los criterios; tolerancia es la capacidad para admitir infracciones sin que ello dé a entender que los criterios han cambiado. Flexibilidad es la capacidad para retroalimentar y modificar los criterios según las circunstancias y los resultados. Conjugar simultáneamente los tres conceptos no es tan sencillo, pero es parte de la clave del éxito del modelo educativo.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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