En vísperas de una crucial cumbre europea, los países de la zona euro esperan medidas valientes de Roma para reducir el colosal déficit italiano. Pero este martes 25 de octubre de 2011 Berlusconi sigue sin convencer a su aliado, la Liga Norte, de alargar la edad de jubilación. No se descarta la caída del Gobierno
El jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, se halla entre la espada y la pared. Por un lado, prometió a sus socios europeos alargar la edad de jubilación para reducir la deuda colosal del país, que asciende a 1,9 billones de euros (120% del PIB). Pero a escasas horas de una cumbre europea crucial, Berlusconi no ha logrado obtener el apoyo de su aliado, la Liga Norte, y así dar una respuesta convincente a Bruselas.
Las negociaciones proseguían este martes en la residencia romana de Il Cavaliere para definir las reformas que debería presentar el miércoles en Bruselas. La posibilidad de una caída del gobierno no se descarta. En 1994, la Liga no dudó en hacer caer al primer Gobierno de Berlusconi. "Creo que esa hipótesis existe", respondió el ministro de Infraestructuras y Transportes, Altero Matteoli, interrogado sobre la posibilidad de que caiga el Gobierno, aunque aseguró que éste sigue negociando y hay "margen de maniobra".
Para no contrariar a sus bases, que cuestionan la alianza con el Il Cavaliere, Umberto Bossi, jefe de la Liga Norte, opone su veto a un aumento de la edad de jubilación de 65 a 67 años. Este sistema, que permite actualmente jubilarse a los 60 años con la condición de haber cotizado 36 años, beneficia en efecto a los trabajadores del norte industrializado, feudo electoral del partido.
Para la Liga, las jubilaciones ya han dado de sí lo que podían dar. El sistema italiano ha sido reformado en profundidad estos últimos años con el aumento progresivo de la edad de jubilación de las mujeres de 60 a 65 años para equipararla a la de los hombres y el aumento progresivo, a partir de 2013, de la edad de jubilación en función del aumento de la esperanza de vida.
Pese a la adopción este verano de medidas de austeridad draconianas para equilibrar el presupuesto a partir del 2013, Italia no consigue tranquilizar a los mercados que desconfían que el gobierno logre el objetivo de reducir el déficit debido a las sombrías perspectivas de crecimiento.
Además del sistema de pensiones, Europa exige reformas estructurales del mercado de trabajo y del marco legislativo de las empresas para fomentar el crecimiento y evitar que Italia se convierta en la próxima víctima de la crisis de la deuda, lo que pondría en peligro al conjunto de la Eurozona.
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