Tomado de The Wall Street Journal
Manuel Betancur, dueño de una panadería en Charlotte, Carolina del Norte, dice que está 'muy confundido' de cara a las elecciones, aunque se inclina por Obama.
La carrera por el crucial voto de los
hispanos en EE.UU.
Por Neil King Jr.
CHARLOTTE, EE.UU.—Con negocios con
nombres llamativos como Las Delicias y El Rey del Pollo, la Avenida Central de
Charlotte debería ser un terreno fértil para los republicanos que buscan
maneras de penetrar en la creciente comunidad latina del estado de Carolina del
Norte.
En su lugar, pone de manifiesto tanto
la magnitud del desafío para el Partido Republicano con los hispanos como las
oportunidades que le esperan si es capaz de reformular su mensaje.
En Las Delicias, una
panadería con un embriagador aroma a empanadas, su propietario de 36 años,
Manuel Betancur, culpa al presidente Barack Obama por la debilidad de la economía
y el escaso progreso en las reformas inmigratorias prometidas.
Unas cuantas cuadras al este, Luis
Sepúlveda, el dueño de 70 años del restaurante El Rey del Pollo, se frota las
manos en el delantal y describe lo que le gusta del Partido Republicano: "Tienen
un mayor respeto por la vida, la familia. Son mejores manejando la
economía".
Pero ninguno de ellos planea votar
por el rival de Obama, Mitt Romney, en las próximas elecciones presidenciales
de Estados Unidos, que se celebrarán en noviembre. Citando la postura del
partido respecto a la inmigración, ambos tienen dudas sobre los republicanos y
lo que Sepúlveda llama "su hostilidad hacia los hispanos".
En toda la ciudad, en entrevistas con
más de dos decenas de votantes hispanos, líderes políticos y empresarios, surge
la misma ambivalencia. Pocos mantienen lazos inquebrantables con el Partido
Demócrata, pero aún menos parecen estar dispuestos a apoyar a los republicanos,
que todavía son vistos como hostiles hacia los intereses latinos.
El amplio apoyo de los hispanos ayudó
a Obama a lograr una ajustada victoria en Carolina del Norte en 2008 y sus
votos serán cruciales este año. La mayoría de las encuestas muestra una carrera
muy reñida, con ventaja de Romney.
A nivel nacional, los republicanos
han tenido éxito en impulsar candidatos hispanos a altos cargos políticos. De
los cinco senadores y gobernadores hispanos en el país, cuatro son
republicanos.
Dos de ellos, el
senador por Florida Marco Rubio y la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez,
dieron discursos durante la convención republicana, en los que destacaron sus
orígenes humildes. Una encuesta de impreMedia/Latino Decisions mostró un alza
de 26% a 30% en los latinos que tenían intención de votar por Romney tras la
convención.
Aun así, algunos temen que las
estrictas posturas de muchos republicanos ante los temas inmigratorios estén
pasando factura a las ambiciones nacionales del partido. "Creo que Mitt
Romney ganará en noviembre, incluso con un limitado respaldo de los hispanos",
opina Al Cárdenas, oriundo de Cuba y ex presidente del Partido Republicano de
Florida que ahora dirige la influyente Unión Conservadora Estadounidense.
"Pero este podría ser el último viaje de los republicanos a la Casa Blanca
a menos que amplíen su atractivo entre los votantes hispanos".
En 2008, los hispanos ayudaron a
Obama a ganar en Colorado, Virginia, Florida y Carolina del Norte, y se espera
que en noviembre jueguen un papel decisivo en al menos seis disputados estados.
Se trata de una influencia política
que sólo se volverá más evidente. Se calcula que la población hispana del país,
ahora de más de 50 millones, podría alcanzar los 80 millones para 2030, o cerca
de 22% de la población, frente al 16% actual. Los electores hispanos podrían
pronto inclinar la balanza en varios estados sureños, especialmente Texas y
Georgia.
Muchos republicanos creen que
finalmente lograrán conquistar a más hispanos. Citan la vieja máxima del ex
presidente Ronald Reagan de que los hispanos son republicanos de corazón, pero
que simplemente aún no lo sabían.
Los hispanos tienen tasas de
matrimonio y asistencia a la iglesia más altas que la mayoría de los
estadounidenses. Tienden a pronunciarse contra el aborto y muchos son
emprendedores.
A diferencia de otras minorías
étnicas —los afroamericanos y los judíos, por ejemplo—, no tienen una historia
o tradición que los ligue al Partido Demócrata. En la mayoría de las encuestas,
en torno a 40% de los latinos se describen como políticamente conservadores.
Aún así, cuando se trata de votar, son más demócratas ahora que cuando Reagan
predijo que finalmente encontrarían su lugar en el Partido Republicano. George
W. Bush conquistó aproximadamente 40% del voto hispano en 2004, frente al 34%
que recibió Reagan en 1984. John McCain en 2008 consiguió menos de un tercio.
El respaldo a Romney ha sido de 30% o menos en la mayoría de sondeos.
Los republicanos han perdido el apoyo
incluso del movimiento evangélico hispano, casi enteramente por sus diferencias
en temas de inmigración. "Para los republicanos, el puente hacia la tierra
prometida de los hispanos es el votante latino religioso, y ese puente ahora
está roto", afirma Samuel Rodríguez, un destacado pastor de Sacramento,
California, que dirige la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano.
Carolina del Norte y su ciudad más
grande son emblemáticos del desafío que afrontan los republicanos a nivel
nacional. Atraída primero por trabajos agrícolas y luego por el auge de la
construcción en el estado, la población hispana se disparó en los últimos 20
años, conforme llegaban a la región inmigrantes de América Latina.
En el condado de Mecklenburg, al que
pertenece la ciudad de Charlotte, la población pasó de unos 6.000 habitantes en
1990 a más de 111.000 personas hoy en día. Actualmente, en torno a 830.000
hispanos viven en el estado, más del doble que en 2000. Entre aquellos que
pueden votar —cerca de una quinta parte de los latinos— los demócratas
registrados superan a los republicanos en una relación de más de dos a uno.
Dan Ramírez, de origen colombiano y
un ex comisionado del condado, sigue siendo el único hispano en haber sido
electo a un cargo público en Mecklenburg. Desde finales de los 90, ha tratado
de ampliar el alcance de los republicanos entre los hispanos. "Se lo digo
todo el tiempo a mis compañeros republicanos: 'Necesitamos ser más tolerantes.
Tenemos que dejar claro que no todos los hispanos son ilegales. Debemos dejar
de ahuyentar a la gente'", explica Ramírez.
Rafael Prieto, un columnista que
escribe para el diario local en español Qué Pasa Mi Gente, dice que el estado
solía estar abierto a nuevas llegadas. "Era como si hubiera un gran cartel
en la frontera que dijera 'Bienvenidos'", recuerda. Los trabajos en
construcción abundaban, los residentes no estadounidenses podían sacar una
licencia de conducir y la policía de Charlotte creó una división de relaciones
internacionales.
Pero todo eso ha cambiado. Los
ataques del 11 de septiembre desembocaron en una ofensiva contra los
inmigrantes. Las normas para los permisos de conducir se volvieron más
estrictas y el condado de Mecklenburg se convirtió en uno de los más duros del
país a la hora de deportar a indocumentados.
Las consecuencias golpearon a ambos
partidos, pero con más fuerza a los republicanos. Para 2008, el ambiente en el
estado había cambiado. La inmigración se convirtió en un tema recurrente de
enfrentamiento entre los políticos.
En Las Delicias, Betancur y su
esposa, Zhenia Martínez, siguen preocupados por el futuro del estado. La mano
dura contra los inmigrantes y la recesión de 2008 perjudicaron el negocio
familiar, por lo que tuvieron que cerrar tres panaderías. Desde entonces, han
abierto dos negocios: una peluquería y un servicio de transporte para gente
demasiado ebria para manejar.
Betancur, de Colombia y que en noviembre
votará por primera vez, ha oído el mensaje de Romney de que es el candidato
idóneo para emprendedores como él. Pero no está convencido. "Soy un tipo
de clase media", explica. "Para mí, Romney es un hombre rico que
quiere ayudar a los ricos". Betancur reconoce estar "muy
confundido" de cara a las próximas elecciones. Dice que se inclina por
Obama, aunque no lo entusiasme demasiado.
Un vocero de Romney,
Alberto Martínez, asegura que la campaña ha estado "trabajando para ir
enérgicamente por cada voto hispano y es un esfuerzo que sólo se intensificará
a medida que se acerque el día de la elección".
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