Por Waldemar Serrano Burgos
Parecería que es un virus que se está propagando
en los pasados años y que en muy poco tiempo el CDC de los Estados Unidos lo
considerará una epidemia.
Este virus tiene unas características muy
peculiares, la más notable podría decirse que es que las personas se olvidan de
que viven en una comunidad la cual la componen muchas más personas.
Otra de esas características se podría decir que
es la ausencia en su vocabulario de las palabras de empatía, solidaridad,
aceptación y por su puesto inclusión.
El señalar todo lo malo o todo lo que no está
haciéndose bien es la norma, el verbalizar la solución perfecta a los problemas
de los demás, es la orden del día, ya que los de ellos no solo tienen la
solución perfecta, aunque ellos no se lo apliquen.
El ocuparse es la excusa, de no ocuparse de lo
suyo y el dar condicionado es lo que ellos entienden que es su contribución
para seguir envenenando y propagando el virus.
De hecho hemos observado como se va propagando
entre generación y como en cada una de esas nuevas generaciones están inmunes
al sentido común, en donde no se cuestiona nada, simplemente repiten como el
papagayo, con la excusa de que fue lo que me enseñaron.
Pero nos preguntamos ¿En donde se perdió la
razón? ¿En qué esquina se extravió la lógica y el sentido común? ¿Cuándo fue
que la cortesía se convirtió en algo inusual y la indiferencia se convirtió en
la norma?.
Dice un proverbio africano que “se necesita a
una aldea para criar un niño” y de hecho nosotros somos evidencia fehaciente de
que eso es una realidad y muy profética.
Este escrito ha sido inspirado por la cantidad
de personas adultas con niños que irresponsablemente no asumen su gran
responsabilidad de ser padre, de ser ese ejemplo a emular “cuando sea grande”.
Contrario a ese rol que sería el escenario
ideal, estas personas simplemente viven en automático, dejando que cada día
pase como uno más, sin sentido alguno, como si vivieran en otra galaxia.
En el otro lado del espectro de nuestra realidad
es esta dimensión, encontramos la presencia de seres de luz, que vienen a
elevar nuestra conciencia, a ser maestros innatos, propulsores de cambios y de
innovaciones y sobre todo embajadores del amor.
Su mente y alma están tan abiertas como una
esponja viviente, como le llamamos, y están constantemente en crecimiento y
expansión, mucho más de lo que creemos.
Es por eso que la responsabilidad diaria de los
adultos comienza en las enseñanzas del diario vivir, en donde se transfieren las
tradiciones, cuentos, modales y enseñanzas que recordamos con un cariño
especial, que los inspira a emularlos.
Que esas personas que nos rodean hoy mismo, es
lo que consciente o inconscientemente he atraído en mi vida para aprender una
lección de vida.
De hecho cada uno de ellos tiene una palabra, un
gesto o una situación en donde involucrará alguna parte de nuestra alma, físico
o espíritu que nos transformará, que no seremos los mismos, que nos moverá de
un estado de conciencia a otro.
Detengámonos y dejemos de ser cómplices silente
ante la gran responsabilidad que tenemos todos nosotros como sociedad de
nuestras queridas esponjas, dejemos el asumir, criticar y el de señalar a los
demás.
Los sentimientos de lastima, fracaso, rechazo y
hasta de juzgar, son una ilusión de aquel que desea reprimir su humanidad.
Es mas fácil ser ese que mira hacia al lado y
prefiere ver la paja ajena, que ver lo que nos une y lo que nos acerca, ya que
somos espejos de cada uno de nosotros.
Retomemos nuestro deber, nuestra responsabilidad
de ser esos ejemplos a emular, seamos valientes y vivíamos nuestras vidas
acorde con nuestros valores individuales y ayudando a elevar los colectivos.
Luchemos diariamente en no ser ejemplos en el
ejercicio de pretender, seamos genuinos seres humanos, con sentimientos,
emociones, palabras de apoyo y de amor.
No solo ellos se lo merecen, sino que el simple
acto de ver una sonrisa en sus labios, nos mueve el alma, nos acaricia el
corazón y sobre toda las cosas, aportamos a que hoy sea un mejor mañana.
Síguenos en Twitter @wserranob
Waldemar Serrano-Burgos, CEC
Certified
Executive-Business Coach
Dragonfly Coaching Group | 305.335.4044
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