sábado, 22 de septiembre de 2012

SALUD MENTAL, LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: FAMILIA DISFUNCIONAL


Por Margarita Mendoza Burgos


       Como comentaba en el anterior espacio, familia es algo más que un simple grupo humano compuesto, fundamentalmente, por padres e hijos, y por otras personas con vínculo sanguíneo, entendida en su sentido amplio. Familia es, o debe ser, un proyecto de vida común, creado idealmente por dos personas, que funciona como un sistema; y como tal debe tener una justificación, responder a una necesidad o deseo  racional, tener unos criterios o lineamientos de funcionamiento, unos objetivos claros, una adecuada interrelación entre sus componentes, y una autoevaluación y retroalimentación.


       Cuando la familia no funciona bien como sistema, bien sea porque carece de alguno de los elementos mencionados anteriormente, o porque alguno de ellos no funciona adecuadamente, se dice que la familia es disfuncional. Siendo rigurosos, es prácticamente imposible encontrar la familia perfecta que no tenga algún elemento disfuncional, y no significa ello que la familia no funcione, pero es evidente que cuanto más elementos disfuncionales tiene una familia, menos posibilidad tiene de alcanzar sus objetivos, que son su razón de ser. Cuantas más familias altamente disfuncionales haya en una sociedad, más posibilidad existe de que ésta degenere y se autodestruya, y menos posibilidad tiene de trascender y perdurar como tal.

       Al analizar el funcionamiento familiar como sistema se señalaba que debe haber criterios, políticas y normas claras, y, en general, deben cumplirse. Hay algunos criterios fundamentales, en base a los cuales la cabeza de familia establece las políticas y las normas de funcionamiento. Algunos criterios fundamentales son: la lealtad, el consenso, el trabajo, la superación, la educación, la sanidad, etc.

a)   Lealtad. No se refiere únicamente a la fidelidad sexual de la pareja, sino a que cualquier acción de cualquiera de los miembros debe favorecer los intereses de la familia antes que los de cualquier otra persona o institución. Lo contrario es disfuncional.

b)   El consenso. Aunque la responsabilidad en el rumbo de la familia recae en los padres, las decisiones familiares deben tomar en cuenta la preferencias e intereses de todos sus miembros, buscando la mayor equidad posible. Las decisiones dictatoriales o unilaterales son disfuncionales.

c)    El trabajo. Se refiere tanto a la actividad que directa o indirectamente contribuya al sostenimiento material y espiritual de la familia, o al sostenimiento funcional del hogar, o a la superación de sus miembros, o a la proyección social. En este sentido, el ocio, en su justa medida, debe entenderse como un complemento sano y necesario al trabajo. La ausencia de actividad y el exceso de ocio son disfuncionales.

d)   La superación. La consecución de felicidad tiene estrecha relación con el deseo e intento de superación, pues es el esfuerzo por conseguir metas, aunque sea proyectadas en los hijos, lo que la provoca. La familia estática, sin interés en ninguna forma de superación, es disfuncional.

e)    La educación. Con este concepto nos referimos no tanto a la educación académica como a la educación de valores. La educación es el principal mecanismo transmisor de los valores que se intercambian a nivel intrafamiliar, y entre familia y sociedad. Modelos educativos adecuados y bien aplicados harán que esa transmisión de valores sea adecuada. Fallos en los modelos educativos, o modelos educativos inadecuados, tanto a nivel familiar, como a nivel social, provocarán una inadecuada transmisión de valores y conductas inadecuadas, y, por tanto, son disfuncionales, repercuten negativamente en la familia, y, en definitiva, en la sociedad.


f)      La sanidad. Es necesaria la salud física y mental que permita el bienestar y la aplicación de los criterios. Cualquier acción que desfavorezca, perjudique o arriesgue la salud propia, o de cualquier miembro de la familia es disfuncional. Entiéndase desde la falta de higiene, el sedentarismo excesivo, o el estrés excesivo, hasta el consumo de tabaco, el alcoholismo, la drogadicción, y las conductas temerarias al timón de un vehículo, por ejemplo.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 



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