Agencias
Noticiosas
La procesión funeraria de ayer por una de las víctimas, tras las protestas del viernes en Yemen
Al-Qaeda
exhortó a los musulmanes a matar a diplomáticos de EE.UU.
La
organización celebró la muerte del embajador en Libia y dijo que fue en
venganza por el ataque contra uno de sus líderes; EE.UU. se prepara para
protestas de larga duración
EL
CAIRO.- Las calles retomaron cierta calma en la
veintena de países musulmanes donde anteayer estalló la furia contra
instalaciones occidentales, pero la tensión siguió ayer en el aire con el
llamado de la red Al-Qaeda a todos los musulmanes a que redoblen los ataques
contra las sedes diplomáticas y a matar embajadores.
"Hagamos de la expulsión de las
embajadas y de los consulados una etapa de la liberación de las tierras árabes
de la hegemonía y de la arrogancia estadounidense", dijo en un comunicado
Al-Qaeda, en la Península Arábiga (AQPA), como se denomina la organización en
Yemen.
Al-Qaeda afirmó que el asalto del martes contra el consulado de Estados Unidos
en Benghazi, donde fue asesinado el embajador Chris Stevens, se debió tanto al
video que satiriza a Mahoma como a la muerte del número dos de la red integrista,
Abu Yahya al-Libi, abatido en junio pasado durante una incursión aérea en
Paquistán.
"El asesinato de Al-Libi sólo aumentó
el entusiasmo y determinación del pueblo libio de vengarse de quienes se mofan
de nuestra religión y nuestro mensajero, de modo que irrumpieron en el
consulado estadounidense y mataron a su embajador, y por eso son recompensados
por Dios, en nombre del islam, con la mejor recompensa", señaló la red
integrista en la proclama, reproducida por el centro estadounidense de vigilancia
de sitios islamistas SITE.
"Quien se encuentre con embajadores o
enviados estadounidenses debe seguir el ejemplo de los descendientes de [líder
independentista] Omar al-Mokhtar en Libia, que mataron al embajador
estadounidense", arengó.
Los islamistas somalíes y los talibanes de
Paquistán aprovecharon las aguas revueltas por el video titulado La
inocencia de los musulmanes -una brutal parodia de Mahoma rodada en Estados
Unidos que desencadenó la ola de furia en la región- llamando también ellos a
lanzarse contra los intereses estadounidenses que estén a tiro de piedra de los
fieles más radicales.
Los talibanes no se hicieron esperar y
atacaron anteanoche la base militar en la que está desplegado el príncipe
Harry, concretando con éxito una declarada "represalia" por el video,
en un operativo que si bien no alcanzó al miembro de la realeza, se saldó con
la muerte de dos soldados norteamericanos.
Ante los ataques en contra de sus
intereses, Estados Unidos decidió aumentar la presencia de sus fuerzas en la
región. El secretario de Defensa, Leon Panetta, dijo ayer que su país debía
"estar preparado en la hipótesis de que estas manifestaciones" se
conviertan en incontrolables y de larga duración.
Panetta ya había anunciado el envío de
unidades de marines a Libia y Yemen, además del despliegue de dos destructores
frente a las costas del norte de África. Y aunque no se dieron más detalles, la
revista Foreign Policy dijo que el Pentágono estudia movilizar un tercer
pelotón de 50 marines para proteger la embajada en Sudán. El Departamento de
Estado, por su parte, ordenó la evacuación de las familias de los diplomáticos
de Sudán y de Túnez.
Pese al llamado a las armas de Al-Qaeda,
ayer no se registraron incidentes en las capitales árabes. En El Cairo los
manifestantes fueron evacuados de la plaza Tahrir, cerca de la embajada de
Estados Unidos, luego de cuatro días de protestas. Más de 140 personas fueron
detenidas, y la justicia abrió una investigación para determinar las
circunstancias de la muerte de dos personas.
Lejos de Medio Oriente, cientos de
personas marcharon de forma pacífica en Indonesia, el país musulmán más poblado
del mundo. Y también hubo protestas en Australia, aunque más agitadas. La
policía chocó con una turba de 200 manifestantes frente al consulado de Estados
Unidos en Sydney, quienes arrojaban botellas y otros objetos al grito de
"¡Obama, Obama, amamos a Osama!".
Las reacciones desencadenas por la
película sobre Mahoma, que habría sido producida por un egipcio de confesión
cristiana residente en California, y que fue filmada por un director de
películas pornográficas, recuerdan la ira que provocó la publicación de
caricaturas del profeta, en 2006, en un diario danés. También traen a la
memoria la furia por la quema de ejemplares del Corán a manos de un pastor
fundamentalista evangélico en Florida.
La más alta autoridad del islam sunnita en
Egipto, el jeque Ahmed al-Tayeb, llamó a los egipcios a la calma y pidió a la
ONU, Ban Ki-moon, que se apruebe "una resolución internacional" que
prohíba los agravios al islam.
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