Una joven, que había acudido a consulta odontológica
con su hijo de dos años porque éste presentaba ya un acusado deterioro de sus
recién estrenados dientes, había sido advertida por el profesional de que debía
dejar ya de darle pacha (biberón).
Tiempo después, antes de la siguiente cita, la joven,
que había hecho caso omiso de la recomendación, comentaba inquieta con su madre
que el doctor notaría que al niño se le seguía dando pacha, a lo que la madre
sugirió que le lavara bien los dientes para que el médico no se diera cuenta.
Pero no sólo sucede con el odontólogo.
Otros profesionales de la medicina se enfrentan a veces con situaciones
similares respecto a los hábitos de vida de sus pacientes.
Es
común acudir a los especialistas de la medicina pensando que éstos tienen una
varita mágica con la que van a solucionar nuestros problemas, como por arte de
magia. En forma particular, y lo conozco bien, sucede en especialidades como la
salud mental, en la que la ausencia de rastros físicos da pie a muchos
pacientes a tratar de ocultar o deformar “a su favor” la información que el profesional les solicita,
de modo que las recomendaciones de éste no vayan a afectar a su estructura
conductual ya fraguada.
Algunas personas acuden exponiendo
problemáticas dentro de un contexto que, aparentemente, las justifica
completamente, y al citar a personas de ese contexto para ampliar la
información, o al tratar de ampliar la información directamente con el paciente
surgen contradicciones, discrepancias y datos que ponen en evidencia la
subjetividad y parcialidad de la información inicial.
A
veces pareciera que la intención de algunas personas que solicitan el servicio
del profesional de salud mental es algo así como “contratar” al especialista
para que le otorgue la razón eln algún conflicto interno familiar, y así,
aparentemente, lavar su conciencia. A veces algunas personas llegan a sentirse
ofendidas al sugerírseles que en algún modo su propia actitud pueda ser
generadora de una problemática.
Volviendo a generalizar, en la mayoría de
casos existen unas circunstancias, unos hábitos, unas actitudes, que son las
que generan el problema de salud, o que lo agravan.
Los
profesionales de la salud no son jueces que nos vayan a condenar por hábitos o
conductas equivocadas; al contrario, su trabajo es precisamente detectar esas
causas y recomendar acciones que nos ayuden a solucionar nuestros problemas.
Si buscamos ayuda en un profesional, es
absurdo y contradictorio tratar de engañarle, de ocultarle información, o de
boicotear su trabajo en cualquier forma. Lo de menos es que por su preparación
puede detectar información oculta o engañosa; lo peor del caso es que no es a
él a quien estamos engañando, sino a nosotros mismos, puesto que con ello
estamos reconociendo ante nuestra conciencia, implícitamente, que en dicha
información está parte del problema, y, además, estamos pagando un servicio
para seguir con los mismos problemas que supuestamente queremos solucionar.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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