sábado, 29 de septiembre de 2012

SALUD MENTAL, LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL DAÑO DE LA EMIGRACION





Recibí una consulta que quiero comentar, porque se trata de una situación cada vez más común, uno de los síntomas del daño que está haciendo la emigración.

Se trata de una mujer con una hija de 14 años; una niña que desde que empezó a estudiar ha dado problemas, se calma por unas semanas y vuelve de nuevo a portarse mal. La madre trabaja en Estados Unidos y ella está en El Salvador con el papá. A veces que hablan por teléfono, la niña se pone a llorar y dice que lo hace para que la mamá se regrese. Eso a la madre le parte el alma. Cuando la madre está con ella en El Salvador, la niña es aún más manipuladora; por ejemplo, hace que la madre vaya a dormirla por la noche, aunque cuando la madre está lejos, ella puede dormir tranquilamente sola.

       Parece evidente que la hija trata de llamar la atención con su conducta para que su madre esté cerca de ella; cuando la madre está lejos, para convencerla de que regrese, y cuando está con ella, para convencerla de que es necesario que se quede y no la vuelva a dejar. Creo que la madre ya empieza a darse cuenta de lo necesaria que es su presencia para su hija.

       ¿Será capricho de ella? Definitivamente no. Para cualquier niño o adolescente la necesidad de tener a sus padres al lado, es absolutamente real. Somos los padres los que sabemos que hay que hacer sacrificios, a veces muy grandes, para sostener económicamente el hogar, pero ellos normalmente no llegan a comprender la necesidad de esos sacrificios, o, en cualquier caso, no lo suficiente como para entender que valga la pena.

       Aún así, hay ciertos sacrificios, como el de la emigración, de cuya dimensión y trascendencia ni siquiera los padres suelen ser verdaderamente conscientes en un principio, y muchos empiezan a serlo cuando, con el tiempo, se dan cuenta de que el desarrollo de sus hijos que se quedaron en el país ha ido por un camino diferente al que esperaban, y terminan planteándose dudas sobre si valió la pena.
 
       Hijos que empiezan a mostrar conductas inadecuadas tratando, a su manera, de llamar la atención sobre algo fundamental que les falta; hijos que adquirieron otros valores diferentes a los que nosotros deseábamos; hijos a quienes los familiares que quedaron a cargo de ellos no pudieron orientar de forma adecuada por diferentes razones, pero una fundamental: no son sus padres; hijos, algunos de ellos, que se integraron en pandillas callejeras; hijos para quienes muchas veces los padres terminan siendo simplemente esas personas que viven lejos y gracias a las cuales tienen la play-station, el i-pod, y los zapatos de marca, y que de algún modo tienen la sensación de que disfrutar de esas cosas es un don al que tienen derecho sin que ello implique un esfuerzo, porque nunca vieron ese esfuerzo de cerca ni nadie les hizo conciencia de ello.

       Pero el problema familiar no acaba ahí. Muchos de los emigrantes terminan construyendo otras familias en Estados unidos y olvidándose de la que dejaron aquí; y lo hacen de la misma manera en que se construyen aquí muchas familias, es decir, de cualquier manera y a medias. Actualmente, más de un tercio de niños latinos que nacen en Estados Unidos lo hacen fuera de un contexto familiar.

       Estos son los primeros síntomas del daño que está provocando la migración, y que alcanzaremos a ver en toda su dimensión en las próximas décadas. Lo que permite la supervivencia del país en el aspecto económico, le está haciendo un gran daño social y familiar. El barco que se mantiene a flote de proa se está hundiendo de popa. Quisiera conocer la fórmula de equilibrio para que esto no fuera así, pero de momento solo puedo dar la voz de alarma para que quien corresponda se haga eco de ella.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 



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