martes, 15 de febrero de 2011

Cuba o lo que queda de ella convertido en parque temático

Tomado del Blog El Fogonero

Por Camilo Venegas

Muchos amigos o recién conocidos me han dicho lo mismo: “Quiero conocer Cuba antes de que se muera Fidel, porque después no será lo mismo”. La segunda parte de la oración a veces varía, la primera casi nunca. En esencia todos comparten una misma tentación, andar La Habana como si disfrutaran de un parque temático.

Hace poco, una periodista española me hizo varias interrogantes. Una de ellas me agarró desprevenido: “¿Es cierto todo lo que se cuenta de los cubanos?”. Como la pregunta era tan abierta, decidí cerrarla lo más que pude en el menor tiempo posible. Al final descubrí que su inquietud era muy parecida a la de los otros. A ella también le resultaba increíble todo lo que había escuchado sobre nuestra capacidad de aguante.

Enumerándolas con sus dedos, me hizo una lista de las cosas que hacían de Cuba un país irreal, fantasmagórico: Una ciudad que sus propios urbanistas han declarado en “estática milagrosa” (ni ellos mismos se explican cómo sigue en pie). Un país tropical que es incapaz de producir los alimentos básicos para su gente. Una industria que se mantiene funcionando con las fábricas cerradas. Una clase política que solo habla del futuro, que es lo que menos pueden ofrecer...

La mayoría de los amigos o recién conocidos me hablan de Fidel con desprecio y admiten que no podrían vivir en Cuba; pero en el fondo sienten una morbosa atracción por conocer esas ruinas que una vez, hace ya medio siglo, fueron una revolución flamante y seductora. Ya no lo hacen por convicción, es más bien puro entretenimiento.

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