miércoles, 16 de febrero de 2011

Cambio de Expectativas: Economía EEUU genera optimismo entre los expertos

Tomado de The Wall Street Journal

En una encuesta, los economistas elevan sus proyecciones de expansión; entre los retos pendientes destaca el desempleo

Por Phil Izzo y Justin Lahart

Una economía estadounidense con renovados bríos se dispone a registrar este año su mayor expansión desde 2003 gracias, en parte, a la aceleración del gasto de los consumidores y las empresas.

Una nueva encuesta de The Wall Street Journal revela que muchos economistas han revisado al alza sus proyecciones de crecimiento tras la divulgación de datos que apuntan a un mayor gasto. "Estamos en un lugar muy distinto que el año pasado", señala Jan Hatzius, de Goldman Sachs, que el año pasado se destacó como uno de los economistas más pesimistas de Wall Street pero que hoy es uno de los más optimistas en cuanto al crecimiento estadounidense.

Los 51 expertos encuestados (no todos respondieron a todo el cuestionario) prevén una expansión de 3,5% del Producto Interno Bruto PIB en el cuarto trimestre de 2011 respecto al mismo período de 2010, un alza frente al crecimiento de 3,3% que calculaban hace apenas un mes. Se trata del mayor aumento desde 2003. Los economistas proyectan una expansión anualizada de 3,6% en el primer trimestre, una aceleración respecto del 3,2% de los últimos tres meses del año pasado.

La economía estadounidense, en todo caso, aún debe sortear importantes desafíos, como la alta tasa de embargos de viviendas, el alza en los precios de las materias primas, el pobre estado de las finanzas de los estados y los gobiernos locales, y el riesgo de que los coletazos de las crisis financieras y geopolíticas en Europa y Medio Oriente mermen el crecimiento. Asimismo, a pesar del optimismo reinante, los economistas entrevistados prevén que el desempleo termine el año en 8,6%, por debajo del 9% marcado en enero, pero aún sumamente alto.

La economía parece haberse fortalecido bastante desde mediados del año pasado. Los economistas estiman que el riesgo de que EE.UU. caiga en una nueva recesión es de 12%, un descenso significativo frente al 22% registrado en septiembre.

Los vientos en contra parecen estar amainando. La mayoría de los entrevistados, 32 de un total de 46, cree que el aumento en los precios de los commodities se debe a desequilibrios entre la oferta y la demanda provenientes del crecimiento mundial, no a burbujas infladas por la política monetaria o fiscal.

En realidad, el promedio estima que el precio del petróleo tendría que llegar a US$127 el barril, muy por encima de los precios actuales, para afectar negativamente el crecimiento.

Aunque los recortes en los presupuestos de los estados y los gobiernos locales probablemente mermarán el crecimiento de 2011, los expertos no anticipan que el efecto sea lo suficientemente fuerte como para desbaratar la expansión estadounidense. El promedio de los economistas encuestados calcula que estas reducciones sólo restarán 0,3 puntos porcentuales al crecimiento de este año.

Tras observar cómo la economía global ha sorteado, hasta el momento, la crisis fiscal europea, las empresas ya no están tan preocupadas por los riesgos. Tampoco están tan nerviosas sobre la imposición de nuevas normas e impuestos luego de que la Casa Blanca adoptara un tono más coniciliador para con las empresas.

"Cada paso que el gobierno de Obama ha dado en los últimos tres meses parece indicar su intención de conquistar al sector empresarial", afirma Ethan Harris, economista de Bank of America Merrill Lynch.

Las compañías tienen más confianza para invertir en nuevos equipos y personal. Aunque el informe de empleo de enero mostró un escaso crecimiento, los economistas han atribuido esta debilidad al mal tiempo. Las encuestas realizadas entre las empresas pintan un cuadro más conciliador. Otro signo positivo es que el número de solicitudes iniciales semanales de desempleo alcanzó su nivel más bajo desde mediados de 2008.

Los sondeos también muestran que los consumidores, si bien siguen siendo pesimistas, los son menos que durante la recesión. Sin embargo, el ritmo reciente de las ventas minoristas sugiere que los consumidores son más optimistas cuando van de compras que cuando responden a encuestas económicas, indica Chris Varvares, de Macroeconomic Advisers.

El economista considera que aunque la desocupación sigue siendo alta, los trabajadores ya no están tan preocupados de que serán los próximos en engrosar las filas del desempleo. Eso mejora su disposición a hacer las compras que postergaron durante el bajón económico.


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