sábado, 19 de febrero de 2011

La Nueva Ruta de la seda Parte 10: El 'poder blando' chino avanza en América Latina

Tomado de RFI

China ha desembarcado en América Latina con su gente, sus empresas y sus inversiones. Pero en su conquista del continente utiliza además el llamado “soft power” (poder blando), un instrumento sutil, pero crucial en las relaciones entre países y sociedades distintas.

Por Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araújo

Un paseo por el histórico barrio chino de La Habana da buena cuenta de ello. Pekín está construyendo en el barrio, herencia de la migración china en el siglo XIX, un Instituto Confucio, el número 23 que Pekín erige en América Latina, donde ya cuenta con centros en México, Chile, Brasil, Argentina, Perú y Colombia.

En todo el mundo, China ya tiene 523 institutos o aulas en universidades asociados al Instituto Confucio, que divulga no sólo la lengua china, sino también su historia y cultura (todo desde el prisma del Partido Comunista chino), como nos explicará en Pekín su directora, Xu Lin. En total, son 14 millones de personas en el mundo que estudian chino actualmente, según Xu, unas cifras alejadas del idioma francés, inglés o español, pero que sin duda está en pujanza.

También llegan las tradiciones chinas, alguna muy en boga, como el tai chi, que descubrimos que los cubanos practican con asiduidad en algunas zonas de La Habana.

En un mundo dominado por los medios de comunicación anglosajones, los chinos también han puesto en marcha una estrategia para hacer sentir su voz en el mundo. La agencia de noticias Xinhua -que tiene departamento en inglés, francés y español, además de mandarín- es un ejemplo de ello, junto a la poderosa CCTV, la televisión estatal china, que está potenciando las lenguas extranjeras y su difusión por el mundo.

Atraídos por las posibilidades que se crearon en un mundo donde se acababa de abolir la esclavitud, decenas de miles de chinos oriundos del sur de China se embarcaron a partir de mediados del siglo XIX en periplos en barco para echar raíces en América Latina.

Allí se encargaron de los cañaverales, el caucho, las tareas domésticas, la construcción de infraestructuras y todo trabajo que, décadas antes, llevaban a cabo los esclavos.

Estos emigrantes chinos, nacidos en zonas pobres (sobre todo en las provincias de Cantón y Fujian) donde imperaba una gran presión demográfica, eran atraídos a su vez por familiares o allegados del mismo clan que se habían ido a probar fortuna, y las cosas no les habían ido tan mal.

Muchos otros, reclutados por agencias de exportación de mano de obra que todavía siguen funcionando, trabajaron por salarios de miseria y se dejaron la salud y la vida erigiendo una nueva América Latina.

En Guanabacoa, a las afueras de La Habana, Pedro Eng –chino de ultramar de segunda generación y estudioso de los chinos en Cuba- nos explicó que la expresión española “engañar como a un chino” nació a raíz de la explotación de los que viajaron a América Latina en busca del dorado, y se encontraron con la dura realidad de la miseria, la explotación y las condiciones de vida infrahumanas.

Para saber más:

- Chinese Migrants and Internationalism: Forgotten Histories, 1917-1945, de Gregor Benton. Interesante estudio sobre los chinos de ultramar, su implicación en los movimientos sindicalistas y las duras condiciones de trabajo a las que se vieron sometidos.

- The Chinese in Cuba, 1847-now, de Mauro García Triana y Pedro Eng Herrera. Editada sólo en inglés, esta monografía es un interesante recorrido por la historia de Cuba y su vinculación con China.

- Página del Instituto Confucio (en español);- Charm offensive, del periodista Joshua Kurlantzick: un libro sobre la expansión china, que tiene algunas buenas apreciaciones sobre el soft power chino.


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