sábado, 12 de febrero de 2011

Dilma demuestra que llegó para mandar, recorta $30,000 Millones al presupuesto

Las decisiones de la presidenta brasileña Dilma Rousseff y su ministro de Hacienda Guido Mantega de ajustar el cinturón de los gastos fiscales no representó ningún impacto negativo entre empresarios y hombres de finanzas. Sabían de antemano que los dispendiosos “excesos” del período electoral debían ser compensados con un apretón. Pero quienes se preparan para dar vuelta algunas medidas esenciales fueron el Congreso y los sindicatos de izquierda a derecha.

Es que el recorte de más de 30.000 millones de dólares del presupuesto oficial afectó esencialmente a partidas que habían solicitado diputados y senadores para sus regiones electorales. Este sistema, llamado de “enmiendas parlamentarias”, legalmente estipulado, permite que los legisladores presenten propuestas de obras públicas para sus ciudades y áreas de influencia que son contempladas en el presupuesto nacional. Allí la tijera tuvo un fuerte efecto.

También los sindicalistas se sintieron afectados . Ellos reclamaban un salario mínimo de 348 dólares, pero el gobierno se plantó en 326 dólares. La diferencia parece mínima pero no lo es cuando se calcula que esa remuneración alcanza a más de la mitad de la población económicamente activa y rige para las jubilaciones. Los 22 dólares por persona se transforman en un dineral cuando se piensa en la cantidad de empleados del Estado federal brasileño (llega a 550 mil). Para tener una idea, más de la mitad de la población económicamente activa de Brasil percibe un salario mínimo , lo que se repite en el caso del empleo estatal.

Las medidas ya produjeron efectos políticos. El ex gobernador paulista José Serra, quien perdió la competencia con Dilma en 2010, viajó a Brasilia para intentar convencer a diputados y senadores de la oposición y hasta del oficialismo que voten el mínimo que él había propuesto durante la campaña del año pasado. Es, sin duda, un acto electoralista a largo plazo. Sólo que en el Congreso las cosas funcionan de otra manera. No pueden romper de pronto con el Palacio del Planalto, la casa de gobierno. Antes de ayer la presidenta Rousseff había enviado al Parlamento un proyecto de ley con un piso salarial de 326 dólares. Las centrales obreras respondieron que quieren 347 dólares (al cambio actual) pero los parlamentarios del Partido de los Trabajadores (PT) ya se pusieron de acuerdo con los aliados y la oposición para llevar una propuesta intermedia de 335 dólares.

Es probable que esa sea la suma final y que así salga airoso tanto el gobierno como el Congreso. Entre tanto, la prensa brasileña apuesta a que el PT, que ayer cumplió 31 años de vida, tenderá a distanciarse de Dilma. Esto es relativo: el miércoles el ex presidente Lula da Silva estuvo con ella en Brasilia. El gesto tuvo un efecto: demostrar que el PT está subordinado a la jefa de Estado. Y señalar a las bases sindicales que este ajuste cuenta con su venia y que es necesario para encarar un 2012 en paz y con recursos suficientes para todos los proyectos que demandarán los dos grandes acontecimientos deportivos: el Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

1 comentario:

  1. Sin duda una mejor con fuerza y a quien no le va a amedrentar ninguna agenda política particular.
    Saludos, muy buen artículo.

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