sábado, 26 de febrero de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: OBESIDAD Y AUTOESTIMA


Esta vez me puse a escribir sobre los efectos que la obesidad tiene sobre nuestra autoestima, y cuando me quise dar cuenta había llenado espacio como para tres blogs, pero todo ello me parece muy interesante, así que me van a permitir publicarlo completo, pero dividido en tres entregas.

La obesidad es un problema cuya influencia sobre la salud tiene una doble dimensión: el deterioro de determinados aspectos de la salud física y el deterioro de determinados aspectos de la salud mental, entre los que destaca la pérdida de autoestima. La primera dimensión es más objetiva; el incremento de riesgos como el infarto, la hipertensión, la diabetes, u otros, son patentes. Sin embargo, la influencia de la obesidad sobre la salud mental depende en buena medida de factores más subjetivos y cambiantes, como las modas, la conceptualización que la sociedad tiene de lo que es obesidad, la conceptualización que uno mismo tiene de la obesidad, o la percepción que la propia persona tiene de su esquema corporal; factores estos últimos que en gran medida vienen determinados por las propias modas.

Así, por ejemplo, bajo la actual moda de la delgadez muchas personas, y la sociedad en general, conceptualiza la obesidad con unos baremos bastante más estrictos que hace varias décadas, cuando el tener un cuerpo no tan delgado no solo estaba bien visto, sino que era señal de buena salud, probablemente con el criterio de que la enfermedad solía provocar adelgazamiento; y probablemente una persona que entonces se hubiera sentido con un esquema corporal adecuado, hoy se perciba a si misma obesa.

Autoestima, como su nombre apunta, es la estima que uno tiene de si mismo, lo que uno mismo se valora en función de lo que uno es, de lo que tiene, de lo que puede hacer, de sus habilidades y destrezas, conocimientos y capacidades; en definitiva, de lo que uno puede aportar en su interacción con el entorno. La autoestima no es absoluta, sino que puede tener tantas facetas como áreas de interacción tenga la persona con su entorno. Así, por ejemplo, una joven que no sea bonita puede sentir baja autoestima en ese aspecto, particularmente si acaba de conocer a un joven que le gusta, pero subirá su autoestima cuando baile con él si es que es una excelente bailarina, o cuando le cocine algo si es una buena cocinera.

La autoestima general es un balance de todo lo que influye en lo que nos valoramos a nosotros mismos; lo bueno y lo malo; aquello en lo que estamos bien, y aquello en lo que no. Lógicamente, hay aspectos que consideramos más importantes que otros, o que la sociedad considera más importante que otros. Probablemente una persona físicamente atractiva o inteligente tenga una autoestima mayor, aunque no sea muy ordenada, por ejemplo, que aquella persona ordenada, pero que no es bonita ni inteligente.

También influye en la autoestima el grado en que se manifieste la supuesta destreza o virtud de la persona, o su debilidad o defecto. Una persona un poco “llenita” quizá no se sienta tan bien con su esquema corporal, pero puede tener otras cualidades que compensen ese supuesto defecto, y que le hagan tener un balance positivo en su autoestima. Por el contrario, una persona demasiado obesa posiblemente vea tan deteriorada su autoestima por esa razón que más difícilmente lo compensará con otras cualidades.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamin Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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