Tomado de Dossier 33
Massimo Signoracci, médico patólogo, quien ha tenido la tarea de embalsamar los cadaveres de los dos últimos Papas; Juan Pablo I y Juan Pablo II.
Massimo Signoracci, el
embalsamador de los Papas, estaría en La Habana
Fuentes
en La Habana han confirmado la presencia del Massimo Signoracci, médico
patólogo, quien ha tenido la tarea de embalsamar los cadaveres de los dos
últimos Papas; Juan Pablo I y Juan Pablo II.
El
cuerpo de Juan Pablo II, según la tradición de la Iglesia, debió ser
embalsamado para garantizar que resistiera tres días de exposición al público
en la Basílica de San Pedro y su viaje a la eternidad. La tarea recayó
nuevamente en manos de la familia Signoracci, que embalsamó antes a Juan XXIII,
Pablo VI y Juan Pablo I.
“Todo
está preparado. Apenas nos llaman haremos nuestro trabajo de la mejor manera
posible, igual que hizo en el pasado mi padre”, había dicho Massimo Signoracci,
el heredero de la empresa fúnebre.
Antiguamente,
para que el cuerpo de un Papa se conservara mejor le quitaban los órganos
internos, que eran puestos en ánforas y depositados en las iglesias de San
Anastasio y San Vincenzo, en el centro de Roma. La tradición fue abolida a
comienzos del siglo XX por Pío X y lo más probable es que a Juan Pablo II se le
haya inyectado simplemente un químico conservante. “Se trata de un
procedimiento que demora dos o tres horas”, dijo el embalsamador.
Los Signoracci tendrán que evitar sorpresas como la de Pablo VI, muerto en 1978. Al parecer recibieron instrucciones de un trabajo leve porque el ataúd permanecería cerrado. Sin embargo, Pablo VI acabó siendo expuesto primero en Castelgandolfo y luego en la Basílica de San Pedro. Después de 48 horas el cuerpo comenzó a mostrar signos de descomposición: la mandíbula se aflojó, la piel palideció y las uñas se volvieron grises. Más impresionante fue el caso de Pío XII, junto a cuyo ataúd -cuentan- las personas se desmayaban a causa del olor.
Los Signoracci, dueños de una fórmula secreta que se
transmite de generación en generación, saben lo que hacen. Por su morgue han
pasado desde el ex rey Farouk de Egipto hasta el director de cine Pier Paolo
Pasolini, el ex primer ministro Aldo Moro y el actor Alberto Sordi.
AM/www.Sucedeahora.blogspot.com
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