Por Luis Montes Brito
Para The
Huffington Post
Pareciera ser que pretenden convertir la ley del voto en el exterior en letra muerta o moribunda, ya que aunque la legislación esté aprobada la obtención del DUI continua siendo requisito indispensable
“Las acciones hablan más que las palabras” es
un popular adagio que surge como sentencia cuando hay incoherencia entre lo que
se dice y lo que se hace, tal cual está
ocurriendo en el afamado proyecto del voto en el exterior.
La diáspora salvadoreña es víctima de
bombardeos mediáticos y actos de ilusionismo político cuando se trata de honrarle
su derecho a formar parte de los incluidos y no de las excepciones contempladas
en el sufragio universal. El voto en el exterior es ejercido desde hace años por
ciudadanos de diferentes países, algunos
de ellos no difieren mucho de El Salvador en cuanto a capacidad de recursos
económicos se refiere.
El principal argumento esgrimido para continuar
violando los derechos del segmento más abusado de los salvadoreños es la falta de recursos para asignar el
presupuesto pertinente. En las recientes semanas vimos como los salvadoreños en
el exterior nos convertimos en el centro de justificación para aprobar la
modificación del destino de fondos para $400 millones de dólares. Finalmente salió
humo blanco del parlamento, después de todo el palabrerío y tinta gastada vemos
que apenas $4,103,835 son los fondos asignados para dicho proyecto, para lo
cual argumentaron en contra: responsabilidad fiscal, austeridad y mil explicaciones
más que no son mencionadas cuando asignan fondos a partidas para otros destinos
francamente banales.
La verdadera problemática no es la disponibilidad
de fondos, la cual hubiese sido posible subsanar con solo ahorrar en viajes,
viáticos, seminarios, estudios, publicidad, alimentos y bebidas consumidas para
llegar a la aprobación de dicha ley y su presupuesto.
Hay que decirlo claro el verdadero obstáculo
para que los salvadoreños en el exterior votemos es la falta de voluntad de los
partidos políticos mayoritarios originada por la incertidumbre de quien se
beneficiará con el caudal de votos.
Por hoy, pareciera ser que pretenden convertir
la ley del voto en el exterior en letra muerta o moribunda, ya que aunque la
legislación esté aprobada la obtención del DUI continua siendo requisito
indispensable.
La desidia, incapacidad o negligencia evidenciada
en la producción de los primeros cuatro meses de emisión de DUIs en el
exterior, da sustento a pensar que este planteamiento más que una teoría es
realidad, ya que en conjunto 13 consulados han entregado apenas 1,096
documentos en este período.
Cuando restan solo cuatro meses para cerrar
el padrón electoral para el 2014, la apatía en la emisión de DUIs en el
exterior es inocultable. Los funcionarios, diputados y grandes comitivas han
viajado para tomarse la foto y dictar sentidos discursos sobre lo importancia
que significa para la democracia salvadoreña el dejar de marginar del voto al
33% de sus ciudadanos, todos ellos residiendo en el exterior, pero nadie se
toma el trabajo de explicar por qué los consulados son ¿capaces? de entregar únicamente
un DUI por día como promedio.
Tampoco nadie explica que en el mejor de
los casos la meta del proyecto es documentar únicamente al 20% (40,000) de los
ciudadanos aptos legalmente para votar. Ni que para alcanzar dicha meta tienen
que incrementar la eficiencia actual de entregas de DUIs en por lo menos 40
veces.
Nadie explica quien tomó la decisión de
excluir de la meta proyectada a por lo menos 160,000 compatriotas que están
aptos para obtener el DUI pero que no podrán obtenerlo porque la capacidad
instalada no lo permite.
Ni por asomo alguien explica porque el 90%
de las llamadas recibidas por el call center creado para brindar información
sobre la emisión de DUIs son rechazadas. De 72,063 llamadas recibidas 64,518 no
fueron atendidas alegando sobredemanda.
Si tomamos en cuenta lo apretado de las
encuestas actuales y el resultado de las elecciones presidenciales anteriores,
las cuales se definieron por una diferencia menor a 70,000 votos, encontramos un
escenario incierto para los dos partidos mayoritarios, ya que si votaran
100,000 salvadoreños en el exterior estos fácilmente definirían las elecciones.
Espero no estar ante una crónica de una
muerte anunciada para el proyecto del voto en el exterior, ya que ante la posible
escasez de votantes se vaya a alegar que los que vivimos afuera del país no tuvimos
interés en ejercer nuestro derecho.
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