Tomado de El País
"The Gang of Eight" o "El Grupo de los Ocho" Senadores que promueven la Reforma Migratoria
El Congreso de Estados Unidos acelera los plazos para la reforma migratoria
Aumenta el apoyo a la
reforma por parte de los políticos más conservadores
Por Cristina Pereda
Casi dos de cada tres estadounidenses apoyan la creación de
una vía para que los 11 millones de indocumentados que se estima residen en
Estados Unidos tengan la oportunidad de convertirse en ciudadanos, según una encuesta realizada por la Institución Brookings.
El apoyo de los ciudadanos a uno de los principales aspectos de la reforma
migratoria coincide con la cada vez menor resistencia entre los políticos conservadores
del Partido Republicano, lo que podría facilitar que la nueva ley salga
adelante antes del verano.
En los últimos días, los republicanos han demostrado que cada vez apoyan con
más firmeza los cambios en el sistema migratorio. Este lunes, el
presidente del Comité Nacional del Partido, Reince Priebus, anunció los
resultados de un análisis sobre el papel desempeñado por los republicanos durante
las elecciones y en el que aseguraba que debían apoyar la reforma como vía de
regreso a la Casa Blanca. Un día después era Rand Paul, senador afiliado al Tea
Party, quien prometía “encontrar un lugar” para los indocumentados que quieran
vivir y trabajar en EE UU.
Este jueves, el
líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, anunció que la Cámara
Alta podría aprobar la reforma migratoria el próximo mes de abril, mucho antes
de lo previsto. El respaldo político y ciudadano a la reforma coincide con el
trabajo en el Senado de ocho legisladores, cuatro demócratas y cuatro
republicanos, que colaboran en la redacción de la nueva ley.
El conocido como “grupo de los ocho”, que presentó las bases para
la reforma migratoria el pasado mes de enero y cuenta con el respaldo del
presidente Obama, cuenta con la participación de un gran veterano del último
intento de aprobar la reforma, John McCain, y el senador hispano Marco Rubio,
encargado de acercar las posturas más conservadoras a las condiciones de los
demócratas. De momento, las negociaciones han logrado grandes avances como el acuerdo en torno a la
regularización de los indocumentados o los plazos de acceso a la ciudadanía.
Según el informe de
Brookings, este último aspecto es el que cuenta con mayor apoyo entre los
ciudadanos. Un 71% de los demócratas y un 53% de los republicanos consideran
que se debe regularizar la situación de aquellos que entraron ilegalmente en el
país o no lo abandonaron tras caducar sus visados. Se trata de un giro
importante ante un requisito que todavía es calificado despectivamente entre
los más conservadores como “amnistía”.
Los ocho senadores
aseguraron hace varias semanas que también se habían puesto de acuerdo en
cuanto a la regularización, como también pide la Casa Blanca, a pesar de que en
el primer borrador condicionaron el acceso a la ciudadanía con la seguridad de
la frontera. Ese primer requisito exigía la creación de un organismo que
certificara que la frontera estaba blindada de las amenazas de la violencia
relacionada con el narcotráfico, sin embargo, la falta de especificaciones
sobre quién lo formaría ni qué parámetros demuestran tal seguridad, ha dado
paso al consenso en torno a la regularización de los indocumentados.
Sin embargo, y tal
y como han demostrado algunas audiencias celebradas en el Congreso acerca de la
reforma, diversas voces conservadoras todavía abogan por que se otorgue un
permiso de residencia y de trabajo a los indocumentados, sin que lleguen a
convertirse en ciudadanos de pleno derecho. Esta opción es la que cuenta
también con menos apoyo entre los ciudadanos, apenas un 14% de los encuestados
quieren que se legalice a los indocumentados sin ir más allá.
Numerosas
organizaciones a favor de la reforma, así como algunos legisladores demócratas,
argumentan que esta opción provocaría la existencia de ciudadanos de “segunda
clase” sin plenitud de derechos. De momento, todo indica que la nueva
legislación no contará con este aspecto, que siempre ha quedado fuera de las
bases planteadas tanto por el “grupo de los ocho” como del presidente Obama.
Tanto los republicanos como los demócratas podrían arriesgarse a perder el voto
de millones de hispanos que se estima pueden tener un impacto aún mayor en las
elecciones de 2016.
En ese sentido, la
encuesta también muestra que el 45% de los estadounidenses consideran que el
Partido Republicano resultó perjudicado en las últimas elecciones precisamente
por las ideas defendidas en materia de inmigración. Entonces, el candidato Mitt
Romney propuso las “autodeportaciones” como medida de lucha contra la
inmigración ilegal y nunca ratificó su rechazo a la ley de inmigración de
Arizona, una de las más restrictivas del país. Solo un tercio de los ciudadanos
asegura que esta era la estrategia correcta y un quinto todavía opina que los
indocumentados deberían ser identificados y deportados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario