Aún recuerdo lo que me llamó la atención, hace
varios años, la historia de una joven universitaria que persistió en sus
aspiraciones pese a contraer una extraña enfermedad que la llevaría a la
muerte, aunque viviendo lo suficiente para llegar a su meta: el título de
graduación, que recibió en el hospital.
Me llaman la atención todos los casos de
jóvenes que pese a toda adversidad y absoluta falta de estímulo creen en un
futuro mejor a través del estudio y la educación, y se esfuerzan por
conseguirlo, en contraste con tantísimos casos de deserción escolar. Estoy
segura de que en el País hay muchos casos más; lamentablemente, también estoy
segura de que son pocos en relación a toda su población juvenil, porque la
inmensa mayoría, y sin que ellos tengan gran culpa, se ven envueltos en ese círculo vicioso en el que factores
culturales, nula educación, maternidad y paternidad precoz, y, sobre todo,
pobreza y miseria se dan la mano para hacer que la situación se repita con la siguiente
generación y tienda a perpetuarse, con lo que este país jamás saldría de su
triste realidad.
Es también encomiable la labor de algunos
maestros de, más allá de lo que su rol les asigna, rebuscar la forma de
estimular a los alumnos en esas condiciones para que continúen estudiando; eso
es verdadera vocación. Ellos dan ejemplo de algo que corresponde al estado y a
nosotros mismos como sociedad, que solemos permanecer pasivos y ajenos a esa
realidad que indirectamente tanto daño nos está haciendo.
No voy a dudar de los méritos de las
personas de reconocido prestigio social que son las que suelen recibir
innumerables premios y reconocimientos, pero ese es un estímulo que cae donde
no se necesita. Tal vez si un poco de ese estímulo cayese donde más se necesita
habría un rayito de esperanza. Por eso quiero dedicar este espacio para el
reconocimiento de todos esos alumnos y maestros. Ellos son verdaderos pequeños
grandes héroes.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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