Lo que preocupa a
Centroamérica debe preocupar a Estados Unidos
Hoy solo
el 2% de los estadounidenses considera los crímenes violentos un problema serio
Por Roberta
Jacobson

La situación en
Centroamérica es importante para nosotros como estadounidenses. No solo estamos
vinculados por proximidad, sino también por profundos lazos interpersonales y
más de 60.000 millones de dólares en intercambios comerciales. Cuando
trabajamos con socios centroamericanos e internacionales en estrategias que
mejoren la seguridad regional, no debemos perder vista de las preocupaciones de
los ciudadanos que sufren esta violencia a diario.
Un informe
reciente de Gallup, “Los centroamericanos, más preocupados con el crimen
callejero”, muestra que la mayoría de los ciudadanos de aquellos países
perciben los crímenes callejeros como el robo o la extorsión como la mayor y
única amenaza a su seguridad. Casi dos tercios de los residentes en las
capitales de El Salvador, Guatemala y Honduras afirman haber sido víctimas de
robos y asaltos. El aumento del tráfico de drogas a través de Centroamérica en
los últimos años ha contribuido de manera significativa a la violencia y la
corrupción en la región, amenazando la vigencia de las leyes y la autoridad de
los estados. Sin embargo, muchos centroamericanos sienten una amenaza diferente
ante ellos. Más de la mitad de los ciudadanos citan a bandas organizadas y
criminales comunes como la mayoría de los responsables de crímenes en sus
comunidades.
Los pueblos de
Centroamérica demandan lo que muchos de nosotros damos por sentado: la
posibilidad de vivir y de manera segura en sus comunidades, trabajar en
negocios libres de extorsión, proteger a sus hijos del peligro y saber que los
criminales serán llevados ante la justicia. Como amigo, como vecino y como
socio, Estados Unidos tiene la responsabilidad de ayudar a Centroamérica a
forjar soluciones a largo plazo que reduzcan la violencia y respondan a las
verdaderas causas de la criminalidad, como la pobreza, el desempleo y la
debilidad de instituciones que abrazan la corrupción y la impunidad.
Desde 2008, EE
UU ha comprometido casi medio billón de dólares a través de la Iniciativa de
Seguridad Regional en América Central para ayudar a reducir y prevenir la
violencia, mejorar las investigaciones y procesos criminales, erradicar la
corrupción, romper redes criminales e incrementar el respeto a los derechos
humanos y las leyes en Centroamérica. Aunque las operaciones policiales y la
lucha contra el narcotráfico atraen casi toda la atención, la mayoría de la
ayuda de EE UU está destinada a apoyar labores de entrenamiento y aumento de la
capacidad de las instituciones policiales y de seguridad, así como la prevención
del crimen en las comunidades. Compartimos las mejores lecciones de la lucha
contra las bandas organizadas de Los Ángeles y otras ciudades estadounidenses.
Nuestra asistencia al desarrollo complementa estos objetivos, reforzando la
seguridad en todos los sentidos -mejores alimentos, mejor acceso a cuidados
médicos, seguridad económica a través de la educación y empleo, familias más
seguras gracias a la prevención de la violencia doméstica y la atención a
jóvenes en riesgo, así como la inclusión social y política de mujeres, minorías
y otros grupos marginados.
Tal y como
hemos logrado reducir la criminalidad en EE UU, me siento optimista porque con
nuestro continuo apoyo a la región, a través de colaboraciones firmes con todos
los sectores de la sociedad, Centroamérica podrá superar el ciclo de violencia
y dar la seguridad, la justicia y la oportunidad que merecen todos y cada uno
de sus ciudadanos.
*Roberta Jacobson es secretaria de
Estado de EE UU para América Latina
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