Tomado de The Huffington Post
¿Quién es Bergoglio? conservador y defensor de los pobres
La
elección de Jorge Mario Bergoglio, un jesuita argentino de 76 años, el
arzobispo de Buenos Aires, como líder del mundo católico bajo el nombre de
Francisco I, no debía haber sorprendido al mundo. Después de todo, Bergoglio
fue finalista en 2005 de la elección que llevó al papado a Joseph Ratzinger,
ahora más conocido como Benedicto XVI.
Efectivamente, el nuevo Papa recibió
al menos 40 votos de los 77 necesarios, en la última votación que
decidió entre él y Ratzinger.
Sin embargo, las primeras reacciones al
nombramiento señalan su significado histórico: Bergoglio es el primer
latinoamericano – o no europeo – en los dos mil años de la Iglesia Católica en
ser elegido Papa, lo que refleja por un lado, según analistas, el relativo
debilitamiento del catolicismo ante las olas del modernicismo, el escepticismo
y otras características de la época, sino la importancia que ha cobrado, dentro
del mundo católico, la masa de fieles que tiene esta fe en América Latina.
Efectivamente,
en América Latina viven 480 millones de católicos, el
39 por ciento del total. Sin
embargo, solamente el 17 por ciento de los cardenales que votaron en el
cónclave son del subcontinente. En contraposición, 52 por ciento de los
cardenales que votaron son de Europa, en donde vive solamente el 24 por ciento
de la grey católica mundial.
De esa manera, los 115 cardenales echaron
por tierra las teorías según las cuales quien sería elegido sería un miembro de
la poderosa curia, forma de burocracia del Vaticano, en la figura del cardenal
Angelo Scola, u otro representante de los cardenales italianos, todavía y de
lejos el grupo más numeroso entre quienes votaron.
La elección del primer jesuita tiene también
un hondo significado histórico, ya que la órden no ha sido siempre considerada
en el centro de los acontecimientos del Vaticano, y el evento de hoy significa
un reconocimiento y avance considerable para la entidad.
Al ser el nuevo prelado latinoamericano – aunque hijo de italianos-, surge el
interrogante de cuáles han sido sus posturas con el correr de los años respecto
a las cuestiones más importantes por las que atraviesan los latinoamericanos en
sus respectivos países, especialmente, en el plano de la confrontación
socioeconómica y política que dividió a la población durante décadas entre
izquierdas y derechas.
Al respecto, y dentro de la limitación de
los parámetros que significa la religión católica, Bergoglio ha sido
caracterizado como una voz de la conciencia de los argentinos, un paladín de
los pobres, una persona que ha preferido tomar el autobús a utilizar el
vehículo privado que su jerarquía eclesiástica le confería, y ha vivido en un
simple apartamento en lugar de una mansión.
Asimismo,
se enfatiza su origen humilde como uno de cinco hijos de un trabajador
ferroviario e inmigrante italiano en Buenos Aires.
Sin embargo, las voces que eso afirman no son uniformes. Poco antes de la votación que echó por tierra su candidatura en 2005, el hoy Papa fue demandado por abogados de derechos humanos, acusándolo del peor de los crímenes de la época: de conspirar junto con la dictadura militar que tomó el poder en 1976 y desencadenó la mal llamada “Guerra Sucia” durante la cual exterminó a hasta 30,000 opositores, para secuestrar y desaparecer a dos jesuitas que eran al mismo tiempo militantes del movimiento obrero argentino. Sin embargo, las acusaciones jamás fueron ventiladas en juicio, no se presentaron evidencias y Bergoglio siempre declaró vehementemente su inocencia. Es más, los hechos fueron publicados en momentos en que su nombre aparecía como “papable” y no faltó quien afirmara que se trataba de una campaña destinada a desprestigiarlo.
Bergoglio
asumió el puesto de arzobispo de Buenos Aires en 1998, y durante la crisis
política y económica argentina de 2000 a 2002 cumplió un importante papel como
quien siempre instó a la mediación, la
moderación y el tomar en cuenta a los distintos sectores de la sociedad argentina,
especialmente a quienes no tienen voz.
Hizo eso en repetidas ocasiones y con
palabras fuertes que no dejaron lugar a dudas sobre su preocupación.
Así,
declaró la política del gobierno al respecto como
“inmoral, injusta e ilegítima”.
Sin
embargo, criticó la decisión del entonces presidente Néstor Kirchner, en 2004,
de entablar juicio a los miembros de la dictadura militar del pasado, afirmando que el gobierno incurría en
“exhibicionismo y anuncios estridentes”.
Y agregó el hoy Papa Francisco I en la
ocasión:
“Hay aproximadamente 150.000 millones de
dólares de argentinos en el exterior, sin contar los que están fuera del
sistema financiero, y los medios de comunicación nos dicen que siguen yéndose
de Argentina, aproximadamente, otros 2.000 millones de dólares más al mes… ¿Qué
se puede hacer para que estos recursos sean puestos al servicio del país, en
orden a saldar la deuda social y generar las condiciones para un desarrollo
integral?"
Ideológicamente,
Bergoglio es considerado cercano al movimiento Comunione e Liberazione, liderado por
el padre Luigi Giussani, un grupo fundado en 1954 con la idea de combatir las
ideas marxistas entre la juventud italiana y que con el tiempo se desarrolló más hacia obras de
beneficiencia y ayuda social.
Finalmente,
el Nuevo papa trae un conjunto de pensamiento mixto, en donde la preocupación
por los desposeídos no le impide ser conservador en cuestiones consideradas
como “de moral y familia”. Se opone al aborto, a la contracepción y a los
matrimonios gay, pero está por la ayuda a las víctimas del VIH y el bautismo a
hijos ilegítimos.
Jorge
Mario Bergoglio, ya fue candidato a papa en la elección pasada, cuando
consiguió según informes 40 votos
Nació
en Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1936; ordenado sacerdote en la Compañía
de Jesús el 13 de diciembre de 1969 por monseñor Ramón José Castellano,
arzobispo emérito de Córdoba; elegido obispo titular de Auca y auxiliar de
Buenos Aires, el 20 de mayo de 1992 por Juan Pablo II; ordenado obispo el 27 de
junio de 1992, en la catedral de Buenos Aires por el cardenal Antonio
Quarracino, arzobispo de Buenos Aires (co-consagrantes: Mons. Mario José Serra,
obispo auxiliar de Buenos Aires y monseñor Eduardo Vicente Mirás, arzobispo de
Rosario); promovido a arzobispo coadjutor de Buenos Aires el 3 de junio de
1997, inició su ministerio pastoral como undécimo arzobispo de Buenos Aires el
28 de febrero de 1998; designado Ordinario para los fieles de rito oriental
residentes en la Argentina y que no cuentan con ordinario de su propio rito el
6 de noviembre de 1998. Creado cardenal del título de San Roberto Belarmino por
Juan Pablo II en el consistorio del 21 de febrero de 2001. Moderador del
Tribunal Eclesiástico Nacional de segunda instancia. En la Santa Sede es
miembro de las Congregaciones para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos; para el Clero y para los Institutos de Vida Consagrada y las
Sociedades de Vida Apostólica; es miembro del Comité de la Presidencia del
Pontificio Consejo para la Familia y del Consejo Post Sinodal; consejero de la
Pontificia Comisión para América Latina. En la Conferencia Episcopal es el
presidente de la Comisión Ejecutiva y de la Comisión para la Universidad
Católica Argentina. Lema episcopal: “miserando auque eligendo”.
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