Desde hace una semana miles de ciudadanos han salido a las calles para protestar en contra de su gobierno y las manifestaciones ya han provocado más de cien muertos y miles de heridos.
Incluso los propios funcionarios del partido gobernante han asegurado que la escala de las protestas no tiene precedentes.
¿Qué está pasando en Egipto?
Las protestas iniciaron el martes 25 de enero cuando los activistas convocaron a un "Día de Furia" contra el gobierno, a pesar de que las manifestaciones en el país son inusuales.
Desde entonces las protestas continúan en diversas ciudades de Egipto para exigir la renuncia del presidente Hosni Mubarak que está en el poder en el país árabe desde 1981.
En respuesta, el gobierno sacó a los efectivos de la policía y a las tropas del ejército a patrullar las calles y posteriormente decretó el toque de queda en las ciudades de El Cairo, Alejandría y Suez.
El gobierno bloqueó el acceso a internet y a redes sociales como Twitter y Facebook, que los manifestantes habían estado utilizando para organizar sus reuniones.
En su primera aparición pública en medio de la crisis, el presidente defendió el papel de las fuerzas de seguridad en las protestas y anunció el cambio de todo su gabinete pero no dio señales de abandonar el poder.
Las revueltas están frenando uno de los principales ingresos de la economía egipcia:el del turismo. Se ha cerrado el acceso a las emblemáticas pirámides de Giza y miles de turistas han cancelado sus viajes al país o intentan salir de él.
¿Qué piden los manifestantes?
Los ciudadanos que han salido a las calles piden la renuncia de Mubarak. Además, quieren más libertades, más democracia y empleos.
Egipto tiene muchos problemas sociales y políticos como el aumento del precio de los alimentos y del desempleo, así como la indignación ciudadana por la corrupción política.
Además, según apuntó el corresponsal de la BBC en El Cairo, Jon Leyne, a eso hay que añadir la "profunda frustración en gran parte de la sociedad, que ve que el país ha perdido poder, estatus y prestigio internacional en las tres décadas del gobierno de Mubarak".
¿Quién es Mubarak?
Hosni Mubarak, de 82 años, es el presidente de Egipto desde 1981. Llegó al poder después de que su antecesor Anwar Sadat fuera asesinado por radicales islámicos en un desfile militar en El Cairo.
En las casi tres décadas que ha ocupado la presidencia de su país, Mubarak se ha posicionado como un aliado de confianza para Occidente y ha luchado contra un poderoso movimiento de oposición dentro de sus fronteras.
Ex comandante de la Fuerza Aérea, Mubarak ha gobernado como un líder casi militar desde que asumió el poder.
Mubarak ha presidido durante un período de estabilidad interna y desarrollo económico que significa que la mayoría de sus compatriotas han aceptado su monopolización del poder. Sin embargo, en los últimos años Mubarak ha sentido por primera vez presión para fomentar las reformas políticas, tanto desde el interior de Egipto como de su aliado más poderoso, Estados Unidos.
¿Qué ha respondido el gobierno?
Hosni Mubarak se ha negado a renunciar, pero el viernes anunció la renovación total de su gabinete.
Por primera vez durante su mandato, Mubarak nombró a un vicepresidente, Omar Suleiman. También seleccionó al ministro de aviación Ahmed Shafiq como primer ministro.
El nuevo vicepresidente era el director de los servicios de inteligencia egipcios y es visto como una persona apoyada por el ejército, los servicios de inteligencia, las fuerzas de seguridad y Estados Unidos.
Suleiman, con un amplio historial militar, es considerado como una alternativa para reemplazar a Mubarak si el hijo del presidente, Gamal Mubarak, no accede al poder.
Analistas de Medio Oriente le dijeron a la BBC que al ser un militar, el nombramiento de Suleiman podría no ayudar a resolver el conflicto y mencionaron que esperaban que Mubarak nombrar a alguien con experiencia en problemas sociales y económicos que ofreciera soluciones a las preocupaciones de los egipcios.
¿Qué tuvieron que ver las revueltas en Túnez?
Las revueltas populares que provocaron la salida del poder y del país del ex presidente tunecino Zine al-Abidine Ben Ali el pasado 14 de enero prendieron la mecha de la población de otros países árabes que salieron a las calles para protestar contra sus gobiernos.
En Túnez, Ben Ali llevaba 23 años en el poder y era apenas el segundo mandatario desde la independencia de Francia en 1956. Tras su caída, las manifestaciones se intensificaron en Egipto y en otros países árabes como Yemen y Argelia.
Muchos analistas piensan que si el gobierno de Egipto, el país más populoso de la región, sucumbe ante el levantamiento popular, las repercusiones se sentirían más allá del Norte de África y el Medio Oriente.
¿Hay más crisis en la región árabe?
Las protestas en Túnez y en Egipto parecen estar desencadenando un efecto dominó en otros países como Yemen, Jordania y Argelia.
A pesar de que cada país árabe tiene características diferentes, muchos de ellos comparten los mismos problemas como una alta tasa de desempleo entre los jóvenes, alto precio de alimentos, pocas oportunidades de progreso social y económico, corrupción y violaciones a los derechos humanos.
Algunos analistas consideran que las protestas en Túnez y Egipto podrían provocar una revolución como la que ocurrió tras la caída de la Unión Soviética.
En Yemen decenas de miles de manifestantes también están protestando contra el presidente Ali Abdullah Saleh, quien ha estado en el poder desde 1978.
¿Cómo reaccionaron otros países?
Egipto es el país más populoso en el mundo árabe, con una de las economías y ejércitos más grandes de la región.
Y aunque tal vez ya no ejerce la misma influencia en el Medio Oriente de décadas pasadas, su importancia no se discute y la crisis egipcia ha provocado reacciones en el resto del mundo.
La reacción más esperada era la del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que tras conversar con el presidente Mubarak llamó al gobierno egipcio y a los ciudadanos al diálogo y a evitar la violencia.
Además, en un discurso público el mandatario estadounidense pidió a su homólogo que tome medidas concretas hacia la reforma política y social y defendió el derecho de los ciudadanos a ser oídos.
Por otra parte, líderes de Francia, Alemania y Reino Unido instaron en un comunicado conjunto al presidente egipcio a evitar la violencia "a toda costa".
¿Qué pasará después?
Si, como demandan los ciudadanos que salieron a manifestarse, el presidente y su gobierno renuncian, se abren una serie de dudas sobre qué sucedería después.
2011 es un año crucial para Egipto porque tiene en su agenda una elección presidencial. Hasta ahora no era claro si el presidente Hosni Mubarak contendería o si allanaría el camino para su hijo Gamal quien se ha preparado para llegar al poder, aunque no cuenta con un gran respaldo popular.
En la actualidad, la oposición en Egipto está fraccionada pero, según la corresponsal de BBC en El Cairo, Yolande Knell, "si hubiera elecciones libres y justas, es muy probable que ganasen los Hermanos Musulmanes", un partido oficialmente ilegal pero tolerado en el país y el movimiento opositor a Mubarak mejor organizado. Sin embargo, Mubarak siempre ha apelado a la llegada de un grupo islamista al poder en Egipto para asustar a sus aliados internacionales.
Por otra parte, en el último año se ha sugerido desde diferentes ámbitos que el ex el director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Mohamed ElBaradei, como un líder adecuado para dirigir la transición en Egipto y que cuenta con el reconocimiento internacional.
Otros nombres que suenan como posibles futuros líderes incluye al secretario general de la Liga Árabe, Amr Moussa, al recién nombrado vicepresidente, el general Omar Suleiman, un militar - como todos los líderes de Egipto desde que el rey fue derrocado en 1952-.
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