miércoles, 26 de enero de 2011

Obama abandona al político idealista y da paso al estadista

Tomado de RFI

Por Jesús Moreno Abad

Con reminiscencias a la Unión Soviética, el presidente estadounidense hizo el balance anual de su mandato y advirtió de que peligra la supremacía mundial de EEUU: “Estamos ante un momento de cambio y China y la India se han dado cuenta”.

“Un momento Sputnik”. Esas tres enigmáticas palabras resumen el discurso del estado de la Unión que pronunció la madrugada del miércoles el presidente estadounidense, Barack Obama. Dos años después de su llegada a la Casa Blanca, en pleno ecuador de su mandato, el hombre que compareció ante el Congreso estadounidense no es el mismo que asumió su cargo aquel 20 de enero de 2009. Su discurso idealista y renovador ha dado paso a uno más pragmático.

Las circunstancias le obligan. Estados Unidos se enfrenta a “un momento Sputnik”, explicó Obama. Es decir, a un mundo cambiante en la que los países emergentes hacen que se tambalee la supremacía mundial de la primera potencia del siglo XX.

Cuando la Unión Soviética lanzó el Sputnik, el primer satélite espacial que cubrió la órbita terrestre, Estados Unidos vio peligrar su liderazgo mundial por primera vez en su historia.

Acababa de empezar la carrera espacial y los estadounidenses miraban con ensoñación al cielo, mientras la potencia comunista ya les esperaba allí. Obama explicó ayer que fue un serio toque de atención para su país, que aún no había creado ni la NASA.

Hoy se repite un momento en que la tecnología y el mundo están en una permanente revolución, un momento de cambio, un momento Sputnik: “Las reglas han cambiado. En una sola generación, las revoluciones tecnológicas han transformado nuestra forma de vivir, trabajar y hacer negocios”, explicó Obama, “prácticamente cualquier empresa puede establecerse, contratar trabajadores y vender sus productos en cualquier sitio que tenga conexión de Internet”.

Las relaciones con la Unión Soviética fueron tormentosas, ahora la competición tiene que ver más con la competitividad que con la amenaza, a ojos del presidente estadounidense. Por eso se refirió a las nuevas grandes potencias que suponen una oportunidad y un reto para Estados Unidos.

“Países como China e India se dieron cuenta de que, con algunos cambios por su parte, podían competir en este nuevo mundo. De modo que empezaron a dar educación a sus niños desde más pronto y durante más tiempo y a hacer más hincapié en las matemáticas y las ciencias. Hoy invierten en investigación y nuevas tecnologías.

Desde hace poco, China alberga la mayor instalación privada de investigación solar y el ordenador más rápido del mundo”.El discurso de Obama sonó a toque de atención hacia su país, a una constatación de que necesita cambios profundos: “Sí, el mundo ha cambiado. La competencia […] es auténtica. Pero eso no debe desanimarnos. Debe desafiarnos”, arengó Obama al Congreso.

A partir de ese arranque sobre el cambio global del mundo y haciendo sonar la alarma de emergencia, Barack Obama abordó la temática económica, el verdadero campo de batalla con la oposición republicana. El empleo y el gasto público centró su intervención en este campo. “El cambio ha sido doloroso, lo he visto en las ventanas cerradas de fábricas en otro tiempo pujantes y en las tiendas vacías de calles que solían ser bulliciosas”, reflexionó Obama. Obama defendió que su Gobierno está reinventando EEUU, asumiendo como puntales “la innovación y la educación”.

Señaló que su proyecto futuro planea fomentar los trenes de alta velocidad, las infraestructuras aeroportuarias y las telecomunicaciones. En cada punto que desgranaba, recordaba lo que estaba haciendo China, aunque nunca en una actitud negativa ni hostil. A diferencias de los tiempos de la Guerra Fría, Obama aseguró que ahora “no hay muros que separen el Este del Oeste”. “No hay ningún rival alineado contra nosotros”, sentenció.

Obama recordó que los últimos acuerdos con China e India van a reportar a Estados Unidos unos 250.000 puestos de trabajo.

Economía

Hasta ahí llegó la parte del discurso, entre soñador e ilusionante, que ha caracterizado al Obama de sus principios, al carismático. Pero dejó sitio al nuevo Obama: al pragmático.

La fiebre que recorrió Estados Unidos y el mundo con su nombramiento y sus promesas de cambio se ha enfriado por el camino, debido a las dificultades. La principal dificultad que se encuentra es el desempleo que sigue cercano al 10%. Eso ha desgastado al país y a su propia imagen, hasta el punto de que su aprobación entre la ciudadanía descendió desde el 70% hasta bajar del 50%, según los últimos sondeos.

Perder el Control de la Cámara de Representantes en las últimas elecciones ha sido la señal definitiva para Obama de que necesita resolver los acuciantes problemas económicos de Estados Unidos cuanto antes. Sus medidas comienzan a dar sus primeros frutos, como señaló en su discurso. “La economía está creciendo otra vez”, aseguró, pero hay que reflejarlas en el “empleo”.

El Fondo Monetario Internacional avaló sus palabras, al destacar el martes que la economía de la primera potencia del mundo crecerá un 3% este año, según sus previsiones, el doble, por ejemplo, que la zona euro. Los expertos del FMI lo achacan a los efectos positivos del nuevo programa fiscal de Barack Obama.

Otro punto económico peliagudo es la contención del déficit, punto donde el Partido Republicano retuerce todas las tuercas del Gobierno de Obama. Los republicanos buscan meter la tijera del recorte en educación y transporte, y Obama en gasto militar “y otros proyectos no esenciales”, que sin especificar el presidente estadounidense cifró en 400.000 millones de dólares.

Inmigración y política exterior

Para acabar, Obama repaso otros temas, como los asuntos de política exterior, donde no varió su discurso sobre Pakistán o la guerra contra Al Qaida. También tuvo palabras para la inmigración, donde expresó su deseo de fortalecer la seguridad de las fronteras pero, al mismo tiempo, profundizar en la integración.

Hace un año, Barack Obama comenzó su discurso contextualizando la situación de Estados Unidos cuando llegó al poder: “Tomé posesión en medio de dos guerras, una economía sacudida por una grave recesión, un sistema financiero al borde del colapso y un gobierno profundamente endeudado”.

En este tiempo ha abordado medidas ambiciosas como la ley de Estímulo Económico (787.000 millones de dólares), el proyecto de la Reforma Sanitaria para garantizar el acceso a la atención médica, y se ha enfrentado a las guerras de Irak y Afganistán, además de al mayor desastre medioambiental de la historia de Estados Unidos, como ha sido el derrame de petróleo en el Golfo de México.

A tenor de las encuestas, ha sido demasiado incluso para Obama: el prometedor primer presidente negro de la historia de Estados Unidos que busca ahora enderezar el rumbo para no convertirse en un presidente de un sólo mandato.

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