sábado, 22 de enero de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LAS MARAS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos



El fenómeno de las maras es la respuesta social colectiva a un conjunto de problemáticas individuales de diversa índole, pero que tienen algo en común: la sensación de marginación social que tienen numerosos adolescentes, y que les impulsa a constituir una especie de sociedad paralela, con su estructura, sus reglas y sus valores.

¿Y cuáles son los valores de una mara? Pues muchos de los nuestros, pero vividos de una forma distorsionada y radicalizada. A nivel interno, en esa sociedad paralela existen valores típicos de la familia, tales como integración e identificación con un grupo, sensación de pertenencia, protección, lealtad, autoestima, comprensión, ayuda, el compartir, etc.; de hecho, el integrante de la mara califica a la misma como “su familia”, porque ahí encontró todos esos valores, tal vez por primera vez en su vida. Ello da a entender que la persona siempre necesita esos valores y los busca.

¿Cómo llega el adolescente, a veces niño, a la mara? Hablábamos antes de su sensación de marginación social. A los ojos de la sociedad pareciera que la pertenencia a la mara es la causa de la marginación, pero en realidad es al contrario; la integración a la mara es la consecuencia de la marginación que en forma sutil se ha ido produciendo prácticamente desde el día que nació, marginación que frecuentemente se inicia en el marco de las propias condiciones de marginalidad social en que vive la familia, frente a unas condiciones radicalmente opuestas de otro sector de la misma sociedad a la que pertenece, que deslumbran ante los ojos del niño, y a las que, en principio, prácticamente no tiene ninguna oportunidad de acceder.

Este otro sector de la sociedad, por otra parte, inconscientemente fomenta la sensación de marginación mediante la fuerte presión comercial que ejerce, y la invitación a un consumismo al que el niño o adolescente no puede tener acceso.

Marginación que se gesta fundamentalmente en las condiciones de disfuncionalidad de una familia que no solamente no ofrece amparo al niño frente a esa sensación de marginación social, sino que no le ofrece estructura, ni por tanto integración, ni protección, ni afecto, ni lealtad, ni formación, ni proyección de futuro, ni casi ninguno de esos valores que necesita, lo que, además de provocar también la sensación de marginación familiar, limita en gran medida cualquier posibilidad de integración social en un futuro cercano, porque bajo esta sensación de marginación familiar y social la autoestima de la persona se deteriora enormemente, y el fracaso escolar es más que probable, lo cual daña aún más la autoestima.

En estas condiciones, aún cabe la posibilidad de que alguien, o él mismo, descubra por casualidad algún talento o habilidad que le permita la oportunidad reintegrarse; de lo contrario, si llega a haber una oportunidad (que las suele haber) de contacto del niño o adolescente con una mara, hay muchas probabilidades de que encuentre ahí, en personas con experiencias similares, la aceptación que nunca encontró ni en la familia ni en la sociedad; de que encuentre, en definitiva, la familia y la sociedad que no tuvo.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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