Título original del artículo: La internacionalización de la medicina
Escribo con el conocimiento de haber vivido en carne propia los cambios de nuestra práctica médica y la diaria lucha de los salvadoreños por aferrarse a una salud cada vez más precaria, a pesar de la “buena voluntad” de aquellos que llevan a cargo la responsabilidad de elaborar las políticas de la salud nacional y por sobre todo los últimos intentos de “internacionalizar” este bienestar.
He mamado desde mi infancia la medicina y viví lo que mi padre siempre nos predicó: “Haz el bien y no mires a quién”, lo vi a él desvelarse, sacrificarse y vivir, en el ámbito del fútbol, las carencias de un sistema que él se preocupaba por mejorar a como diera lugar.
Más reciente viví la experiencia de mi hermano, médico de profesión, que con el deseo de ayudar regresa a nuestro país luego de ocho años de carrera y 10 de especialización y es puesto a prueba durante dos años, debiendo incorporarse con la Universidad de El Salvador y la Junta de Vigilancia de la Profesión Médica, para poder entrar a participar de un sistema orgulloso que lo puso a prueba por largo rato, y que hoy pretende sin ninguna restricción la incorporación de médicos salvadoreños formados en el extranjero, porque entre otras cosas, se afirma que no hay médicos calificados para realizar las labores que se requiere.
Por qué si a mi hermano la Universidad y la J.V.P.M. le exigieron dos años para su legal incorporación, hoy se busca permitir sin ningún otro requisito, la incorporación de estos “médicos” al sistema de manera automática (según me he informado los requisitos no han cambiado), y según se revisa el convenio suscrito recientemente con Cuba, con prerrogativas y ganancias que hoy la mayoría de médicos debidamente reconocidos por la J.V.P.M. no poseen.
Los médicos egresados de la ELAM de Cuba no cumplen con las 224 unidades valorativas que exige la ley; no pueden considerarse como doctores en El Salvador. Sus estudios alcanzan cinco años de preparación, muy lejos de los siete que necesita un aspirante a médico en nuestro país para graduarse, así como los demás requisitos pregrado que debe de cumplir.
Solo esa disparidad en el tiempo de estudios hace que los títulos que presentan no puedan acreditarse como iguales.
No estamos en contra de que los salvadoreños que aspiran regresar a su tierra a poner en práctica lo que han aprendido contribuyan a fortalecer las falencias que hoy por hoy presenta nuestro sistema de salud, pero no a costa de una “incorporación automática” por decreto, o del arrebato de plazas de médicos que se han ganado a pulso su legítima aspiración y derecho a tener una plaza en el sistema de salud pública.
Lo que creemos es que para que puedan incorporarse al regresar a nuestro país deben de seguir lo que las leyes y los reglamentos prescriben para ser considerados como médicos por nuestro sistema, y con ello competir en igualdad de condiciones para ganar un puesto por oposición.
Tampoco se debe menospreciar a los más de 13,000 médicos salvadoreños, la mayoría educados en universidades salvadoreñas y muchos de ellos actualmente desempleados.
Si es lo nuevo la participación de todos en un sistema justo y equitativo, por qué entonces no empezar con aquellos que son la herramienta primaria del mismo: ¡los médicos salvadoreños!
LAMENTO LEER SU PUBLICACIÓN RETROGRADA ,YA QUE MAS BIEN ESTA FUNDADA EN EL PÁNICO DE QUE LOS NUEVOS GALENOS ATENTEN CONTRA SUS INTERESES ,EL PLAN DE ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE LA UES NECESITA ACTUALIZACIÓN, YA NO SE TRATA DE LOS AÑOS QUE SE PIERDE EN LA UES SIN VER PACIENTES, SE TRATA DE UN PROBLEMA DE CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR ...
ResponderEliminarH.CHAMUL EX ESTUDIANTE DE LA UES ,GRADUADO DE LA ELAM.ESPECIALISTA EN MED.FAMILAR Y COMUNITARIA.