domingo, 27 de noviembre de 2011

Subastas se convierten en excelente opción para vender mansiones

Tomado de The Wall Street Journal

Ubicación: Calabasas, California Precio de venta: US$5,9 millones Precio original: US$10,8 millones Pros: 1.000 m2; Vistas hermosas. Contras: Comedor pequeño; largas esperas en las dos porterías para los visitantes del conjunto cerrado.

Por Candace Jackson

CALABASAS, California—Un viernes reciente, unas 60 personas estaban reunidas en una elegante casa de estilo francés en un conjunto cerrado de este afluente suburbio de Los Ángeles. Los visitantes recorrieron la amplia cocina, apreciaron la vista de las colinas y se asomaron a la sala de cine privada.

El objetivo del encuentro era presenciar la venta al mejor postor de la mansión de siete habitaciones y siete baños, que fue alquilada por la cantante Britney Spears aproximadamente entre 2008 y 2010. La casa había estado a la venta con anterioridad por hasta US$10,8 millones. Ese día, el precio básico de la subasta arrancaría en US$4,5 millones.

"Estoy comenzando a sentir nudos en el estómago", confesó Regina León, propietaria de la casa con su esposo José "Pancho" León, constructor y fundador de una compañía de remesas de dinero. Después de que varias de sus amigas mencionaron que irían a la subasta, Regina León decidió cancelar a último momento su turno en la peluquería para presenciar la acción. José León dijo que no estaba preocupado, aunque admitió que sólo había dormido cuatro horas la noche anterior.

Antes consideradas un recurso de última instancia en Estados Unidos para vendedores desesperados o como una forma que usan los bancos para deshacerse de inmuebles que han embargado, las subastas se emplean cada vez más para vender penthouses, mansiones con vista al mar y haciendas, muchas de ellas a la venta por meses incluso después de reducciones significativas de precio. En Premiere Estates Auction Co., una firma especializada en subastas de inmuebles, el precio promedio de una casa ha subido casi 40% frente al año anterior, dice el rematador Anthony Fitzgerald. En lo que va de 2011, la compañía de subastas JP King, de Alabama, ha recibido el doble de consultas sobre casas de más de US$10 millones para rematar que hace un par de años, dijo Craig King, presidente de la compañía.

En vista de que la crisis del sector residencial estadounidense se prolonga, los costos de permanecer en el mercado se han vuelto onerosos, incluso para los más ricos. Alguien que haya puesto a la venta una casa en 2009 con la esperanza de una recuperación en el horizonte quizá ahora se dé cuenta que podrían pasar varios años o más antes de que el mercado repunte. Los impuestos de una casa de US$10 millones o US$20 millones pueden rondar los cientos de miles de dólares al año, además del personal, la jardinería y otros gastos de mantenimiento. El extremo más caro del mercado es particularmente vulnerable. Hasta septiembre, casas tasadas en US$10 millones y más cayeron casi 9,5% en valor respecto del año anterior comparado con un descenso general de 4,4%, según Zilow, un portal web que hace seguimiento al mercado residencial en EE.UU.

"Después de todo, incluso las personas que tienen recursos ilimitados tirarán la toalla en determinado momento", dijo George Graham, presidente ejecutivo de Concierge Auctions, una firma de subastas.

Algunos agentes inmobiliarios advierten que cuando una mansión o hacienda no se venden en una subasta, su imagen puede quedar manchada, lo que dificulta su futura venta.

Bob Hurwitz, veterano agente inmobiliario del sur de California que recientemente trató de subastar una casa de estilo moderno por US$45 millones en La Jolla, dijo haber concluido que el proceso no beneficia a los vendedores, quienes asumen todo el riesgo pagando comisiones de marketing de entrada, que pueden llegar hasta US$150.000 para viviendas de lujo. Hurwitz agregó que las subastas también pueden ahuyentar a potenciales compradores que no quieren pagar primas adicionales de 8% a 12% tras la venta, que pueden representar un millón de dólares o más para una casa cara. Laura Brady, de Concierge Auctions, dijo que la mayoría de los compradores saben que todas las transacciones inmobiliarias comprenden comisiones, y las primas están incluidas en los precios de venta de subasta, "igual que las comisiones de agentes inmobiliarios" en una transacción tradicional.

Las mansiones y haciendas lujosas con frecuencia se rematan por mucho menos que su precio anterior.

León dijo que no consideró de inmediato una subasta cuando en 2007 puso a la venta su casa de Calabasas por US$10,8 millones, después de que su esposa concluyó que era demasiado grande para su familia de cinco personas. Pero tras dos años y una reducción de precio a US$7,9 millones, León decidió rematar la casa con Premiere. Regina, su mujer, terminó por aceptarlo, si bien inicialmente no le gustaba tener que explicar a sus vecinos que su casa no estaba siendo embargada.

Con decenas de personas reunidas en torno de un podio bajo una carpa blanca, el rematador animó a la multitud, cantando el himno de Estados Unidos y realizando un simulacro de subasta que incluyó la venta de Disneyland (una niña con trenzas ganó). Luego comenzó la subasta de la casa. Rápidamente alguien ofreció el precio básico de US$4,5 millones. Otra persona que estaba al teléfono con un representante de la compañía de subastas parecía ser el mejor postor —US$5,5 millones— batiendo a otros cuatro que estaban en persona. Tras uno o dos minutos de intentar conseguir una contraoferta del público, el rematador golpeó con su mazo el podio y anunció que la casa se había vendido, sujeto a la confirmación del vendedor.

Pero esa oferta no prosperó. US$5,5 millones no era una cifra lo suficientemente alta para la reserva, el mínimo por el cual los León estaban dispuestos a vender la casa. Después de que la mayoría de la multitud se había ido, un vecino que había estado en persona entre los contendientes en la subasta negoció la compra por US$5,9 millones, incluyendo los honorarios de la firma de remate. El comprador, Dan Hosseni, es dueño de franquicias de Pizza Hut en California. Él y su esposa, Nancy, caminaron por el jardín trasero con su hija de 4 años (la ganadora de Disneyland) hablando de planes para ampliar el comedor.

Aunque la venta aún tiene que ser concretada, León dijo estar contento. "Me da la oportunidad de mirar para adelante", dijo.

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