sábado, 5 de noviembre de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: PROBLEMAS DEL APRENDIZAJE

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos



En condiciones normales, cualquier padre o madre espera lo mejor de su hijo. Incluso desde antes de nacer hace planes para él, y se lo imagina exitoso. Sin embargo, a veces esa imagen empieza a verse frustrada cuando empieza la etapa escolar; el niño no rinde lo que debería y comienza a tener problemas, que muchas veces terminan en el fracaso escolar.

A veces los padres no se preocupan en un principio, pensando que “ya mejorará”, y únicamente empiezan a plantearse el problema cuando los síntomas se han convertido ya en graves señales de alarma, como repetir grado; y ya hay un deterioro creado. Y en la mayoría de los casos, los padres solo observan que las cosas no van como deberían ir y se decepcionan impotentes, e inconscientes al mismo tiempo de que la causa puede ser identificada, y probablemente corregida.

Una causa puede ser los problemas de atención e hiperactividad, que no permiten centrar la atención en la clase; otras veces el fracaso es debido a otros tipos de problemas del aprendizaje, de modo que aun siendo un niño inteligente que pone su mejor voluntad y atención, no consigue asimilar el aprendizaje en ciertas áreas. Aun cuando ambos tipos de problemas son independientes, en algunos casos se dan simultáneamente.

Teóricamente, estos problemas del aprendizaje están causados por alguna anomalía del sistema nervioso central que interfiere con la recepción, procesamiento o comunicación de la información. Las consecuencias del problema son acumulativas, ya que al tener dificultades en el aprendizaje de aspectos básicos se le dificultará igualmente el aprendizaje de todo aquello que se fundamente en éstos. Ello degenera muchas veces en el fracaso escolar y en el deterioro de la propia autoestima del niño, al grado de que suelen preferir dar la imagen de alumnos mal portados y malos estudiantes, que a que los demás puedan pensar que son “estúpidos”. Algunos síntomas que deben saberse reconocer, y que indican problemas de este tipo son:

· Dificultades para seguir y entender instrucciones.

· Dificultad para recordar lo que se le acaba de decir.

· No consigue aprender a leer y escribir bien, o a manejar la aritmética básica

· Presencia de dislexia; confunde el orden o lateralidad de las letras, los números o la ubicación (confunde derecha e izquierda, la “d” con la “b”, “el” con “le”, “24" con “42", etc.).

· Le falta coordinación al moverse o al realizar actividades manuales sencillas.

· Se le pierden fácilmente sus objetos escolares o de otro tipo, o sus tareas o asignaciones.

· En algunos casos no conceptualiza el tiempo. No distingue entre “ayer” “hoy” o “mañana”.

Estos problemas pueden tratarse con terapia educativa especial, pero es importante detectarlos tempranamente para encontrar solución antes de que empiecen a ocasionar el deterioro acumulativo antes mencionado. De lo contrario, la solución siempre es posible, pero tanto más compleja cuanto más tiempo se haya dejado pasar, porque entonces, además de tratar el problema específico del aprendizaje, hay que recuperar poco a poco todo el aprendizaje académico perdido durante años, a veces desde lo más básico; y más aún, hay que trabajar también el aspecto psicológico para recuperar la confianza y la autoestima perdida. De este modo, el problema es multidisciplinario, porque requiere de educación especial, educación académica regular y de tratamiento psicoterapéutico.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamin Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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