domingo, 9 de enero de 2011

La Nueva Ruta de la seda Parte 6: China vuelve a África

Por RFI

El Presidente Nigeriano Olusegun Obasanjo estrecha la mano del Presidente Chino Hu Jintao durante la apertura de la cumbre China-Africa celebrada en Beijing

Por Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araújo

Hace cinco siglos el almirante chino Zheng He desembarcaba en África. Lo hizo, dice la historiografía china, para descubrir y comerciar, no para conquistar, como haría España en América.

Hoy, el gigante asiático vuelve a extender sus tentáculos pero, en esta ocasión, con otras intenciones. Oficialmente, es una relación entre víctimas, entre países víctimas de la colonización occidental, como no se cansará de repetir el primer ministro Wen Jiabao en su discurso durante el pasado Foro de Cooperación China-África, en Egipto. Sobre el terreno, la migración, inversiones e influencia china se expanden por los cuatro costados del continente negro.

Desde el año 2000 se ha multiplicado por 10 el comercio y sigue creciendo a un ritmo vertiginoso: en 2008, el comercio superó los 106.000 millones de dólares, un 45 % más que en 2007, según datos de las Aduanas chinas.

Según la Fundación Rockefeller, sólo 15 del medio centenar de países africanos tiene superávit con el gigante asiático. Pero África, que necesita inversiones, carreteras, hospitales y otras infraestructuras, tiene en China un socio que es percibido como un igual. “Se ve a China como un socio global que tiene mucho dinero pero que los trata de igual a igual”, explica Wenran Jiang, un experto en relaciones sino-africanas de la Universidad de Alberta de Canadá.

Además, en países que fueron literalmente arrasados por guerras recientes, como Angola o Ruanda, las empresas chinas están liderando la reconstrucción. Por supuesto, el coste, la rapidez y la más que aceptable calidad de la oferta china son prácticamente imposibles de batir. Factores todos ellos que seducen especialmente a los Gobiernos africanos. “En términos de entrega y velocidad no hay una opción mejor que la china. Puede haber factores negativos, pero la cuestión es cómo consigues un impacto más rápidamente”, nos explicó Felix Mutati, ministro de Comercio de Zambia.

No vincular las ayudas y la ejecución de proyectos a las ‘condiciones políticas’ que sí exige Occidente en términos de corrupción y democracia, juega también a favor del país asiático. “Hay que ser prácticos. Todo es cuestión de eficacia a la hora de afrontar los retos del desarrollo”, reconocía Mutati.

La política de “no interferencia” ha llevado al gigante asiático a no seguir los estándares internacionales de concesión de créditos, cuestión que ha sido criticada por el Banco Mundial ya que sus préstamos condicionales están destinados a combatir la endémica corrupción africana o a evitar eventuales desastres medioambientales, como el de la presa Merowe, en Sudán, que explicamos en el reportaje.

Sin embargo, para África el trueque es imbatible. Consiguen productos chinos a precios más baratos, acceden más fácilmente con los suyos al mercado chino y, a cambio de sus recursos, reciben millonarias inversiones, inyecciones para su desarrollo y el apoyo diplomático del todopoderoso gigante asiático, quien abandera la pretensión del continente negro de tener representación en el Consejo de Seguridad de la ONU.


Sin embargo, aunque las élites políticas africanas defienden la presencia china, mayormemnte, por su eficacia, sobre el terreno la situación dista bastante de ser idílica. En varios países, como Argelia, Angola y Namibia, han saltado a las páginas de los periódicos escándalos labolares y de corrupción en los que se han visto involucradas empresas chinas. Ello ha disparado las alarmas entre quienes ven el desembarco chino con más escepticismo.

“No sólo es una cuestión de que se llevan a sus propios trabajadores, de que en los contratos se exigen un alto porcentaje de materiales chinos o de que no haya transferencia tecnológica”, advierte un diplomático de Namibia que accedió a hablar con RFI a condición de anonimato. “Lo malo es que los chinos serán los nuevos imperialistas. Y a ver qué pasa entonces con África”, remata.

Para saber más:

- China in Africa, de Chris Alden. Un sucinto estudio sobre la presencia china en el continente.

- La Chinafrique - Pékin à la conquête du continent noir de Michel Beuret, Serge Michel y fotos de Paolo Woods. Escrito en clave periodística, es una brillante y amena introducción al tema.

- The Dragon’s Gift. The real Story of China in Africa de Deborah Brauntigam. La profesora estadounidense plasma 20 años de investigación en un libro que enfatiza mucho en lo positivo de la presencia china en África, y pasa de puntillas (si lo hace) en los aspectos conflictivos.

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