lunes, 30 de septiembre de 2013

Inminente paralización de gobierno EEUU ante fracaso de acuerdos

Agencias Noticiosas
El líder de la mayoría en la Cámara, John Boehner, durante las deliberaciones en el Capitolio.

 

EE.UU. se acerca a una paralización parcial de servicios estatales


Por  COLLEEN MCCAIN NELSON
WASHINGTON. El Gobierno de Estados Unidos se acercó aún más el domingo a una paralización parcial debido a que Republicanos y Demócratas no mostraron voluntad de negociar un bloqueo generado por la implementación de la ley de salud del presidente Obama.
El bloqueo dejó pocas esperanzas de que el Congreso pueda lograr un acuerdo sobre los términos de la financiación del Gobierno para la medianoche del lunes, cuando termina el actual año fiscal. Una paralización mantendría en funcionamiento los servicios básicos, pero llevaría a las agencias federales a suspender muchas de sus funciones.
El domingo por la mañana, tras una votación nocturna, el Congreso aprobó un proyecto de ley que retrasa la ley de salud en un año y la vincula a un plan para financiar el Gobierno hasta el 15 de diciembre. Además, incluye una cláusula que revoca un impuesto a los productos de salud que pretendía ayudar a financiar la ley de salud. Ahora dicha legislación volverá al Senado.
El líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Harry Reid, denunció que la votación fue "inútil", y la Casa Blanca dijo que el presidente Obama vetaría el proyecto de ley, que retrasa la firma de la nueva ley de salud.
A la vista de la inminente paralización del Gobierno, la primera desde 1996, representantes de los dos partidos salieron a la palestra el domingo para lamentar dicha perspectiva, al tiempo que explicaron por qué el otro partido sería su responsable.
El senador demócrata Dick Durbin dijo que espera que el Gobierno se paralice y se mostró dispuesto a negociar una modificación de la ley de salud, conocida en el país como Obamacare, aunque no "con una pistola en la sien", en declaraciones a la CBS.
El domingo no había señales de próximas negociaciones entre los líderes de los partidos en el Congreso. El Senado no volverá a reunirse hasta el lunes por la tarde, horas antes de que finalice el año fiscal y termine la financiación de varios órganos federales.
El republicano John Boehner culpó a los Demócratas de no reunirse antes en el Senado, y dijo en un comunicado que esperar hasta el lunes por la tarde "sería un acto de impresionante arrogancia".
En un aparente reconocimiento de que la paralización es probable, el Congreso aprobó el domingo una legislación para asegurar que el personal militar seguirá cobrando en caso de que no se apruebe ninguna medida de financiación. El senador demócrata Tim Kaine dijo el domingo que el Senado probablemente aprobará una medida similar.
Los Republicanos se han mostrado decididos a utilizar el vencimiento del presupuesto como ventaja en su larga lucha por tumbar la ley de salud, uno de cuyos principales componentes entra en vigor el martes. Ese día, la gente podrá empezar a inscribirse en políticas de seguro de salud a través de Internet.
Algunos Republicanos esperan que el Senado acuerde, al menos, echar atrás el impuesto a los productos sanitarios, lo que se traduciría en una victoria para el partido. Aunque en votaciones anteriores las dos formaciones respaldaron el rechazo al impuesto, no es probable que los Demócratas lo hagan ahora por el enfrentamiento presupuestario.
Unos 800.000 de más de dos millones de funcionarios federales dejaron de trabajar en una paralización del Gobierno en 1995, y algunos menos en 1996. Aún se desconoce el número de trabajadores que se verán afectados esta vez. El Pentágono calcula que unos 400.000 funcionarios de defensa serán enviados a sus casas.
Los servicios postales y el tráfico aéreo seguirán funcionando, mientras que las recetas de la Seguridad Social se mandarán por correo electrónico. Sin embargo, algunas funciones federales se suspenderán, como el control de la gripe y otras enfermedades por parte del Centro de Control y Prevención de Enfermedades. Los parques y museos nacionales permanecerán cerrados.
En la votación para retrasar la ley de salud, dos Republicanos se separaron de su partido al mostrar su oposición: Chris Gibson y Richard Hanna, de Nueva York.
Mientras, los Demócratas Jim Matheson y Mike McIntyre votaron a favor del retraso de un año.

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