Los
niños ven televisión un promedio de tres a cuatro horas diarias. La televisión
es una influencia poderosa en el desarrollo de un sistema de valores y en la
formación del comportamiento. Desgraciadamente, una gran parte de la
programación actual es violenta, o bien fomenta una serie de valores poco
recomendables para el sano desarrollo espiritual.
Cientos de
estudios sobre los efectos de la violencia en la televisión en los niños y
adolescentes han encontrado que los niños pueden:
·
Volverse “inmunes” al horror de la
violencia.
·
Aceptar gradualmente la violencia
como un modo de resolver problemas.
·
Imitar la violencia que observan
en la televisión.
·
Identificarse con ciertos
caracteres, ya sean víctimas o agresores.
·
El impacto de la violencia en la
televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño, o
puede surgir años más tarde, de modo que la gente joven puede verse afectada
aún cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas. No significa
esto que la violencia en la televisión es la única fuente de agresividad o de
comportamiento violento; pero es un contribuyente significativo. Los padres
pueden proteger a sus hijos de la violencia excesiva en la televisión de la
siguiente manera:
·
Supervisando los programas que los
niños ven en la televisión y viendo algunos con ellos.
·
Estableciendo límites a la
cantidad de tiempo que pueden estar viendo televisión.
·
Señalándoles que aunque el actor
no se ha hecho daño, ni se ha muerto, tal violencia en la vida real resulta en
dolor o en muerte.
·
No permitiendo que los niños vean
programas que se sabe contienen violencia, y cambiando el canal o apagando el
televisor cuando se presenta algo ofensivo, explicándole lo que hay de malo en
el programa.
·
Dando su desaprobación a los episodios violentos frente a sus hijos,
enfatizando la creencia de que tal comportamiento no es la mejor manera de
resolver un problema.
·
Contrarrestando la presión que
ejercen sus amigos y compañeros de clases, comunicándose con otros padres y
poniéndose de acuerdo para establecer reglas similares sobre la cantidad de
tiempo y el tipo de programas que los niños pueden ver.
·
Los padres deben también tomar
ciertas mediadas para prevenir los efectos
dañinos de la televisión en temas tales como los asuntos raciales y los
estereotipos sexuales.
·
La cantidad de tiempo que los
niños miran televisión, no importa el contenido, debe ser moderada, ya que les
impide a llevar a cabo otras actividades de mayor beneficio, tales como leer o
jugar con sus amigos. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo
límites, o mucha preocupación sobre cómo está reaccionando su hijo a la
televisión, deben buscar orientación profesional para que les ayude a definir
el problema.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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