lunes, 7 de febrero de 2011

La República Populista de Chavezuela a 12 años de su fundación

Tomado de Qué Pasa





Paradojas del destino: así como separa, Chávez une. "Es el líder de la revolución y el líder de la oposición", sostiene Luis Vicente León, director de Datanálisis, una de las encuestadoras más prestigiosas de Venezuela. "No hay ninguna figura que le haga sombra. La política, la economía y la sociedad giran alrededor del presidente, que logró 'chavetizar' al país".

León ha medido el comportamiento del venezolano durante estos 12 años. Destaca elementos positivos: "Toda la población tiene una mayor conexión con la política y aumentó la participación en los asuntos públicos. Asimismo, la población pobre siente que tiene más poder, por lo cual está más dispuesta a exigir y pelear".

Prometiendo construir un "hombre nuevo", Chávez ha llevado al paroxismo desviaciones históricas que se manifiestan entre sus conciudadanos, acostumbrados a comer del petróleo. "Ha extremado el sentido de dependencia, con una población que cree merecerlo todo sin necesidad de esforzarse. Reforzó el comportamiento clásico del rentista, vividor y corrupto".

El discurso que renuncia a los lujos del capitalismo choca con las prácticas del dirigente socialista. "La acción del gobierno apuntó durante muchos años al incremento del gasto público y las importaciones, estimulando el consumismo. En el tercer trimestre de 2007, el consumo creció en más de 20% y hoy la población venezolana es mucho más consumista que antes", subraya León. Otra aparente contradicción es que, pese a los ataques oficiales, la empresa y la propiedad privada siguen contando con el apoyo de las mayorías, incluidos aquellos que se identifican como chavistas.

Visto el desarrollo del debate político en Venezuela, marcado por el verbo presidencial, el investigador concluye: "Aquí la verdad se perdió como valor. El que miente peor y de manera más estrambótica resulta más interesante".

Así como separa, Chávez une. "Es el líder de la revolución y el líder de la oposición", dice Luis Vicente León, director de Datanálisis, una de las principales encuestadoras de Venezuela. "No hay otra figura que le haga sombra. La política, la economía y la sociedad giran alrededor del presidente, que logró 'chavetizar' al país".

"En Venezuela la gente vive sobre un volcán y eso es ideal para que compren libros", suelta Fausto Masó, director de la editorial Libros Marcados y analista político.

Chávez es derrotable, El chavismo como problema y Me enamoré de una chavista son algunos títulos que ha publicado en esta década tan convulsa como rentable.

La inestabilidad empuja hacia las librerías. "Hasta Chávez, éste era un país muy claro, con petróleo, dos partidos y se sabía adónde iba, pero con él nadie sabe lo que va a pasar la semana que viene", dice Masó.

El portavoz del anticapitalismo mundial es un vendedor insigne. En medio de la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en 2006, recomendó al planeta leer Hegemonía o supervivencia: la búsqueda estadounidense del dominio global, escrito por Noam Chomsky. De inmediato, la obra subió del puesto 160.772 al séptimo lugar en la lista de solicitudes de Amazon. Un fenómeno similar ocurrió en abril de 2009, cuando Chávez regaló a Barack Obama una edición de Las venas abiertas de América Latina, clásico del uruguayo Eduardo Galeano.

Masó entiende a la perfección este negocio. "Mientras menos cosas sólidas hay en el horizonte, surgen más lectores. Chávez ha creado el interés en la lectura porque ha obligado a la gente a pensar".



"Chávez no infunde respeto en el pueblo, inspira risa"



Chávez habla. Mucho. El 2 de febrero de 1999, cuando asumió la jefatura de Venezuela, realizó cuatro cadenas de radio y televisión, que sumaron 8 horas y 14 minutos. Sólo era el comienzo. Todos los domingos amenaza a la audiencia con romper el récord de duración de su programa Aló Presidente, que el 23 de septiembre de 2007 se extendió por 8 horas y 15 minutos.

Desde su púlpito mediático, el mandatario inventa expresiones, desempolva viejos términos y pone de moda algunos vocablos. Bautizó a sus detractores como "escuálidos". Si algún individuo osa aspirar a la presidencia, le clava el mote de "frijolito". A cada rato nombra a la "oligarquía" y condena a los "pitiyanquis". Antes que Estados Unidos, prefiere decir "Imperio". Y no cesa de repetir "socialismo".

No obstante, Alexis Márquez Rodríguez, miembro de la Academia Venezolana de la Lengua, descarta que el lenguaje presidencial sea imitado por sus compatriotas. "No creo que haya influido mucho en el habla común de los venezolanos, porque se trata de un lenguaje procaz, agresivo, vulgar e insultante, que el pueblo rechaza instintivamente. Es verdad que, en materia de lenguaje, somos desenfadados e informales, con una tendencia al uso de palabras soeces, recrudecida al máximo en los últimos tiempos, pero eso no tiene nada que ver con la agresividad y la violencia verbal".

Márquez Rodríguez señala que "el lenguaje habitual de Chávez ha producido cierta reacción humorística, pues la gente, al mismo tiempo que se indigna ante muchas de sus expresiones, tiende también a reírse y burlarse de ellas".

El comandante suele fustigar el individualismo y las inclinaciones egoístas, propias del pérfido modelo capitalista. El 15 de enero, en la presentación de su cuenta ante la Asamblea Nacional, exhortó a la patria a deslastrarse de esos vicios en un mensaje que duró 7 horas y media. La evaluación detallada de aquella disertación arrojó como resultado que la palabra que tuvo la mayor cantidad de menciones por parte de Chávez (489 veces) fue la primera persona singular: "yo".

El 15 de enero, en su cuenta ante la Asamblea Nacional, el presidente habló 7 horas y media. La evaluación detallada de aquella disertación arrojó como resultado que la palabra que tuvo la mayor cantidad de menciones por parte de Chávez (489 veces) fue la primera persona singular: "yo".

Al principio, era un jolgorio. "Este gobierno arrancó con una obra llamada 'La Reconstituyente', que causó gran impacto por la forma como retrataba la transición. Altos funcionarios asistieron a verla y salían emocionados, dando muestras de que había un sistema democrático tolerante y permisivo", relata el humorista Laureano Márquez.

Las cosas han cambiado. Hoy Márquez, politólogo de profesión, enfrenta una multa millonaria y una amenaza de sanción penal por columnas publicadas en el diario Tal Cual. "Ahora nos niegan los espacios públicos, nos investigan y nos agreden", dice, descorazonado.

Como sea, la fiesta continúa. "El humor se potencia cuando atacan la libertad. En este momento, casi todos los humoristas están volcados al tema político con un nivel de seguimiento impresionante", explica Márquez, máximo exponente de una generación que ha convertido la risa en arma subversiva.

Articulistas y caricaturistas son aplaudidos. Los teatros donde se presentan agotan la boletería. La ironía es un producto de primera necesidad. "El humor dice cosas profundas y contundentes. La gente va a vernos buscando desahogo. Cuando otras formas de crítica se cierran, el humor encuentra caminos y salta barreras".

Si en la antigüedad todos los caminos conducían a Roma, en esta Venezuela cualquier tema lleva al mismo destino. "Chávez ha impactado hondamente el humor, es imposible sustraerse de este personaje. No es un gobernante que pase desapercibido, es una cosa demasiado invasiva, lo permea absolutamente todo. Chávez es el Gran Hermano", sintetiza Márquez. Y baja el telón con una moraleja: "El humor y la tragedia siempre están vinculados".


No hay comentarios:

Publicar un comentario