domingo, 15 de enero de 2012

Otto Pérez Molina asume presidencia de Guatemala

Tomado de Siglo 21

En su discurso de toma de posesión, el nuevo Presidente reafirma el combate a la delincuencia y al narcotráfico

Por Lesly Véliz

El reloj marcaba las 16:22 horas; Otto Pérez posó su mano izquierda sobre la Constitución de la República y mientras levantaba la derecha expresó con voz firme ante el presidente del Congreso, Gudy Rivera: “Sí, juro”. Entonces, la multitud presente en el Domo estalló en una cerrada ovación.

Pérez ya era presidente. Luego vino su discurso de casi 50 minutos en el que reiteró sus promesas de campaña: mano dura contra la delincuencia y el narcotráfico, combate sin pausa a las extorsiones y los secuestros y un esfuerzo de cuatro años para mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos, tanto del campo como de la ciudad. Mencionó, en especial a los niños con su promesa de combatir y reducir la desnutrición.

Tras ser juramentado, la multitud aplaudía y gritaba: “¡Que viva mi General!” “¡Arriba Otto!”.

Quienes tardaron un poco más en sumarse a las ovaciones del público fueron los ex mandatarios Álvaro Colom y Rafael Espada. Sus aplausos fueron breves y tímidos, como si presintieran las críticas que, 18 minutos más tarde, Pérez haría a su administración durante su primer discurso como mandatario.

Igual algarabía de los simpatizantes provocó la juramentación de Roxana Baldetti, quien a las 16:27 horas ya era la vicepresidenta de la República.

Ambos nombramientos fueron celebrados por la Banda Sinfónica Marcial, que desde el lado derecho de las gradas se sumó al ambiente festivo con una fanfarria; mientras tanto, los cadetes que hacían valla a lo largo de la alfombra roja en la duela, no movían un músculo.

Pérez y Baldetti, así como los diputados del PP que estaban en el escenario, entonaron el Himno Nacional y escucharon La Granadera con los puños derechos en el pecho, a manera de saludo.

Fue el color naranja el gran ausente. Únicamente los diputados patriotas lo lucían en sus corbatas, mientras que los simpatizantes portaban camisas azules y blancas para formar dos grandes banderas nacionales en los graderíos.

Las ofertas

El Presidente de Guatemala llamó durante su discurso a refundar la sociedad guatemalteca sobre la base de la reconciliación nacional, que conduzca al fin de la violencia y la criminalidad que azota al país y que lleve el bienestar a la mayoría de la población que hoy vive en la miseria.

“La gente quiere que Guatemala cambie y está dispuesta a poner la cuota que le toque, y no sólo nos desean éxito, nos dicen qué podemos hacer y cómo podemos contribuir. Los países que han cambiado lo han hecho cuando la mayoría de la población ha dicho que quiere ser la parte del cambio como hoy lo estamos haciendo en Guatemala”, afirmó Pérez.

Fue un discurso lleno de esperanza, pronunciado, además, ante los jefes de Estado de Centroamérica, Colombia, México, Haití y Surinam, entre otros.

El general retirado, ex jefe de inteligencia del Ejército durante el conflicto interno armado que cobró más de 200 mil víctimas y desaparecidos entre 1960 y 1996, apeló en varias ocasiones a la reconciliación e insistió en dejar atrás el pasado. Sobre el cambio de era de que hablan los mayas dijo que éste lo iniciará su gobierno.

Retraso y críticas

“En breves momentos daremos inicio a esta histórica actividad”. Así dijeron en tres ocasiones Luis Garistú y María Luisa Gómez, maestros de ceremonias del Acto Solemne de Transmisión del Mando Presidencial 2012. Esas palabras resonaron en las bocinas del Domo a las 15:07, 15:12 y 15:28; sin embargo, no fue sino hasta las 15:50 cuando todo empezó. Una hora con 20 minutos más tarde de lo previsto.

Colom y Espada fueron los primeros en ingresar; los aplausos apenas emergieron, contrario a lo que ocurrió cuando se hizo el anuncio de la llegada del presidente mexicano Felipe Calderón. Le siguió el colombiano Juan Manuel Santos.

Poco a poco, cada representante de las delegaciones internacionales fue ocupando su lugar. La parte central de la duela se llenó, lo cual no ocurrió con los puestos destinados a los diputados: No menos de 14 sillas lucían vacías; la mayoría de ellas, a la derecha de Otto Pérez.

Quienes no lucían cómodos en el escenario eran Colom y Espada. A las 16:19 horas, Colom entregó sus insignias, en medio de abucheos y chiflidos. Esas expresiones de rechazo no cesaron a lo largo de sus escasas intervenciones, e incluso en su salida del Domo, la cual se hizo justo en medio de los simpatizantes de su sucesor.

La mayor parte del tiempo, Colom mantuvo su mano derecha sobre la sien del mismo lado o bien quedaba de brazos cruzados mientras los asistentes aplaudían cuando el nuevo Presidente, durante su discurso, calificaba de “modelo clientelar y corrupto” a la forma de manejar los programas sociales.

Durante su alocución, Pérez pocas veces titubeó. Lo hizo una vez cuando hablaba del B’aqtun’, el ciclo que, según los mayas, está por terminar. Cuando la cifra correcta era de 5,125 años, el mandatario mencionó “cincuenta cinco mil ciento veinticinco años”; lo corrigió más tarde.

Para las 17:35 horas, el presidente del Congreso, Gudy Rivera, dio por concluida la sesión solemne y se dio paso al saludo de los mandatarios internacionales a las nuevas autoridades. Los simpatizantes no esperaron y salieron presurosos del Domo de la zona 13.

Cuando Gustavo Martínez fue juramentado por Pérez como el nuevo Secretario General de la Presidencia, la mayoría de asientos lucían vacíos. Es más, casi nadie ponía atención al juramento de los nuevos 13 ministros.

Los pocos seguidores que se quedaron en el polideportivo esperaron a un costado de la rampa la salida de los nuevos mandatarios y de sus respectivas parejas. Aprovecharon para obsequiar a Rosa de Pérez un collar de plata e intentaron entregar una imagen de la Virgen en porcelana al mandatario, pero no les fue posible.

Las horas habían avanzado y las agujas del reloj anunciaban que eran las seis de la tarde. Las puertas del Domo estaban por cerrarse, pero las de una nueva era, “la del cambio”, según Otto Pérez, recién se habían abierto.

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