sábado, 7 de enero de 2012

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ROLES FAMILIARES

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

La familia es un proyecto iniciado por dos personas, que tiene como objetivos fundamentales, normalmente, disfrutar de la convivencia entre sus miembros, y proyectarse al futuro a través de la reproducción y transmisión de valores a la futura generación. La familia es un sistema humano, y para que funcione como tal, cada miembro debe tener unas funciones armónicamente distribuidas, de modo que el funcionamiento de todas ellas hace que el sistema funcione adecuadamente. Si alguna de las funciones falla decimos que hay una disfunción familiar. El conjunto de funciones que asume cada miembro es lo que conocemos como “su rol” dentro de la familia.

Es de lógica que cada miembro se ocupe de aquellas funciones que mejor puede desarrollar, bien sea por su capacidad, conocimiento, habilidad, experiencia, disponibilidad de tiempo, etc.; no necesariamente por cultura, puesto que la cultura establece unos patrones generales, sin tomar en cuenta las capacidades y talentos individuales de cada persona, lo que muchas veces provoca que el sistema no funcione de la mejor forma posible. Debe buscarse, por otra parte, cierto grado de equilibrio entre las funciones de los miembros.

Además, independientemente de las demás funciones, la responsabilidad en la educación integral de los hijos debe ser compartida por la pareja; no ya sólo por el equilibrio, sino porque es lo más conveniente para los hijos. Ese es uno de los aspectos en que la cultura tradicional ha equivocado su enseñanza, otorgándole a la mujer casi en exclusiva tal responsabilidad y a la vez privilegio, privando del mismo al hombre, quien, lógicamente, nunca aprendió a reconocerlo como tal.

En la medida en que los hijos van creciendo deben también colaborar con algunas funciones sencillas, compatibilizándolas y sin que interfieran con su actividad escolar, que es su función fundamental. Cuando con la familia conviven otros miembros, tales como abuelos, tíos, etc., como es frecuente, éstos deben compartir muchas de las funciones (no todas) de la familia en la medida en que su vida cotidiana está integrada a la de la familia, y en la medida también de su capacidad.

Sin embargo, en ningún caso debe perderse por ello el concepto de familia nuclear, es decir, la conciencia de que el proyecto de familia está formado por la pareja y sus hijos, y que los demás miembros son miembros asociados al proyecto, con voz, pero sin voto en la toma de decisiones trascendentales, en el establecimiento de los criterios que guían el proyecto familiar, o en el modelo educativo de los hijos, que compete exclusivamente a la familia nuclear, es decir, a la pareja, y a los hijos en la medida en que éstos van siendo mayores, quedando en estos casos la función de los miembros asociados como una labor de apoyo a los criterios de la pareja.

Es fácil explicar por qué, aunque el modelo familiar señalado se considera como el ideal, en infinidad de casos no se sigue, y cuando se sigue, en muchísimos casos fracasa. No se ve como un proyecto, con planificación, objetivos y funciones. Los matrimonios o uniones de pareja frecuentemente no responden a esos criterios, sino que son casuales, al igual que lo es la forma en que los hijos vienen al mundo. Y aun dentro de una familia formalmente establecida los roles no se siguen con criterios racionales, sino culturales y egoístas.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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