lunes, 26 de marzo de 2012

Como cambian las cosas: Televisa pide que abran mercado a mayor competencia

Tomado de The Wall Street Journal

Por Emilio Azcárraga

Aunque podríamos haber parecido estar en contra de esto en el pasado, Televisa no se opone a la creación de una tercera, cuarta o hasta quinta cadena televisiva nacional

El mes pasado trajo noticias contradictorias para Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. La Comisión Federal de Competencia de México rechazó una inversión de Televisa, la cadena de televisión más grande del país, en Iusacell, compañía de teléfonos celulares. Esa fue una buena noticia para Slim porque obstaculizó a un rival de su imperio de telecomunicaciones.

La mala noticia: la Comisión Federal de Telecomunicaciones de la nación no logró llegar a un acuerdo para allanar el camino para una tercera y cuarta cadena de televisión abierta. Slim quiere a toda costa entrar al negocio de la televisión. Ambas decisiones aseguran el estatus quo, son malas para los consumidores, malas para México y malas para Televisa, la compañía que presido, administro y en la cual soy el mayor accionista.

Primero lo primero. Aunque podríamos haber parecido estar en contra de esto en el pasado, Televisa no se opone a la creación de una tercera, cuarta o hasta quinta cadena televisiva nacional. Si acaso la Comisión de Telecomunicaciones anuncia los términos de una subasta para más frecuencias de televisión, no la desafiaremos legalmente, siempre y cuando que las reglas creen una igualdad de condiciones para la competencia.

Tampoco retaríamos un intento para una nueva cadena televisiva apoyada por un socio estadounidense, siempre que recibamos un trato recíproco en Estados Unidos. En la actualidad, la ley estadounidense prohíbe a los extranjeros ser propietarios de más de 25% de cualquier estación de televisión.

Le damos la bienvenida a una mayor competencia en el mercado mexicano de los medios masivos de comunicación, particularmente en la televisión, porque creemos que nuestra compañía es la mejor, y lo ha sido durante más de medio siglo. Antes de lanzar nuevas cadenas, sin embargo, es esencial establecer regulaciones que igualen las condiciones para la industria de las telecomunicaciones. De otro modo, el futuro del negocio de la televisión abierta, por cable y por satélite estaría seriamente en peligro.

El total de la publicidad televisiva abierta de México es ligeramente superior a US$2.500 millones al año; el mercado de la televisión pagada son otros US$2.500 millones. Sin embargo, aunque 95% de los hogares mexicanos tiene televisor, la televisión por cable (en la que poseemos una gran filial) sólo alcanza 30% de todas las viviendas. Y ya que la ley estadounidense nos dificulta ampliar nuestra participación en Univisión (la mayor cadena en idioma español de EE.UU. y la número cinco en general), Televisa tiene que diversificarse para crecer.

Es por eso que el año pasado hicimos un trato con Iusacell, un pequeño operador de telefonía móvil con una participación de mercado de 4%, propiedad de nuestra competencia televisiva TV Azteca (que tiene casi 30% del mercado de televisión de aire). Nosotros queremos participar activamente en el mercado de las telecomunicaciones, especialmente en telefonía celular. El mercado de los teléfonos móviles de México tiene un valor actual de casi US$15.000 millones.

La Cofeco, la agencia antimonopolio de México, bloqueó nuestra transacción con Iusacell por preocupaciones de que dos cadenas de televisión unidas en una empresa en común en la industria de las telecomunicaciones pudieran confabular en el mercado de los medios masivos. Esto nunca ha sucedido y no es la intención de Televisa. Estamos preparados para establecer barreras con el fin de abordar las preocupaciones de la agencia.

La agencia antimonopolio debería entender que no solamente es un buen negocio para nosotros entrar al mercado de las telecomunicaciones, sino que también es una buena noticia para México. Eso se debe a que el mercado de las telecomunicaciones en México lamentablemente carece de competencia. Las compañías de Carlos Slim controlan 70% del mercado de teléfonos móviles de México, 74% de los servicios fijos de banda ancha y 80% del mercado de teléfonos fijos del país.

De acuerdo con un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México pierde 2,2% de su Producto Interno Bruto cada año debido a las tarifas astronómicamente altas de los teléfonos celulares, a la baja penetración de Internet y a la mediocre conectividad. México tiene 10% de los suscriptores de Internet inalámbrico por cada 100 habitantes que tiene Turquía. Sus tarifas de telefonía celular son por mucho las más caras en la OCDE. En relación a otros países de la OCDE, México está clasificado en el último lugar en términos de inversión per cápita en telecomunicaciones; pero, señala el estudio, " Los márgenes de rentabilidad del incumbente casi duplican el promedio de la OCDE".

Nosotros vemos con buenos ojos la competencia en televisión. Pero Slim ha luchado con uñas y dientes para bloquear la competencia en las telecomunicaciones, y ha retrasado los intentos del gobierno para regular su firma de telefonía fija Telmex y su proveedor de telefonía celular Telcel en los tribunales de México.

La OCDE recomienda que "Telmex no debe recibir autorización para prestar servicios de televisión, a menos que esté sujeto a una adecuada regulación asimétrica, que exista evidencia de que cumple con ésta y de que no recurre a impugnaciones o apelaciones judiciales para demorar o suspender su cumplimiento". Esas regulaciones "asimétricas" regularían a Telmex más estrictamente que a compañías que intentan entrar al mercado para compensar el dominio del mercado de Telmex.

México está cambiando para mejorar. Televisa también. Entonces también debería hacerlo alguien con la visión, el talento y la influencia de Carlos Slim. —Emilio Azcárraga es presidente de Televisa, con sede en la Ciudad de México.

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