Por Luis Montes Brito
Para Diario El Mundo, El Salvador Revista Digital Gurú Político, México
El silencio cómplice con los rumores
es la intrigante estrategia comunicacional diseñada por el presidente y sus
asesores
Una vez más El Salvador vuelve a ser el foco de atención internacional,
esta vez debido a la supuesta negociación entre el gobierno del país
centroamericano con las pandillas conocidas como “maras”. El tema aún es una moneda al aire debido a las
repercusiones, positivas o negativas que de él se generen. Nacionalmente hay
demasiadas dudas que solo pueden ser aclaradas por la máxima autoridad del
país, el presidente Mauricio Funes.
La voz oportuna de un presidente en aquellos temas que inquietan a los
habitantes de una nación es la llamada a llevar la tranquilidad y el sosiego a sus
ciudadanos. El mensaje coherente y consistente, la información suficiente y
oportuna reduce los rumores y terminan por hacer desaparecer la inquietud del
pueblo.
Siendo Funes un experto comunicador, es claro que él domina mejor que muchos
salvadoreños dicha materia, por tanto se espera que ésta sea una fortaleza en
su administración.
Sin embargo, en este tema específico, el silencio cómplice con los rumores
es la intrigante estrategia comunicacional diseñada por el presidente y sus
asesores. Tal vez porque han llegado a la conclusión que mientras los primeros
resultados se definen hay un costo político menor en la incertidumbre pública
que en asumir responsabilidades por una negociación hecha con el diablo.
Solo una presión cada vez mayor de los medios informativos, a los cuales se
sumaron diversos sectores, ha obligado al presidente de la República a romper su
silencio en un intento sin éxito de aclarar la preocupación general derivada de
tan importante temática.
Increíblemente la vocería de tan importante asunto de interés nacional fue
cedida por el gobierno a los líderes de las maras, quienes apoyándose en los
recursos del estado han desarrollado desde los propios centros penitenciarios
una fuerte campaña mediática que incluye atribuirse el liderazgo de las
negociaciones, el éxito de la baja del índice de asesinatos, hasta desarrollar
una campaña de imagen para mostrar el rostro humano de las maras expresado en
un súbito arrepentimiento por los crímenes cometidos para lo cual piden perdón público
a los familiares de sus víctimas.
Casi veinte días después de surgido el rumor, Funes convoca a una
conferencia de prensa para aclarar el tema, en la cual reconoce que su gobierno
únicamente ha fungido como “facilitador” en la negociación confirmada entre la
iglesia y las maras. Sin explicar cómo queda en este contexto la separación
entre Iglesia y estado, ya que este último está asumiendo los compromisos
adquiridos por la iglesia. Durante la conferencia de prensa tampoco Funes supo
explicar cómo sin haber existido ningún tipo de acuerdos entre las tres partes se
llegó a la unidad de mensaje de los voceros de las maras, iglesia y gobierno
El ciudadano presidente aunque avala la negociación y por ende sus
acuerdos, no asume la responsabilidad de sus consecuencias, salvo lo positivo que
pueda darse de ellas y que ya es reclamado como mérito de la acción policial.
Pero aún así, sin asumir responsabilidad de dichos acuerdos y sin siquiera
darlos a conocer, aboga por legitimarlos a través de una iniciativa de un
acuerdo nacional.
Ante la falta de información pública de las peticiones de los mareros,
tomando como base los recientes acuerdos de paz, cabe preguntarse que si al
igual que con la ex guerrilla para que haya una inserción integral a la
sociedad habrá una amnistía o perdón por los delitos cometidos y si las maras
se convertirán en partido político. Según
datos del gobierno son más de 60,000 pandilleros más sus familiares por lo que
ya contarían con una base de votantes.
Considerando el éxito reclamado por los líderes pandilleriles en ser ellos
los responsables de disminuir el índice de asesinatos, probablemente veremos
muy pronto a algunos de estos como asesores en temas de seguridad ciudadana y
sin duda a muchos de los mandos medios como administradores de ONG’s.
Pienso que el presidente Funes se ha quedado demasiado corto en su intento
de dar una explicación satisfactoria del tema, así como los alcances del mismo,
por lo que aún es demasiado prematuro invitar a la unidad nacional para asumir
acuerdos donde existen muchas preguntas y muy pocas respuestas.
hola, deseo que las cosas se esten encaminado en una direccion en la que la gente alcanze a respirar.
ResponderEliminar1- para poder avanzar un poco, primeramente hay que desaprender varias malascostumbres, idiosincracias, habitos, enseñanzas, ejemplos, etc. que muchas veces es la educacion con la que hemos crecido, la que damos a nuestros hijos, la que mostramos en el trabajo, y hay conceptos que estan equivocados que uno no quiere ver para no corregirlo,
realmente la naturaleleza del humano, siempre ha sido curiosa, y como el desarrollo social es una carrera que tiene las mismas materias en las que todas las culturas que existen las han tenido que cursar, a traves de los años de cada una, para avanzar en el desarrollo social, por lo que unas que son mas antiguas, ya vivieron muchas experiencias que a las mas nuevas, todavia les falta.
cuando una cultura es antigua y aterriza en una cultura nueva, les es facil influenziarlos, educarlos o maleducarlos, inculcarles, enseñarles, cosas buenas y no tan buenas, que aun ni los administradores se han escapado, de estas influencias, porque han sido de sus conveniencias.
el problema esta en que cuando la influencia
no se como llamarle exactamente a esa costumbre de crear conflictos entre personas, las practicas de proceder en varias areas que lo conforman como persona es lo que resulta de cada persona.
hay cosas que trato de hacerlo lo mejor que puedo y otras que no estan bien que las hago concientemente y si me lo preguntan lo admito,
y hay muchas cosas que he aprendido pero para no hacerlo.
estos muchachos les ha faltado atencion en su crecimiento. hay que dedicarles tiempo, para darles las oportunidades que nunca han recibido,