Tomado de
The Wall Street Journal
A Héctor
Villalobos le han negado la visa por tatuajes como 'Ríe ahora, llora después'.
Por Miriam Jordam
En diciembre de 2011, Héctor Villalobos viajó desde
el estado de Colorado, en Estados Unidos, hacia su México natal para una
entrevista que formaba parte de su solicitud de residencia permanente. Preveía
estar fuera del país un par de meses para completar el proceso.
Siete meses después, funcionarios consulares
estadounidenses no le han permitido al trabajador de 37 años regresar a su casa
con su esposa y sus tres hijos. El problema: los tatuajes que tiene Villalobos
en su cuerpo, algunos asociados con violentas bandas mexicanas.
"Le gustan los tatuajes, como a muchos
estadounidenses", cuenta Veronica, su esposa estadounidense desde hace
seis años, quien asegura que su marido no está relacionado con ninguna
organización criminal. Villalobos explica que se hizo sus tatuajes —algunos en
México, otros en EE.UU.— porque pensó que lucían bien.
En los últimos años, señalan abogados de inmigración,
la preocupación sobre pandillas extranjeras que puedan ingresar a EE.UU. ha
llevado a Washington a retrasar o negarles green cards, o la residencia legal
permanente, a algunos postulantes con tatuajes.
Los controles han afectado a muchos inmigrantes,
principalmente de América Latina, pese a no tener antecedentes penales. Las
denegaciones se basan en una sección de la ley de inmigración de EE.UU. que
justifica la "no admisión" por razones de seguridad nacional,
incluyendo posibles vínculos con organizaciones criminales.
En el año fiscal que cerró en septiembre de 2006, el
Departamento de Estado de EE.UU. les denegó visas de inmigrantes a sólo dos
personas al tener "motivos para creer" que buscaban "sólo,
principalmente o incidentalmente" involucrarse en el crimen organizado. En
el año fiscal 2010, el año más reciente del cual hay cifras disponibles, la
cantidad aumentó a 82 personas.
Héctor Villalobos, con su esposa, Veronica, y
sus tres hijos.
La presencia de tatuajes no es motivo suficiente para
negar una solicitud, según una vocera de la Oficina de Asuntos Consulares del
Departamento de Estado. La funcionaria sostiene que "se le ha prestado más
atención a tatuajes como indicadores de pertenencia a bandas criminales durante
el proceso de visado", ya que las autoridades han comprendido mejor la
relación entre "ciertos tatuajes" y las pandillas. El departamento no
comenta sobre casos individuales, explica.
Abogados y criminólogos sostienen que muchos de los
tatuajes que causan problemas para los inmigrantes simbolizan la pertenencia a
una banda pero han sido adoptados por el público en general. Un diseño familiar
es el de un par de máscaras de teatro conocidas como "Ríe ahora, llora
después", como el de Villalobos. "Si tienes un tatuaje de una
pandilla, es razonable que un funcionario consular investigue si tienes
relación con bandas", señala Ira Mehlman, vocera de la Federación de
Reforma Inmigratoria Estadounidense, un grupo que está a favor de reducir la
inmigración. "Nuestro gobierno está capacitado para tomar estas
decisiones".
Algunos críticos dicen que funcionarios
estadounidenses están tomando decisiones que afectan las vidas de las personas
y usurpan sus derechos. "Abren una red demasiado amplia y quedan a un paso
de violar la primera enmienda, sobre la libertad de discurso y expresión",
asevera Jeff Joseph, abogado de inmigración de Denver.
Thomas Boerman, un experto en pandillas que a menudo
ejerce como testigo experto, llama "hipervigilancia" al escrutinio
intensificado. El problema, dice, es que las autoridades estadounidenses
"no son competentes para interpretar con precisión los tatuajes".
Abogados de inmigración indican que
las negativas comenzaron a surgir hace unos años. Los solicitantes perjudicados
suelen ser inmigrantes indocumentados, como Villalobos, que pueden obtener la
residencia legal permanente al casarse con un ciudadano estadounidense. Sus
solicitudes son revisadas en su país de origen por autoridades de EE.UU.
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