miércoles, 25 de julio de 2012

Diáspora salvadoreña un ente importante del Asocio para el Crecimiento

Por Luis Montes Brito

Para Diario El Mundo, El Salvador
Revista Gurú Político, Mexico


De acuerdo a datos de la CEPAL en su informe “La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2011, esta región  recibió 153,448 millones de dólares de inversión extranjera directa (IED), un 31% más que en 2010. Este es el segundo año consecutivo de crecimiento, tras la caída propiciada por la crisis financiera internacional en 2009. Asimismo, América Latina fue la región del mundo donde más crecieron las entradas de IED y su participación en las entradas mundiales alcanzó un 10%
Centroamérica es la sub región que menos IED recibió, siendo a su vez El Salvador el país con la menor captación de inversiones extranjeras.
Entre las causas que provocan este pobre desempeño  se señalan la delincuencia, la inseguridad jurídica y la débil institucionalidad del país. Aunque Honduras y Guatemala comparten los mismos niveles de delincuencia reciben muchas más inversión que El Salvador.
No obstante que la economía salvadoreña supera en un 300% a la economía de   Nicaragua, este último país recibió mas de doble de la inversión captada por el nuestro. Hay que decir que Nicaragua es el país que más se ha beneficiado de la inversión del gobierno venezolano, la cual despierta gran incertidumbre ante la salud y sospecha de una enfermedad terminal del presidente Chávez.
Además de las 3 causas señaladas anteriormente como causantes de la pobre IED en El Salvador, expertos opinan que a ésta abona una serie de circunstancias políticas las cuales generan un ambiente de incertidumbre y desconfianza en el país, que van desde mensajes revanchistas y de amenazas veladas al sector privado por parte de funcionarios del partido oficial salvadoreño.
Al ya deteriorado clima de negocios se suma ahora el choque de poderes del estado que en nada ayuda a un ambiente propicio para atraer inversiones extranjeras.
Sin embargo, El Salvador cuenta con una ventaja sobre sus vecinos y demás países de la región latinoamericana, la cual es que la tercera parte de sus ciudadanos viven en el exterior, principalmente en Estados Unidos, donde viven cerca de 3 millones de salvadoreños.
Recientemente un informe de la agencia Nielsen situó a la población hispana en EEUU como la novena economía del mundo. Un 6%  de  esa minoría es de origen salvadoreño quienes al mismo tiempo conforman el 1% del total de la población EEUU, la economía mas grande del mundo y una de las primeras naciones con el PIB per cápita más alto a nivel global.

El mismo informe señala que las necesidades de los hispanos residiendo en EEUU son poco atendidas por sus países de origen, a pesar de que tienen la fuerza para ser determinantes en sectores como el tecnológico y el de medios de comunicación.

En El Salvador la historia reciente ha demostrado que los salvadoreños en el exterior  han sido una de las fuentes más importantes de inversión desde el exterior, los datos la ubican como la única fuente constante de la misma además de colaborar con una quinta parte de la economía del país centroamericano.
En la competencia por captar IED los diferentes países diseñan estímulos fiscales para los inversionistas, partiendo de la base del respeto a sus derechos elementales. Valdría la pena que el GOES antes de pensar en estímulos a inversionistas extranjeros empezara por respetar los derechos mínimos de los mas fieles inversores que ha tenido y seguirá teniendo El Salvador: La Diáspora.
Es importante tener en mente que la seguridad jurídica inicia con la documentación legal de los inversionistas, misma que para los salvadoreños en el exterior representa el Documento Único de Identidad. Seria interesante cuantificar el impacto de las inversiones que ha perdido El Salvador como producto del cierre durante más de un año de los duicentros en el exterior.
Ante la dura competencia a nivel global por las IED la cual aventajan países como Brasil, Rusia, India y China es imperante  que el Gobierno de  El Salvador supere la visión limitada y utilitaria de ver a los salvadoreños en el exterior  únicamente como remeseros sin derechos y servicios, para transformarlos en un ente importante del Asocio para el Crecimiento y convertirlos realmente en motor del desarrollo nacional. 

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