De acuerdo a datos de la
CEPAL en su informe “La inversión extranjera directa en América Latina y el
Caribe 2011, esta región recibió 153,448
millones de dólares de inversión extranjera directa (IED), un 31% más que en
2010. Este es el segundo año consecutivo de crecimiento, tras la caída
propiciada por la crisis financiera internacional en 2009. Asimismo, América
Latina fue la región del mundo donde más crecieron las entradas de IED y su
participación en las entradas mundiales alcanzó un 10%
Centroamérica es la sub
región que menos IED recibió, siendo a su vez El Salvador el país con la menor
captación de inversiones extranjeras.
Entre las causas que
provocan este pobre desempeño se señalan
la delincuencia, la inseguridad jurídica y la débil institucionalidad del país.
Aunque Honduras y Guatemala comparten los mismos niveles de delincuencia
reciben muchas más inversión que El Salvador.
No obstante que la
economía salvadoreña supera en un 300% a la economía de Nicaragua, este último país recibió mas de
doble de la inversión captada por el nuestro. Hay que decir que Nicaragua es
el país que más se ha beneficiado de la inversión del gobierno venezolano, la
cual despierta gran incertidumbre ante la salud y sospecha de una enfermedad
terminal del presidente Chávez.
Además de las 3 causas
señaladas anteriormente como causantes de la pobre IED en El Salvador, expertos
opinan que a ésta abona una serie de circunstancias políticas las cuales
generan un ambiente de incertidumbre y desconfianza en el país, que van desde
mensajes revanchistas y de amenazas veladas al sector privado por parte de
funcionarios del partido oficial salvadoreño.
Al ya deteriorado clima
de negocios se suma ahora el choque de poderes del estado que en nada ayuda a
un ambiente propicio para atraer inversiones extranjeras.
Sin embargo, El Salvador
cuenta con una ventaja sobre sus vecinos y demás países de la región
latinoamericana, la cual es que la tercera parte de sus ciudadanos viven en el
exterior, principalmente en Estados Unidos, donde viven cerca de 3 millones de
salvadoreños.
Recientemente un informe de la
agencia Nielsen situó a la población hispana en EEUU como la novena economía
del mundo. Un 6% de esa minoría es de origen salvadoreño quienes al
mismo tiempo conforman el 1% del total de la población EEUU, la economía mas
grande del mundo y una de las primeras naciones con el PIB per cápita más alto
a nivel global.
El mismo informe señala que las necesidades
de los hispanos residiendo en EEUU son poco atendidas por sus países de origen,
a pesar de que tienen la fuerza para ser determinantes en sectores
como el tecnológico y el de medios de comunicación.
En El Salvador la historia
reciente ha demostrado que los salvadoreños en el exterior han sido una de las fuentes más importantes de
inversión desde el exterior, los datos la ubican como la única fuente constante
de la misma además de colaborar con una quinta parte de la economía del país
centroamericano.
En la competencia por
captar IED los diferentes países diseñan estímulos fiscales para los
inversionistas, partiendo de la base del respeto a sus derechos elementales. Valdría
la pena que el GOES antes de pensar en estímulos a inversionistas extranjeros
empezara por respetar los derechos mínimos de los mas fieles inversores que ha
tenido y seguirá teniendo El Salvador: La Diáspora.
Es importante tener en
mente que la seguridad jurídica inicia con la documentación legal de los
inversionistas, misma que para los salvadoreños en el exterior representa el
Documento Único de Identidad. Seria interesante cuantificar el impacto de las
inversiones que ha perdido El Salvador como producto del cierre durante más de
un año de los duicentros en el exterior.
Ante la dura competencia
a nivel global por las IED la cual aventajan países como Brasil, Rusia, India y
China es imperante que el Gobierno
de El Salvador supere la visión limitada
y utilitaria de ver a los salvadoreños en el exterior únicamente como remeseros sin derechos y
servicios, para transformarlos en un ente importante del Asocio para el
Crecimiento y convertirlos realmente en motor del desarrollo nacional.
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