En relación al blog titulado “Roles familiares”, del 6 de Enero de
2012, una lectora expone en su comentario una situación bastante común, el de la injerencia de
terceras personas, habitualmente las suegras, en la vida de la joven pareja, y
en particular en la crianza de los niños.
La injerencia se tiende a ver más normal cuando es de parte de la abuela
materna, dado que poco le suele importar al hombre poco implicado en la crianza
de sus hijos que su suegra “eche una mano”; a veces hasta lo agradece.
Sin
embargo, cuando es la abuela paterna la protagonista de la injerencia, la joven
madre siente, y con toda razón, que se le está usurpando el derecho fundamental
de la crianza de su hijo, y de la toma de decisiones en su familia, como que la
jefa de la casa es la suegra, y no ella. Y lo curioso es que, en bastantes casos, no hay una mala intención de parte
de la suegra; simplemente no se ha planteado, no ha comprendido aún, que su
papel como madre ya pasó, y actúa con toda naturalidad con su nieto de la misma
forma que haría si fuera su propio hijo, sin darse cuenta de que no lo es, ni
de que ese niño tiene una madre.
Muchas veces piensa que están haciendo bien, porque están ayudando, y
además, “tiene la experiencia que le falta a la joven madre”. No existe en
ellas un mínimo de empatía para ponerse en el lugar de la otra parte. Sin
embargo, aun cuando no haya mala intención, no es tan fácil solucionar el
conflicto, y frecuentemente se termina dañando la relación familiar si no se
hace adecuadamente.
Es evidente que en la situación que presenta la lectora, esta persona, que
asumo que es su suegra o madre de su pareja, está irrespetando los roles
familiares, y no entiende cuál debe ser su papel, lo que lógicamente no solo
crea conflicto, sino que es también potencialmente negativo para el niño, que
tendrá, probablemente, que vivir una dualidad de referencias y criterios
educativos, y quizás hasta boicots a los mismos. Vuelvo a insistir, los padres
en consenso son los directores de la crianza de su hijo, en todo sentido.
Otras personas allegadas pueden aportar apoyo, a veces mucho apoyo, pero
siempre con consentimiento de los padres y bajo los criterios de los padres.
En este caso la abuela parece creer que es la dueña del
nieto, no solo por no comprender que ya no es madre criadora, sino abuela, sino
porque, tal vez, se siente dueña de su propio hijo, que es el padre del niño.
Si ella respetara la independencia y autonomía de su propio hijo, como persona
adulta que tiene su propia familia, no actuaría así.
El papel a jugar por el padre del niño es clave para la
resolución de este asunto. Ella debe hablar claramente con él sobre la
situación. Si es capaz de entenderla, él es quien debe hacer entender a su
madre cómo deben ser las cosas; y no será fácil. Es posible, incluso, que ya lo
haya hecho y quizá también él haya hablado con su madre, aunque tal vez de
forma tibia para no entrar en conflicto con ella, sin entender que el conflicto
lo está creando con su pareja.
Si él no consigue solucionar la situación, ella debe hablar directamente
con su suegra para solucionarla, pero procurando que el papá esté presente,
como moderador, y si no, de todos modos debe hacerlo, pero suave y cortésmente,
aunque con claridad y firmeza, mencionándole que no es nada contra ella, sino
su derecho de ser respetada plenamente como madre y directora de la
crianza del niño, y que siente que algunas de sus actitudes tienden a usurpar
ese derecho. Haciéndole ver también que desea que ella, como abuela, siga
gozando del afecto mutuo con el niño, pero de una forma más respetuosa con el
derecho de ambos padres a ejercer de padres. La forma en cómo ella responda y
afronte la situación le dará idea de cómo va a ser la relación con ella en el
futuro. Pero también la forma en cómo se aborde el tema con ella
influirá en su respuesta.
Es obvio que la lectora tiene razón, pero si tiene
oportunidad de solucionarlo de la forma menos confrontativa y más racional posible,
mejor, obviamente.
Si a pesar de todo, ella se muestra impenetrable y
resistente, no se debe ahondar en el conflicto directamente; ni discutirse o
hacer amenazas directamente con ella.
Simplemente debe hacer saber a su pareja que por el bien
del niño y de ellos mismos como familia, desea que su suegra no tenga mucho
contacto con ella y con el niño, incluyendo limitar las veces que su suegra les
visita, o que ella y el niño visitan a su suegra; y aún así, cuando ello
suceda, debe estar vigilante de la actitud de ella con el niño y con su pareja,
porque habría cierta probabilidad de que haya una labor furtiva de descrédito a
ella ante su pareja o el niño.
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Actividad profesional, en El Salvador, desde 1,993, un año
después de la firma de los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra civil y
donde se hizo evidente la necesidad de ayudar a recuperar la salud mental a las
personas afectadas por el conflicto.
Su actividad profesional ha sido enfocada en dos direcciones
fundamentales: una es el ejercicio de la profesión a través de la práctica
privada; y la segunda es la colaboración con diferentes medios de
comunicaciones nacionales e internacionales, con objeto de extender la
conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional
estigma. Fue la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ha colaborado con instituciones y organizaciones sin fines de
lucro en sus programas, entre ellas, Fundación Ayúdame a vivir, Ministerio de
Educación, Hospital Benjamin Bloom, Universidad de El Salvador. Ha sido también
acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su
personal. Su destacada trayectoria profesional ha sido reconocida por
diferentes organizaciones e instituciones entre ellas el Honorable Congreso de
su país El Salvador, quien la reconoció públicamente en 2007 por su destacada
labor profesional realizada en el campo de la salud mental.
Actualmente reside en Florida, Estados Unidos, desde donde
compatibiliza su actividad profesional con otras actividades.
A través de los medios tecnológicos actuales, como video
conferencia y teleconferencia, da consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad al paciente para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje, de igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los costos de los servicios de
terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de
absoluta privacidad
Su práctica profesional está orientada hacia la prevención, y
dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares, a la dirección y
educación de los hijos, ya que la Doctora Mendoza Burgos después de tantos años
de experiencia profesional está convencida de que el desenvolvimiento que cada
persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la
educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde
que nace el individuo, hasta que se vuelve adulto o se independiza.
La Doctora Mendoza Burgos es fiel creyente del rol fundamental
que juega la familia en el desempeño durante toda la vida del ser humano,
potenciando en buena medida sus probabilidades de éxito.
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