Tomado de Revista Semana.com
Camilo Torres, alias Fritanga, bailando con su esposa, Diana Salazar, en
el sexto día de la rumba que organizó por su matrimonio.
A las cuatro de la mañana del pasado 2 de julio, un
nutrido grupo de oficiales de la Dijin, acompañados por comandos de la Armada,
desembarcaron en la isla Múcura, a dos horas de Cartagena. Llegaron hasta el
Hotel Punta Faro, donde a esa hora más de un centenar de personas
protagonizaban una bacanal digna de la ostentación de los capos de antaño. Iban
tras un narcotraficante llamado Camilo Torres, conocido con el alias de
Fritanga, requerido en extradición por una corte estadounidense, pero al que
las autoridades le habían perdido el rastro, pues oficialmente figuraba como
muerto. Y no solo lo encontraron a él: cuando comprobaron la identidad de los
invitados, encontraron entre ellos a siete ciudadanos de Estados Unidos,
algunos de los cuales dijeron ser nada menos que miembros de la Policía de ese
país.
"Lo que pasó ese
día ha sido lo más raro que me ha pasado en más de diez años de perseguir y
capturar narcos", dijo a SEMANA uno de los oficiales que estuvo en el
operativo. "Aunque íbamos armados y perfectamente uniformados, cuando nos
vieron entrar la gente comenzó a aplaudirnos. Pensaban que éramos parte de un
'show' y que estábamos disfrazados. Para la madrugada del lunes, ya llevaban
seis días de rumba en donde todas las noches había orquestas y fiestas temáticas.
Creo que pensaron que
nosotros éramos parte de una de esas fiestas temáticas. No querían apagar la
música. Solo cuando nos subimos a la tarima y la desconectamos y ordenamos a
los cantantes tenderse al piso cayeron en cuenta de que era una operación de
verdad", contó el uniformado.
En ese momento vieron a la persona que
estaban buscando: Fritanga. Estaba sin camisa y en estado de embriaguez
bailando con su esposa, con quien había contraído matrimonio unas horas antes.
En medio del llanto de la mujer, los hombres de la Dijin le informaron que
estaba capturado. "Conocieron al parcero, al amigo, y seguiré siendo el
amigo 'forever'", dijo el narco a los asistentes de la fiesta, que lo
despidieron entre whisky y aplausos, mientras la Policía lo sacaba del lugar.
En medio del alboroto
y el desconcierto, a los encargados de la operación les llamó la atención la
actitud de varios hombres corpulentos que, a diferencia del resto, estaban
perfectamente sobrios. Al hablar con ellos notaron que tenían un acento extranjero
y les solicitaron los documentos de identidad. Los siete hombres enseñaron
pasaportes estadounidenses, pero lo que mas llamó la atención fue que tres de
ellos afirmaron ser oficiales de Policía en Estados Unidos. No es claro si es
verdad o no. El caso es que, una vez se identificaron, los extranjeros fueron
dejados en libertad, aunque la información y las copias de los pasaportes
fueron enviadas por las autoridades a la embajada de Estados Unidos en Bogotá
para verificar si efectivamente, como afirmaron, son oficiales de Policía
gringos que estaban en la fiesta de Fritanga y averiguar qué hacían allí.
¿Quién es?
Fritanga es un narco
de muy bajo perfil que salió a la luz pública en 2008 cuando fue arrestado como
parte de la investigación contra el exdirector de Fiscalías de Antioquia,
Guillermo León Valencia Cossio.
Es primo de Jhon
Freddy Manco Torres, alias el Indio, quien, junto con el empresario Juan Felipe
Sierra, terminó en prisión sindicado de formar parte de la estructura de la
banda los Urabeños, liderada en ese entonces por Diego Rendón, alias don Mario.
En junio de 2009 un
juez ordenó la libertad de Fritanga y los demás implicados. A finales de 2010
la Corte Suprema reversó esa determinación y ordenó nuevamente la captura de
todos los implicados en ese caso. Valencia Cossio fue condenado a 14 años de
prisión por colaboración con grupos paramilitares. Pero de Fritanga no se
volvió a saber nada.
En una jugada hábil,
el narco fingió su muerte. Consiguió que una notaria de Bogotá certificara que
había fallecido el 11 de diciembre de 2010 y por cuenta de esto, en los
archivos de la Registraduría, Camilo Torres figuraba oficialmente como muerto
por causas naturales. Fritanga quedó por fuera del radar de las autoridades.
Con una nueva identidad
siguió manejando tranquilamente las rutas de exportación de coca desde las
costas de Córdoba para los Urabeños.
"Aunque tiene escasos 37 años de
edad, es un narco experimentado. Por eso no deja de sorprender que haya
cometido un error tan elemental como el de boletearse al hacer una fiesta
típica de un gran capo, algo que no veíamos desde las fiestas de los Rodríguez
Orejuela o Escobar en los años ochenta. Si no hace la fiesta, de pronto no
damos con él", contó el oficial.
Para su matrimonio
Fritanga alquiló todo el Hotel Punta Faro y dejó la isla para él y sus
invitados. Invitó a 220 personas con todo pago, tiquetes, alojamiento y demás,
durante ocho días. Contrató 12 orquestas y reconocidos artistas de música
vallenata que diariamente se alternaban para realizar shows que iban hasta la
madrugada. Según los estimativos de las autoridades, esa semana de parranda superó
los 2.000 millones de pesos (más de 1.1 millones de dólares).
"Había todo tipo
de personas en la fiesta. Actores, modelos, cantantes, prepagos. Fritanga se
portó bien y estuvo calmado cuando lo arrestamos. Irónicamente, el único
problema fue con un actor que protagonizó a un sicario en una serie de
televisión, quien, por los tragos, asumió el papel y fue extremadamente grosero
e insultó y empujó a los policías como si fuera el escolta del narco en la vida
real", contó el uniformado.
SEMANA tuvo acceso a
varios cientos de fotografías de la fiesta en donde se observan detalles y
asistentes a la parranda de Fritanga, entre ellos, varios de los gringos. A lo
largo de la semana anterior fue justamente ese derroche el que puso en todos
los titulares y sacó nuevamente del anonimato al narco que, como dice el
refrán: "No andaba muerto, andaba de
parranda".
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