sábado, 3 de septiembre de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: FOBIA ESCOLAR

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Asistir a la escuela usualmente es un evento agradable para los niños pequeños. Sin embargo, para algunos esto conlleva tensión, temor o hasta pánico. Cuando el niño se enferma debido a ello, "finge estar enfermo" o exagera síntomas físicos para quedarse en la casa y no ir a la escuela, padeciendo un temor casi paralizante por tener que dejar la seguridad de la familia y de la casa, es síntoma claro de fobia escolar. Es muy difícil para los padres hacerle frente a este pánico infantil, pero estos temores pueden manejarse con éxito.


Este miedo irracional puede aparecer por vez primera en niños que asisten a pre-escolar, o a primer grado, pero es más frecuente en niños que cursan el segundo grado. El niño por lo general se queja de dolores de cabeza, de garganta o de estómago justo antes de la hora irse a la escuela. La "enfermedad" se mejora cuando se le permite quedarse en la casa, pero reaparece a la mañana siguiente antes de ir a la escuela. En algunos casos, el niño se niega por completo a salir de la casa.

El negarse a ir a la escuela aparece generalmente después
de un periodo en el que el niño ha estado en la casa en compañía de la mamá, por ejemplo, después de las vacaciones, de los días de fiesta, o después de una breve enfermedad. También puede pasar después de un evento que le produce estrés, tal como la muerte de un familiar o de una mascota; tras un cambio de escuela o una mudanza a un vecindario nuevo, etc.

Los niños que tienen un miedo irracional a la escuela suelen también sentirse inseguros si se quedan solos en un cuarto, por ejemplo, y tienden a mostrar un comportamiento de apegamiento excesivo a sus padres, e inclusive se convierten en su sombra en la casa, o cuando están con ellos. Estos niños también pueden tener dificultad para dormir, un miedo exagerado y un temor irreal hacia los animales, monstruos, ladrones o a la oscuridad.

Los efectos potenciales a largo plazo pueden ser muy serios para un niño con miedos persistentes si no se maneja la situación adecuadamente. El niño puede desarrollar serios problemas escolares y sociales si deja de ir a la escuela y de ver a sus compañeros por mucho tiempo. No se le debe gritar o regañar. Se le debe hacer entender, con suavidad y dulzura, pero con total firmeza y seguridad, que asistir a la escuela no es una opción; debe hacerse. Claro, que los padres son los primeros que deben entender esto, ya que no todos lo hacen.


Los padres deben consultar con un especialista, si es necesario, quien trabajará con ellos en su esfuerzo de hacer regresar al niño de inmediato a la escuela y a otras actividades diarias. Como el pánico surge al dejar la casa, y no por estar en la escuela, el niño por lo general se queda tranquilo una vez que está en la escuela. Para algunos niños se requiere un tratamiento extensivo para tratar las causas del miedo.

Los niños mayores o los adolescentes que se niegan a ir a la escuela padecen por lo general de una enfermedad más grave y a menudo requieren tratamiento intensivo. En cualquier caso el miedo irracional de dejar la casa y a los padres se puede manejar con éxito y los padres deben hacerlo. No pueden simplemente dejarlo estar porque están perjudicando gravemente al hijo.

Acerca de la Doctora Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamin Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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