lunes, 25 de abril de 2011

Cuba: Entre el mea culpa y nuevas promesas

Por Luis Montes Brito
Para Diario El Mundo de El Salvador

Raúl Castro, de manera desfachatada, dijo que más de medio siglo de gobernar el país ha sido insuficiente para llevarlo a feliz destino.

El Partido Comunista Cubano (PCC) es el único partido político permitido por la dictadura de la isla. El Congreso del mismo es su organismo superior. En su versión actual, el PCC fue fundado el 3 de octubre de 1965, su antecedente es el Primer Partido Comunista de Cuba fundado en 1925. El artículo 5o. de la Constitución cubana lo define como la “fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.

El primer Congreso del PCC fue en 1975, realizándose los posteriores en los años de 1980, 85, 91 y el más reciente hace 14 años (en 1997) en La Habana. Inaugurándose la última edición la semana anterior.

Como era de esperarse, el mismo fue organizado ocupando como marco sendos despliegues de recursos que enviaban dos mensajes básicos: uno de demostración de fuerza orientado hacia el interior de la isla, con una gran movilización militar al más puro estilo comunista soviético y el otro mensaje de “apoyo del pueblo” dirigido hacia el exterior, para lo cual se movilizaron miles de “masas” que desfilaron realizando una coreografía vitoreando a la gerontocracia cubana. Posterior a la maniobra de distracción y circo para el pueblo materializada en el desfile, se reunieron los 1,000 delegados del VI Congreso, donde Raúl, el tirano menor de la dinastía, debutaba dirigiendo la reunión del organismo máximo.

Por inseguridad o presionado por las circunstancias, Raúl empezó con evidencias claras de malhumor y frustración, haciendo un mea culpa al reconocer la farsa e inoperancia de ese organismo que pretende legitimar como decisiones colegiadas las allí aprobadas, poniéndolo en entredicho en su discurso al expresar: “Se me cae la cara de vergüenza al tener que aceptar en público” que las reformas aprobadas por congresos anteriores del PCC nunca fueron implementadas. Las fallas de Cuba han sido definidas y vueltas a definir muchas veces, y este es el momento de llevar a cabo “lo que yo he ordenado, con el apoyo” del Buró Político de 19 miembros del PCC, quitándose la máscara conciliadora por la real de autoritario.

Las gigantescas fotografías del moribundo Fidel, utilizadas en el desfile previo, no fueron invitadas al congreso para no opacar el debut del menor de los tiranos, quien ya asumió oficialmente como Primer Secretario del PCC. Raúl, inquieto por el contexto de las rebeliones en países árabes y algunas naciones africanas donde han sido derribadas (y otras están en proceso de serlo), las que hasta hace poco se consideraban férreas dictaduras, se apuró desde su primera intervención ante los delegados del congreso a proponer que se limite el período de mandato de los dirigentes a no más de 10 años.

Una manera cínica de pedir la oportunidad de llegar como Presidente hasta el 2018 y terminar sus últimos días al frente de la Isla, considerando su avanzada edad (por cumplir 80 años) así como la del resto de la vetusta dirigencia “revolucionaria” de 1959 (Fidel Castro, 84); el primer vicepresidente José Ramón Machado Ventura, 80, y el vicepresidente Ramiro Valdés, el más joven de los “tiranosaurios”, de 78 años.

Reconoció que se han cometido errores en la revolución, manifestando que este congreso es la última oportunidad que le queda a su generación de rectificar, a pesar de la resistencia de varios líderes del partido.

Hábilmente Raúl se cuidó de descalificar a los posibles relevos actuales al declarar que una de las tareas más importantes en los próximos años será la de preparar un nuevo contingente de dirigentes debido a los errores cometidos por el PCC.

Raúl, de manera desfachatada, dijo que más de medio siglo de gobernar el país ha sido insuficiente para llevarlo a feliz destino, estimando que las medidas propuestas con las cuales promete retomar el camino correcto les tomará 5 años implementarlas.

Adivine usted, amigo lector, ¿quién es la persona capacitada para efectuar el cambio prometido?. Sí, acertó, el único capaz en la isla se llama Raúl Modesto Castro Ruz.

Si no fuera real lo aquí narrado probablemente tanto derroche de cinismo sería hasta divertido.

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