sábado, 23 de abril de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ESCUELA Y VIOLENCIA JUVENIL

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

La escuela es una de las soluciones que más se mencionan como respuesta a la violencia juvenil. Y se hace bajo un razonamiento muy sencillo: La misión de la escuela es educar; y lo que necesitan los adolescentes para no desviar su conducta es educación; luego... Así de simple. Bueno, entonces, ¿es un problema de la escuela como institución, que ya no educa como antes, o de los maestros actuales como personas, que ya no tienen esa misma vocación educadora? ¿Qué es lo que realmente puede hacer la escuela?.

La influencia de la escuela sobre sus alumnos es cada vez menor; también las vocaciones magisteriales son cada vez más débiles y tienden a perder su carácter educador para quedarse en simples transmisoras de conocimiento. Pero pese a ello, la violencia juvenil no es, esencialmente, un problema de escuela ni de maestros. No está ahí su raíz, y poco pueden hacer para tratar de mitigar un daño que se está produciendo en otra parte. Poco es mejor que nada; pero mientras no se repare el daño allí donde se produce, el problema seguirá existiendo.

Teóricamente, la escuela tiene como misión, a parte de la transmisión del conocimiento, la formación de valores morales, pero en la práctica, no nos engañemos, esto es una utopía. En la niñez y la adolescencia los valores no se enseñan como las matemáticas; sino que se aprenden viviéndolos. Y ello es un proceso largo y continuo que implica una convivencia estrecha y cotidiana con el educador, y unas directrices claras y unívocas, lo que supone que el educador debe ser uno sólo o muy pocos actuando en consenso; lo cual, a nivel escolar, solo sería posible en un régimen de internado o semi internado, en el que la institución educativa desplaza en su papel a la familia, que es la que puede y debe ejercerlo en forma natural y en el marco de la vida real.

¿Es factible un régimen así? Me temo que no. En la escuela, los adolescentes pasan unas horas al día, en las que difícilmente pueden existir las condiciones para formar valores, entre otras cosas porque hay múltiples educadores; porque cada uno tiene sus valores; porque ya no son educadores, sino profesores, cada uno tal vez especialista en su materia, pero no en educar; porque al año siguiente serán otros diferentes; y porque el tiempo que se comparte es un tiempo de aprendizaje académico; no de estrecha convivencia.

Entonces, ¿Qué es lo poco que puede hacer la escuela?. Pues son bastantes los jóvenes que se van involucrando en conductas violentas en la medida en que se va consumando su fracaso escolar; fracaso escolar debido a diferentes problemas, entre ellos algunos que tienen solución y en los que la escuela sí puede hacer algo, tales como problemas de hiperactividad de los escolares, que nunca fueron tratados, o de déficit de atención que ni siquiera fueron detectados. Otras muchas veces es simple aburrimiento y desinterés del alumno. La escuela no sólo debe enseñar, sino estimular el interés por el aprendizaje y ayudar a los padres a detectar por qué parte de los alumnos no asimilan la enseñanza normalmente.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamin Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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