Por Michael Moritz
San Francisco
Aquí en Silicon Valley, los inmigrantes y los estadounidenses de primera generación proveen el impulso y el apetito de casi todas las compañías que valen la pena. Pero actualmente el proteccionismo y la xenofobia están ahogando la entrega de visas H1-B para los mejores y más brillantes extranjeros. Tristemente, ya no podemos extender la bienvenida a personas con apellidos como Grove, Brin, Yang, Bechtolsheim, Huang, Nguyen, Omidyar y Wadhwani.
Algunos dicen que el efecto de los inmigrantes en Silicon Valley se exagera y que los capitalistas de riesgo deberían dar más oportunidades a los californianos. Pero los xenófobos y proteccionistas del estado solamente necesitan mirar a la historia reciente de la Liga Premier inglesa para ver el efecto transformador que los inmigrantes pueden tener en un mercado.
Hace veinte años, el fútbol profesional inglés estaba en ruinas. La mayoría de los estadios tenían unos pocos asientos. Los apuñalamientos y las peleas en las tribunas eran parte del entretenimiento. En 1986, 96 personas murieron aplastadas en un incidente en las tribunas durante un partido. Casi todos los jugadores en la liga habían nacido en Inglaterra, muchos a corta distancia del estadio en el que jugaban. Los clubes en Italia, España, Brasil y Argentina daban una versión más deslumbrante del deporte. Los ingresos por la cobertura televisiva eran pequeños. En menos de dos décadas todo eso ha cambiado, y hoy el mejor fútbol del mundo se juega en Inglaterra. La razón: los inmigrantes.
La Liga Premier inglesa es un testimonio de lo que ocurre cuando las barreras a los inmigrantes son derribadas y un mercado atrae a la gente más talentosa del mundo.
En 1992, el año de su formación, había solamente 11 futbolistas en la liga Premier que no habían nacido en el Reino Unido o en Irlanda. Ahora son más de 250 en una liga en la que la cantidad de jugadores titulares es de 220. En 1999, Chelsea fue el primer equipo de la liga Premier cuyos 11 titulares habían nacido en el extranjero.
La principal razón de este enorme cambio fue una decisión sobre normativa laboral de la Corte Europea de Justicia de 1995. La corte determinó que las complicadas reglas que restringían el libre movimiento de los jugadores de fútbol iban contra las leyes de la Unión Europea. Cuando esas reglas fueron eliminadas la liga Premier inglesa se vio inundada de los mejores jugadores del mundo.
Los resultados económicos de la llegada de inmigrantes talentosos han sido grandes. Hoy el fútbol que se ve en la liga inglesa es de lejos el más atractivo del mundo. El mercado local se ha expandido: la acción de los "hooligans" (como se conoce a los fanáticos violentos británicos) está en declive y las mujeres y los niños van a los estadios los sábados. Mientras tanto, el mercado de exportación es más lucrativo que nunca. Más de 500 millones de personas de 200 países siguen los resultados del Chelsea, el Manchester United, el Aston Villa, el Blackpool y el Tottenham Hotspur. Una gira de pre temporada por Asia se ha vuelto algo obligado para los mejores clubes.
La liga también ha atraído capital y hay propietarios de clubes de Estados Unidos, India, Rusia y el Medio Oriente. Solamente tres ligas deportivas —la NFL, la MLB y la NBA (de fútbol estadounidense, de baseball y de basketball, respectivamente)— superan a la liga inglesa en ingresos. Pero esas ligas, debe señalarse, compiten en mercados internos que son seis veces más grandes que el inglés.
En 1986, se llegó a un acuerdo con la televisión para la transmisión durante dos años de los principales partidos por 6,3 millones de libras, el equivalente a US$10 millones de hoy. En 1997, los derechos para tres años de transmisión se vendieron por 1.700 millones de libras o US$2.700 millones. No es sorprendente que el año pasado la liga Premier haya ganado el premio de la Reina a las empresas involucradas en el comercio internacional.
Los jugadores como Didier Drogba del Chelsea (nacido en Costa de Marfil), Cesc Fábregas del Arsenal (oriundo de España) y Nemanja Vidic del Manchester United (proveniente de Serbia) quizás no tengan los conocimientos técnicos para comenzar compañías de tecnología en Silicon Valley. Pero respondieron al mismo llamado que sintieron los fundadores y familias que alguna vez crearon Intel, eBay, Google, Nvidia, Yahoo y cientos de otras compañías formadas entre San José y San Francisco. Esos futbolistas son prueba viviente de que la mejor gente marca los mejores goles.
Rechazar al talento —no importa de dónde venga— solamente debilita al mercado y empobrece el juego de todos.
Moritz es un miembro de Sequoia Capital.
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