domingo, 15 de abril de 2012

Axel Kicillof: el joven gurú económico que goza del oido de Cristina Kirchner

Tomado de El Clarín
Influyente. Ex militante estudiantil, asesor de Jorge Capitanich durante el menemismo y flamante cuadro de La Cámpora, Kicillof interviene en los temas centrales de la macroeconomía.
Por Ezequiel Burgos

El viceministro de Economía cautivó a la Presidenta con su audacia. Sus ideas radicales se insinúan detrás de la captura de las reservas para el Tesoro o el inminente control de YPF. Su historia personal.
 
A Cristina la tengo hipnotizada”. Era una noche de diciembre en que los amigos –la mayoría ex alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires– se juntaron para hablar de fútbol, música o mujeres. Hasta que alguien mencionó a su jefa. Entonces, Axel Kiciloff dijo: “a Cristina la tengo hipnotizada”. Sin alardes.


El economista más consultado por la Presidenta tiene 40 años. Sólo uno más joven que él había logrado penetrar en el círculo íntimo del kirchnerismo: Iván Heyn, el ex subsecretario de Comercio Exterior que murió ahorcado por accidente en Montevideo. Kicillof y Heyn eran distintos políticamente, aunque se llevaban bien.

Los unía la ambición . Pero Kicillof es el primer economista de confianza de Cristina tras la muerte del único jefe de la economía nacional entre 2005 y 2010: Néstor Kirchner.

Aquella noche estival de 2011, con sus amigos, Kicillof tenía motivos para estar entusiasmado. Aunque formalmente lo habían designado secretario de Política Económica –virtual viceministro–, ya estaban dadas las condiciones para que Cristina Kirchner lo escuchara más que al ministro Hernán Lorenzino. Axel –un especialista en la obra del referente global de los heterodoxos John Maynard Keynes– era portador de la fórmula que a Cristina mejor le calzaba: inflar la demanda interna y recuperar la iniciativa estatal . Por ejemplo, cerca de su despacho indican off the record que, de acuerdo a los consejos de Kicillof, la prioridad ya no será eliminar generalizadamente los subsidios a los servicios públicos como Julio De Vido había alentado –y anunciado– unos meses atrás.

Pero ese viraje no sería más que una muestra del poder de Axel, muy superior al que gozaron Heyn y otros jóvenes funcionarios K como el titular de Aerolíneas Mariano Recalde, el legislador bonaerense Jorge Ottavis o algunos miembros de La Cámpora. Kicillof controla desde la estratégica caja de los contratos con los organismos internacionales hasta la tarea de los representantes que tiene el Estado en las firmas en las que heredó acciones tras el fin de las AFJP.

Kicillof también tiene acceso a la botonera de la macroeconomía. Fuentes del Gobierno lo señalan como el ideólogo de la reforma que permite al Banco Central prestarle más recursos al Tesoro, y su mirada también escruta los sectores automotriz y energético.

Hoy, los comentarios de Axel cotizan ante Cristina mejor que los de la titular del Banco Central, Mercedes Marcó Del Pont, e incluso los de Amado Boudou (ver recuadro). Hace tiempo que en el Ministerio de Economía no ven algo así: tres o cuatro veces a la semana, Kicillof cruza a la Casa Rosada o pasa el chofer para llevarlo a Olivos . En el Banco Central se sorprenden en comprobar cómo el viceministro es consultado por “la señora” más de una vez al día.

“Cristina está encantada con Axel”, admiten.

Sin embargo, Kicillof aún no hipnotizó a Guillermo Moreno. “Qué tal pibe, ¿cómo va el índice de precios?”, lo cruzó el secretario de Comercio en uno de sus primeros encuentros. Axel, que es crítico del INDEC, enciende las luces amarillas ante comentarios como ése. Es que la “experiencia Lousteau” está grabada en su disco rígido.

Como él, Martín Lousteau había soñado con llegar a su cargo. Como él, llegó a deslumbrar a Cristina. Pero mientras que en 2008 Néstor Kirchner marcaba la cancha, hoy Kicillof juega ‘más suelto’ y tiene un acceso al comando central de la esconomía como Lousteau no tuvo. Axel, además, tiene un ADN que su predecesor no posee: el de la militancia. En los 90 militó en la universidad y ahora admite hacerlo en La Cámpora .

“Tenemos que protestar. Esto no puede seguir así”, arengó un casi adolescente Axel Kicillof. Llevaba un sweater de llama color pastel. Su compañero en aquella aula, Mario Firmenich , permanecía callado.

Corría el segundo semestre de 1994, y en la facultad de Ciencias Económicas de la UBA ya terciaba fuerte la agrupación estudiantil TNT. Axel era uno de sus fundadores y líderes. Aquel día, el curso de microeconomía superior al que le hablaba estaba agitado: habían pasado dos meses desde su inicio y la mayoría no entendía nada. Un grupo de alumnos intentó postergar la fecha de examen, pero Kicillof fue más radical: pidió el cambio del docente

TNT había sido fundada dos años antes. Aunque se dice que el nombre significa ‘tontos pero no tanto’, en verdad el acrónimo nació como homenaje a Willie E. Coyote, el eterno perdedor del dibujo animado El Correcaminos, que pese a sus fallidos intentos por acabar con el héroe a través de bombas de TNT, jamás se rinde. Casi un chiste de estudiantina.

Mientras, fuera de las aulas, la economía argentina daba un giro copernicano. En 1992 la convertibilidad era un éxito; ya se habían producido la apertura de la economía y las privatizaciones. Pero TNT y Kicillof no criticaban ni a Cavallo ni al régimen neoliberal . Su meta era denunciar a Franja Morada y sus negocios en la universidad. Tal era su desinterés que el día en que la agrupación ganó uno de los once asientos en el Centro de Estudiantes, Kicillof y los suyos faltaron al escrutinio porque se habían ido al recital del grupo B-52 en Vélez.

En la segunda mitad de los noventa Axel pegó el salto a la política. A través de un docente conoció a un subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Social del menemismo. Así, Kicillof se transformó en asesor del hoy gobernador de Chaco Jorge Milton Capitanich. 
  
Pero su discurso era sinuoso: aunque ya se incubaba la Gran Depresión que desembocaría en el “que se vayan todos”, Kicillof no quería que TNT opinara de política.

Aquella especulación tuvo más testigos memoriosos. Entre los estudiantes de Economía que militaban en la UBA y no coincidían con Axel estaba Matías Kulfas, hoy gerente general del Banco Central y el hombre que Marcó del Pont designó para remplazar a Begnino Vélez tras el escándalo Boudou-Ciccone. Kulfas y otros economistas cercanos a la presidenta del Central recelan del relato que Kicillof hace sobre su militancia política. “Mientras nosotros denunciábamos la convertibilidad, Axel luchaba contra Franja ”, comentan.

Pero todo eso es pasado. Cuando dijo lo que dijo en aquella reunión de fin de año entre amigos, la relación del viceministro con la Presidenta ya florecía. Kicillof había arrancado con el pie derecho cuando tuvo una reunión con Cristina para hablar sobre Aerolíneas. Era el dos de la compañía. “La Presidenta tuvo una muy buena impresión de él”, cuenta un economista presente en aquellos primeros encuentros.

A Cristina tal vez le agradó la seguridad de Kicillof en sí mismo. Sus detractores llaman a eso soberbia ; los “kicillofistas” dicen que muchos de ellos en verdad sienten envidia de Axel. El viceministro admite que no es experto en los mercados de acero, de aeronavegación o de petróleo, sobre los cuales toma y hace tomar decisiones fuertes . “Hacer un doctorado lleva cuatro años. Nosotros llevamos dos años y medio en este terreno y hemos aprendido bastante”, dijo cuando estaba en Aerolíneas. 

Puede sonar atrevido, pero el CEO de una aerolínea importante de la región cree que, pese a su falta de experiencia en el mercado, la designación de Kicillof en la empresa no fue algo criticable. “En los últimos años, la aviación cambió más que los celulares. Desautorizar a alguien que no proviene del sector es como decirle al inventor del iPhone que no tiene experiencia en celulares porque hace 15 años eran distintos”, compara. Sin embargo, cree que “Kicillof es mucho mejor como economista que como empresario ”, ya que “la principal medida que tomó fue pagar todo lo que Aerolíneas debía, algo que con la billetera del Estado es muy fácil de hacer”.

El último objetivo de Axel es YPF. En el directorio de la firma admiten que se metió de lleno en el sector y que aprendió rápido.

¿Cuál es su plan? Sólo hay indicios.

Desde una de las petroleras más grandes dicen que alienta un modelo en el que las provincias se manejen con contratistas para explotar las áreas.

Si el precio del petróleo sube o baja, las empresas cobrarán lo mismo.

Bajo ese modelo, el producto extraído es de una provincia y no de un privado: un esquema parecido al de YPF en los ochenta. ¿Será ése uno de los 12 puntos que dejó Kicillof en la torre YPF un mes atrás, y que los directivos de Repsol tomaron como exigencias? Sólo hay indicios.

1 comentario:

  1. Se ve que el chaval pisa fuerte, ambición y resultados ya los hay hoy en dia con IPF...
    Su libro saldrá en pocos dias en España...
    Desde España somos muchos los que NO estamos con Repsol ni con este gobierno del PP, que está hundiendo el pais, con recortesy a los mas humildes y al clero y al rico no le toca...

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