
El concepto de madre tiene entonces una dimensión
inimaginable, que va muchísimo más allá de, simplemente, traer hijos al mundo,
biológicamente hablando.
Difícilmente una mujer demasiado joven puede acumular
los niveles de responsabilidad, madurez, estabilidad y dedicación requeridos
para tan importante misión, incluso aunque ya esté casada. Difícilmente una
mujer demasiado mayor puede conservar la energía y el entusiasmo requeridos
para dirigir firmemente la educación de los hijos.
El ambiente ideal para el desarrollo educativo de los
hijos es la familia estructurada y estable, porque en ella pueden encontrar los
mayores niveles de equilibrio emocional y afectivo, y el modelo lógico y
natural para su educación.
No confundir el concepto de buena y abnegada ama de
casa, con el concepto de buena madre. El primero se refiere a las tareas
domésticas, incluyendo las atenciones físicas a los hijos (alimentación,
vestido, higiene, etc.). El concepto de buena madre tiene en cuenta su sentido
de la responsabilidad en lo referente a la atención psicológica, educativa y
afectiva, así como las aptitudes para conseguir que dichas atenciones sean
efectivas. Bañarles, o prepararles el baño es parte de ser buena ama de casa;
inculcarles hábitos higiénicos y autonomía en los mismos, es parte de ser buena
madre.
Ofrecer las atenciones de madre, excepto por fuerza
mayor, es una tarea personal e intransferible, debiendo compartirse con la
pareja.
Las grandes cosas que deseamos para ellos no suceden
por arte de magia, ni por el simple hecho de desearlo, sino que son el
resultado de una completa y adecuada educación desde la más tierna infancia, y
normalmente no estamos suficientemente capacitados para observar los criterios
más adecuados en la misma.
La atención psicológica, educativa y afectiva no
requiere de mucho tiempo, siempre que sea bien aprovechado. No es necesario, ni
siquiera conveniente que pase demasiado tiempo con sus hijos a partir de los
dos años de edad, pero cuando lo haga, que sea con exclusividad, dedicación e
intimidad.
Los hijos pueden tener numerosos potenciales que no
necesariamente van a aflorar si no son estimulados. La educación de múltiples
áreas complementarias a la académica es responsabilidad de los padres. Cualquier
circunstancia cotidiana puede ser útil para enseñarles cosas a los hijos, y
para estimular su capacidad en todo sentido.
Cuando no pueda responder a su responsabilidad,
explíqueles abiertamente que es por algún problema, y ofrézcales disculpas,
insistiendo que no es culpa de ellos. Hágalo con naturalidad y cariño, y
dígales lo que les quiere. Se sorprenderá de cómo son capaces de comprender,
aceptar, y hasta consolarla y agradecer la confianza de habérselo explicado, y
usted misma cambiará de humor.
Ser buena madre es serlo de todos y cada uno de los hijos, por lo que
debe conocer muy bien a todos ellos. Jamás establezca discriminación por
ninguna razón.
Ser equitativa no consiste en dar a todos lo mismo y actuar con todos de
igual manera, sino en dar a cada uno lo que realmente necesita, y actuar con
cada uno de acuerdo a las características de su personalidad, potenciando
cualidades, y corrigiendo o tratando de evitar la cristalización de defectos.
Por ello es fundamental estar siempre muy atenta a su evolución, para detectar
y consultar cualquier circunstancia de su conducta o de su personalidad que sea
parte de lo que sería deseable.
Asimismo, no exija a todos por igual, sino a cada quien en función de su
capacidad, y proporcióneles las condiciones idóneas para que puedan responder
satisfactoriamente.
Acerca
de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y
Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas
en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en
El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el
ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la
colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en
ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la
necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la
primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer
dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con
otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio
de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido
también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a
su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008
resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional
con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido
establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a
distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo
cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque
esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en
ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos.
Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión
hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares
y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de
experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol
fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.
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