sábado, 28 de abril de 2012

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LO QUE DEBE SABER SI ES O VA A SER MADRE



Traer un hijo al mundo no debe ser simplemente la consecuencia de un matrimonio, o de una relación sexual. Debe ser la obra culminante de nuestro proyecto de vida como familia, por lo que requiere deseo, planificación, dedicación y responsabilidad.

El concepto de madre tiene entonces una dimensión inimaginable, que va muchísimo más allá de, simplemente, traer hijos al mundo, biológicamente hablando.

Difícilmente una mujer demasiado joven puede acumular los niveles de responsabilidad, madurez, estabilidad y dedicación requeridos para tan importante misión, incluso aunque ya esté casada. Difícilmente una mujer demasiado mayor puede conservar la energía y el entusiasmo requeridos para dirigir firmemente la educación de los hijos.

El ambiente ideal para el desarrollo educativo de los hijos es la familia estructurada y estable, porque en ella pueden encontrar los mayores niveles de equilibrio emocional y afectivo, y el modelo lógico y natural para su educación.

No confundir el concepto de buena y abnegada ama de casa, con el concepto de buena madre. El primero se refiere a las tareas domésticas, incluyendo las atenciones físicas a los hijos (alimentación, vestido, higiene, etc.). El concepto de buena madre tiene en cuenta su sentido de la responsabilidad en lo referente a la atención psicológica, educativa y afectiva, así como las aptitudes para conseguir que dichas atenciones sean efectivas. Bañarles, o prepararles el baño es parte de ser buena ama de casa; inculcarles hábitos higiénicos y autonomía en los mismos, es parte de ser buena madre.

Ofrecer las atenciones de madre, excepto por fuerza mayor, es una tarea personal e intransferible, debiendo compartirse con la pareja.

Las grandes cosas que deseamos para ellos no suceden por arte de magia, ni por el simple hecho de desearlo, sino que son el resultado de una completa y adecuada educación desde la más tierna infancia, y normalmente no estamos suficientemente capacitados para observar los criterios más adecuados en la misma.

La atención psicológica, educativa y afectiva no requiere de mucho tiempo, siempre que sea bien aprovechado. No es necesario, ni siquiera conveniente que pase demasiado tiempo con sus hijos a partir de los dos años de edad, pero cuando lo haga, que sea con exclusividad, dedicación e intimidad.

Los hijos pueden tener numerosos potenciales que no necesariamente van a aflorar si no son estimulados. La educación de múltiples áreas complementarias a la académica es responsabilidad de los padres. Cualquier circunstancia cotidiana puede ser útil para enseñarles cosas a los hijos, y para estimular su capacidad en todo sentido.

Cuando no pueda responder a su responsabilidad, explíqueles abiertamente que es por algún problema, y ofrézcales disculpas, insistiendo que no es culpa de ellos. Hágalo con naturalidad y cariño, y dígales lo que les quiere. Se sorprenderá de cómo son capaces de comprender, aceptar, y hasta consolarla y agradecer la confianza de habérselo explicado, y usted misma cambiará de humor.

Ser buena madre es serlo de todos y cada uno de los hijos, por lo que debe conocer muy bien a todos ellos. Jamás establezca discriminación por ninguna razón.

Ser equitativa no consiste en dar a todos lo mismo y actuar con todos de igual manera, sino en dar a cada uno lo que realmente necesita, y actuar con cada uno de acuerdo a las características de su personalidad, potenciando cualidades, y corrigiendo o tratando de evitar la cristalización de defectos. Por ello es fundamental estar siempre muy atenta a su evolución, para detectar y consultar cualquier circunstancia de su conducta o de su personalidad que sea parte de lo que sería deseable.

Asimismo, no exija a todos por igual, sino a cada quien en función de su capacidad, y proporcióneles las condiciones idóneas para que puedan responder satisfactoriamente.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos



Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.


Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.


Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.


La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.


Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.





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