lunes, 30 de abril de 2012

El arte de Amar

Por Waldemar Serrano
A la edad de 12 años cuando por primera vez mi cuerpo sintió la curiosidad de saber lo que es amar, jamás pensé que ese fuera el comienzo de tres décadas de hacer grandes locuras, vencer obstáculos, mirar a los ojos al miedo, viajar el mundo, sentir intensos momentos y mucho menos que fuese mi gran maestro.

En el transcurso de nuestra vida nos hemos percatado que el acto de amar no solo es un sentimiento genuino del ser humano, sino que es el hilo conductor que nos une con los animales y la naturaleza que nos rodea.

Es más, desde que el mundo es mundo, es la única palabra que ha sido utilizada en cada siglo de existencia. Hasta en momentos determinados ha  sido el motor y el hito de las grandes creaciones y de la destrucción.

Curiosamente esta palabra es la única que unifica a la raza de la humanidad en momentos trascendentales y es la que hace que cada uno de nosotros sin conocernos, nos sintamos unidos.

Es esa palabra la que en la inmensa mayoría del tiempo nace de una atracción instantánea, en un momento no determinado y es la madre de otra creación.

Pero el arte de utilizar esta palabra “correctamente” varia dependiendo en cada parte del mundo donde te encuentras. Los escritores y pintores han utilizado y reciclado todo lo humanamente posible en sus obras.

Por su parte, los catedráticos y los científicos han hecho millones de experimentos, para llegar a la simple conclusión, de que es algo intangible que exalta lo mejor de uno como individuo. Lo que si está comprobado por ellos es que cada uno de nosotros tenemos partículas de este sentimiento en las células de nuestro cuerpo y mejor aún, en la composición de la fibra de nuestra alma.

La manera de expresar este sentimiento “correctamente” es muy difícil de descifrar, ya que es más que una forma individual o colectiva, es una simple decisión diaria que tomamos. Esa simple decisión que escogemos tomar, nos lleva por el camino de la incertidumbre, por los picos de los Alpes, los valles del Gran Cañón y por el infinito del océano.

El arte de amar es más que una expresión de comunicación, es algo extraordinario que exalta nuestra creatividad, es un camino oscuro sin luces, es un mundo de posibilidades, es un arco iris de emociones o es la incertidumbre personificada.

Diariamente determinamos a quienes amamos en nuestras vidas, algunas veces sin pensar en el que dirán, cómo actuarán o se comportarán. Es en ese preciso momento en donde las acciones se unen a las palabras, que todo hace sentido y nos perdemos en la inmensidad del sentimiento creado en nuestra mente, recreado en nuestro cuerpo y que se siente en cada entraña de nuestro ser.

El describir en palabras como amar, es casi imposible. Lo único que si podemos y escogemos hacer, es hacerlo todos los días, mientras tengamos aire en nuestros pulmones y nuestra alma así lo determine.

Esa simple decisión es una sanadora, que transformará vidas, continentes y nos ayudará a entender de una vez y por todas, de que es lo único que tenemos hasta que tomemos el último respiro en esta existencia.

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