La bloguera
cubana dialogó con Andrés Carrión, quien se manifestó durante la visita del
Papa. “Pensé que ese era el último día de mi vida", le dijo.
"¡Abajo el comunismo! ¡Abajo la dictadura!
¡Libertad para el pueblo de Cuba!", fueron algunas de las consignas que Andrés Carrión alcanzó a gritar en la misa celebrada por Benedicto XVI en Cuba -en marzo-, antes de ser detenido por los
guardias del régimen castrista.
"¡Monseñor no se deje engañar, que el pueblo de
Cuba no es libre!", alcanzó a gritar antes que se lo llevaran.
Andrés
Carrión, un cubano de 40 años, hizo que su imagen eclipsara por algunos
segundos a la del papa Benedicto XVI en la reciente visita que el Sumo
Pontífice hizo a la isla, en marzo pasada.
Durante la homilía de Santiago de Cuba,
Carrión irrumpió ante las cámaras y gritó “¡Abajo del comunismo!”. Luego fue
retirado por guardias de seguridad y golpeado por un miembro de la Cruz Roja
que estaba entre el público presente. Tras ser detenido, el disidente fue
entrevistada para El País de Madrid por Yoani Sánchez, la bloguera cubana
contraria al régimen de los hermanos Castro.
“Lo hice por mi país, por mi pueblo y en
ese momento supe que aquella acción me podía costar la vida”, expresó Carrión.
“Incluso yo me despedí de mis familiares sin que ellos lo supieran. Me despedí
de mi madre, de mi hermana, de mi esposa… le dije a ella esa mañana antes de
salir hacia la misa 'Te amo mucho'. Yo pensé que no regresaba, pensé que ese
iba a ser el último día de mi vida”.
El hombre señaló que no pertenece a
ningún partido político. “La idea de esa acción me brotó en solitario y no se
la comenté a nadie, temiendo que se fuera a filtrar la información y me
impidieran llevarla a cabo. Ya José Martí lo había dicho “hay cosas que para
lograrlas han de andar muy ocultas”.
Relató que llegó al mediodía al lugar
donde hizo su reclamo. Llevaba caramelos y una botella con agua. A la hora
17:40 llevó adelante su acción. Saltó uno de los vallados y llegó a estar
frente al altar donde se encontraba Benedicto XVI.
“Grité varias consignas: '¡Abajo el
comunismo! ¡Abajo la dictadura! ¡Libertad para el pueblo de Cuba!' y cuando ya
me habían atrapado y me llevaban sujetado alcancé a gritar '¡Monseñor no se
deje engañar, que el pueblo de Cuba no es libre!’”, comentó.
Carrión, quien dijo ser cristiano,
indicó que su intención no era manchar la misa, tal como se lo ha manifestado a
diferentes curas de la isla. “Mi objetivo principal era —y así se lo dije a la
Seguridad del Estado— llamar a la conciencia del pueblo cubano (…) Pensé que
mis gritos serían como un motor impulsor que arrastraría a muchas de las
personas que estaban en la Plaza Antonio Maceo a hacer lo mismo, pero no pasó
así y confieso que eso me decepcionó”.
Tras su acción, fue retirado por
guardias de seguridad y cuando estaba entre el público fue agredido por un
funcionario con el uniforme de la Cruz Roja. “Siento lástima por él”, dijo
Carrión sobre su agresor. “Tengo una vocación cristiana y no puedo sentir otra
cosa, porque creo que él es un producto de 53 años de adoctrinamiento y de
décadas de decirle a las personas que es bueno usar la violencia contra aquel
que se exprese libremente”.
Luego fue detenido por la Policía y
estuvo preso durante 20 días. “No me maltrataron físicamente”, dijo el
disidente, quien agregó que cree que debido a que habían “tantos ojos” puestos
sobre él o a que el Papa había intercedido, no se tomaron represalias físicas.
“Sí me pusieron durante varios días en
una celda muy oscura y que tenía muy mal olor. No había agua limpia allí y la
luz solo la encendían diez minutos a las seis de la mañana y otros diez minutos
a las seis de la tarde. Después de 20 días me excarcelaron pero me hicieron
firmar un papel donde estoy limitado de mis libertades”, comentó.
Pese a que no recibió castigos, Carrión
no está tranquilo en la isla. “El hostigamiento que estoy viviendo es
insostenible”. Agregó que su casa está rodeada y que lo siguen a cada lugar a
donde va.
“Por el momento no se atreven a hacerme
nada porque muchos están pendientes de mi situación, pero a veces temo que
dentro de tres o cuatro meses pueda ocurrirme lo peor. Me preocupa mucho mi
seguridad”, dijo Carrión, quien agregó que, pese a todo, volvería a hacer lo
que hizo.
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