domingo, 15 de abril de 2012

Síndrome del inmovilismo…una soga mental

Por Waldemar Serrano


En las pasadas semanas nos hemos percatado de un virus que se está propagando de una forma muy rápida en varios ciudades del mundo, que la hemos denominado el síndrome del inmovilismo.

 El mismo tiene unos síntomas muy particulares, lo primero que al día de hoy se desconoce cómo se transmite, ya que las personas no necesariamente se tienen que conocer o tener algún intercambio previo para contagiarse.

Pero curiosamente los síntomas son los mismos, las personas se sienten desanimadas y no saben porque, de la mejor manera que pudiéramos describirlo es como si una frustración estuviera dentro de sus venas y se estuviera apoderando de su cuerpo. 

Otro de los síntomas muy peculiares de este síndrome es que tiene a las personas viviendo con un miedo sin precedentes, que lleva a las personas a pensar que no pueden hacer nada, que el inmovilismo es sentimiento normal del ser humano.

Adicional a los antes mencionados, están aquellas personas que tienen dificultad en hacer cosas nuevas por temor al fracaso, ya que lo han experimentado antes y eso les causo dolor en el pasado.

Desgraciadamente este síndrome no tiene una explicación científica lógica al día de hoy, pero lo que sí se sabe es que lleva bastante tiempo siendo parte de nuestra sociedad y no es hasta hace poco que se le ha dado color ya que se a apodera de las redes sociales.

Para ser más sencillo en la explicación del síndrome, le narraremos a continuación la siguiente historia que entendemos le va a ser útil en la explicación del síndrome.

Un turista que estaba visitando la India un día que estaba caminando por las calle de una ciudad se percata que hay un elefante que está amarrado de una soga no más ancha de unas 4 pulgadas a una de las piernas traseras. 

 El turista le estuvo curioso que como era posible que un elefante que pesa unas cuantas toneladas estuviera “prisionero” de una soga que con tan solo dar unos cuantos pasos la rompería y estaría libre.

 La curiosidad consumió a este individuo y se le acercó a la persona que estaba al lado de este animal exótico exhortando a las personas que se acercaran para tomarse una foto.

El turista sin mediar una palabra con el señor le pregunto directamente ¿Cómo era posible que ese animal tan poderoso estuviera solo agarrado de una soga que él podría soltarse cuando quisiera?

 El señor se sonrió con el señor y le dijo “usted y yo lo sabemos, pero él no solo sabe, ya que desde recién nacido él ha tenido la misma soga, y en ese momento le impedía el moverse fuera del perímetro del largo de la soga”. 

El hombre con turbante y una túnica de color terracota continúa diciendo “…él no sabe la fuerza que él tiene, él nunca ha experimentado ninguna otra cosa que no sea la limitación de movimiento”.

El turista conmocionado con la simple lógica que le estaba hablando una persona que posiblemente no tenía escolaridad ninguna, se puso a pensar en las veces que el mismo se ha sentido mental y físicamente restringido por una soga.

En su razonamiento de regreso al hotel siguió pensando en las similitudes de ese hermoso animal a él. Su primer pensamiento fue las veces que él se ha sentido estancado por una soga mental, que no le ha permitido moverse, que no le ha permitido arriesgarse a hacer nuevas cosas que le han apasionado, por miedo al fracaso, por miedo a los desconocido, porque se crió con una soga mental de que en ese momento determinado no se podía.

 Hoy les dejo con estas preguntas… 

¿Cuál de los sentimientos del síndrome del inmovilismo no le está permitiendo a usted ser feliz? 

¿Cuál es el cuento que usted se hace, para justificar la sobrevivencia de ese síndrome?

¿Hasta cuando usted va a continuar amarrado a esa soga mental?

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Waldemar Serrano-Burgos, CEC, ACC es Life Coach Certificado Internacional, actualmente trabaja en los mercados de Miami, Puerto Rico y Republica Dominicana. Puede contactarlo al 305.335.4044 o por email  wsbcoaching@gmail.com



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